Llegaron las fuerzas federales a Rosario, y específicamente al barrio donde fue asesinado Máximo Gerez, el niño de 11 años que quedó en medio de un ataque a balazos en Los Pumitas el domingo pasado a la madrugada, sin embargo, la violencia continúa.

Este jueves, una nueva balacera se produjo en la zona, esta vez contra el frente de un local de venta de garrafas. El hecho tuvo lugar en Schweitzer y Garzón, a pocos metros del lugar del crimen de Máximo, y no se registraron heridos, aunque se secuestraron cinco vainas servidas.

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Este miércoles desembarcó Gendarmería a patrullar las calles, luego de la pueblada en la que vecinos derrumbaron bunkers dominados por la ira que les ocasionó el asesinato de un chiquito del barrio. Tras ello, los vecinos, entre ellos la familia del propio Máximo, recibió amenazas de muerte por parte de miembros de bandas delictivas de la zona.

Para pacificar el barrio, el Gobierno nacional envió personal de Gendarmería, así como miembros del Ejército (que realizarán tareas de urbanización). Sin embargo, las balaceras continúan.