Desbarataron una organización narco criminal dedicada al acopio, intervención química, fraccionamiento y distribución de estupefacientes en Rosario. El líder de la banda es el reconocido narco rosarino Leonardo Saravia, alias «Leo Rey»; quién administraba los intereses que del clan Los Monos».

La Policía Federal Argentina, a través de su área específica de combate al narcotráfico, desarticuló este viernes una banda de 25 personas que tenía al mando la distribución, acopio y fraccionamiento de estupefacientes en el barrio Vía Honda.

La banda era regenteada por Leonardo Saravia quien junto a un grupo de sus allegados había sido procesado de 2021.  “Leo Rey” administraba los intereses de las actividades de “Los Monos” a través de Alexis Claudio Cantero, alias “Tartita” y su mujer Sheila Mailén Suarez, ambos detenidos en el penal de Piñeiro y la Unidad 5, del Servicio Penitenciario Provincial.

La investigación llevó ocho meses y este viernes, oficiales de la Policía Federal Argentina pudieron recolectar los elementos fundamentales que indicaban que los miembros de la banda, efectuaban un transporte oculto de cocaína desde la provincia de Buenos Aires hacia Rosario utilizando dos automóviles, uno marca Ford Focus y otro marca Toyota Ethios.

Con esta certeza, la fiscalía de la Dra. Saccone y el juzgado del Dr. Vera Barros autorizaron a la un despliegue operativo que concluyó con la detención en la ciudad de Ramallo de cuatro personas, tripulantes de los vehículos indicados, en los que transportaban ocultos veinte  panes compactos de cocaína, que sumaron un peso de 22 kilogramos en total. Además, se detuvo a Saravia, quien se ocultaba en un hotel del barrio de Balvanera, de la ciudad de Buenos Aires, acompañado por cuatro cómplices utilizando documentación personal falsa.

Este procedimiento dio lugar a 26 allanamientos en Rosario y alrededores en los que además, de varias detenciones, se secuestraron más de 25 kilos de clorohidrato de cocaína, dos kilos de marihuana, 17 kilos de precursores químicos más de 200 mil pesos en efectivo, instalaciones de laboratorio, automóviles, motos, documentación y celulares que eran utilizados por los reclusos de la Unidad Penitenciario  5 de la ciudad.