El 22 de febrero de 2014, Emiliano Cáceres Ferreyra y Facundo Aguirre volvían de una fiesta en Funes en un Fiat Uno conducido por Federico Gómez, quien manejaba alcoholizado y a alta velocidad. En Provincias Unidas y Pellegrini, el joven perdió el control del rodado y se estrelló contra un camión. Este martes comienza el juicio oral contra dos policías acusados de alterar la escena del siniestro y de ocultar elementos valiosos para la investigación. Uno de los efectivos que se sentará en el banquillo es la madre de Gómez, Sonia, que en ese entonces era sargento de la Brigada de Homicidios. El otro es Luis Fantín, quien se desempeñaba como jefe de la seccional 14ª, que intervino en el caso por razones de jurisdicción.
Ambos efectivos fueron imputados por el fiscal Aníbal Vescovo por abuso de autoridad y violación de pruebas. Según la investigación, el día del siniestro, Sandra Gómez estaba fuera de servicio. Sin embargo, se presentó en el lugar y, violando el cerco perimetral, sustrajo del auto elementos de importancia para la causa, entre ellos botellas de cerveza y un teléfono celular. Por su parte, Fantín, permitió que esos objetos fueran sustraídos del lugar, ignorando todos los protocolos que se aplican en estos casos.
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Gomez y Fantín fueron pasados a disponibilidad en septiembre de 2016 y en diciembre fueron imputados por Vescovo, que pidió una pena de un año de prisión condicional para Gómez, por abuso de autoridad, omisión de actos de oficio y violación de objetos de prueba y una pena de seis meses de prisión condicional para Fantín bajo los cargos de violación de objetos de prueba y omisión de actos de oficios.
A partir de hoy, y durante una semana, aproximadamente, el Tribunal integrado por Ismael Manfrín, Patricia Bilotta y Gustavo Pérez de Urrechu analizará las pruebas y testimonios que presentarán fiscales y defensores.
En cuanto a Federico Gomez, fue sentenciado el 22 de abril de 2015 a tres años de prisión de ejecución condicional e inhabilitación de 10 años para manejar.
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Gómez manejaba el Fiat Uno en el que viajaban las víctimas fatales y otros dos amigos que, como él, sólo sufrieron lesiones leves. Las pericias determinaron que el vehículo circulaba entre 93 y 100 kilómetros por hora, e ingresó a la ciudad por Avenida Pellegrini desde la autopista Rosario – Córdoba. Al llegar a Provincias Unidas, el adolescente perdió el control, y el auto dio una vuleta sobre si mismó y se estrelló contra un camión que estaba estacionado.
