Finalmente, uno de los casos más emblemáticos del gatillo fácil en la ciudad de Rosario tuvo su hora de justicia. Así, dos de los policías involucrados en la persecución ocurrida el 23 de junio de 2017 que terminó en Cazadores y Callao con la ejecución de David Campos y Emanuel Medina, fueron condenados este jueves por la Justicia rosarina a prisión perpetua. Se trata de Alejandro Bustos y Leonel Mendoza. En tanto, los otros 17 efectivos recibieron condenas que van desde los 4 a los 8 años por el encubrimiento del doble crimen.

Los jueces Román Lanzón, María Trinidad Chiabrera y Gonzalo López Quintana resolvieron, por unanimidad, condenar a Alejandro Bustos y a Leonel Mendoza a prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por abuso de función a cargo en su carácter de miembro de las fuerzas públicas.

Ademas sentenciaron a Marcelo Escalante a la pena de 7 años por abuso de armas y encubrimiento doblemente agravado, a Hugo Daniel Baroni a 5 años por el delito de encubrimiento. El resto de los efectivos recibieron 3 años de prisión condicional por los delitos de encubrimiento doblemente agravado.

Una vez conocida la sentencia, Germán Campos, hermano de David dijo que, si bien esto no repara las cosas porque «a David y a Emanuel no los tenemos más», al menos esto sienta un precedente. «En la ciudad los policías se tienen que manejar diferente, no porque un pibe pase un semáforo en rojo tiene que ser fusilado. Hicieron las cosas más y por eso recibieron estas condenas y ninguno de los 19 va a patrullar más esta ciudad».

«Fue un juicio largo, dos meses, pero gracias a Dios, pudimos comprobar que David y Emanuel estaban desarmadosy las cosas no fueron como ellas las contaron. Hicimos un trabajo enorme, a lo largo de estos años con Fiscalía. Yo me levantaba, me iba a trabajar, salía de trabajr y me iba a Fiscalía, todos los días. Con mi papá nos recorrimos todos los lugares por los que fue la persecución para ver si había cámaras, para entender lo que había pasado, porque David hacia tres meses que se había comprado el auto y trabajada desde hacía años en una empresa metalúrgica. Era un trabajador, no le tenía que pasar esto, pero a los pobres nos pasa esto. Hoy estoy feliz porque al menos estos 19 policías van a patrullar más».

Por su parte, el fiscal Adrián Spelta se mostró satisfecho con la decisión de los jueces, que avalaron su teoría del caso. «Tengo la satisfacción de haber conseguidola evidencia y las pruebas que sostuvieron nuestra teoría del caso que también era la que sostenían los familiares de las víctimas. Al mismo tiempo, también un dolor muy grande porque no hay que olvidarse que detrás de todo esto hay dos personas fallecidas. Este fue el granito de arena que pudimos aportar a la familia para que puedan sobrellevar este daño».

En ese sentido , el fiscal remarcó que la Justicia avaló lo que ellos ya sabían, «que estos chicos no estaban armados y no enfrentaron a ningún efectivo policial y que todo lo que se pergeñó despúes fue para ese protocolo de encubrimiento del homicidio. Y todo los que nos dijeron y nos habían mentido desde ese primer día, logramos demostrar que era falso».

Ante la pregunta ¿por qué los mataron?, Spelta señaló que es díficil saber por que. «La verdad es que eran policías, que venían de realizar una persecución, y que al final de la persecución sin que ninguno de los dos hayan hecho alguna agresión, que uno de ellos haya recibido 10 disparos y 3 el otro… realmente es una pregunta que tratamos de contestarnos pero el por qué de ese accionar es una duda para todos. Encontrar un motivo para semejante reacción es imposible».

El doble crimen

La mañana del viernes 23 de junio de 2017, las crónicas policiales dieron cuenta de una cinematográfica persecución policial en la zona sur que duró 35 minutos y en la que resultaron muertos, luego de un enfrentamiento, dos supuestos delincuentes que habían evadido un control de rutina. Ellos eran Emanuel Medina, de 32 años, y David Ezequiel Campos, de 28.

Pero tan sólo unas horas después, la reconstrucción de los hechos dio por tierra con la versión oficial y planteó un escenario de otro estremecedor caso de violencia institucional. Por razones que nunca fueron realmente aclaradas, comenzó una persecución policial que atravesó la ciudad y que tuvo su trágico final en Cazadores y Callao, cuando el Volkswagen Up en el que iban los dos jóvenes terminó estrellándose contra un árbol.

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Los policías que los perseguían abrieron fuego a mansalva sobre los dos jóvenes, que estaban desarmados, y los acribillaron a sangre fría. Alrdedor de 20 plomos fueron disparados ese día. Emanuel recibió trece impactos y David cinco.