Por Alejandro Maidana

Garrotazos y disparos vuelven a revivir viejos fantasmas que asolan a los estoicos pueblos indígenas que de la resistencia han hecho un culto. Lo vivido el 1 de enero de este año en el barrio «El Tráfico» de Embarcación, al norte de Salta, rememora una constante que parece haberse hecho carne en el lomo de los verdaderos dueños de estas tierras. Un hecho aislado que involucró a un grupo de personas, serviría como ardid para no escatimar en palos, balas y gases para toda aquella o aquel que solicitara clemencia.

Eugenio Escobar es un trabajador social que interviene en el barrio «El Tráfico» de la localidad norteña de Embarcación, el mismo no dudó cada vez que se lo solicitaba de catalogar como un tremendo “abuso de poder” el accionar de efectivos de la Policía de la Provincia de Salta en horas de la tarde del 1 de enero en ese lugar.

Después del impiadoso accionar, la fuerza estatal detuvo a unas 10 personas, entre ellas algunos menores y el presidente de la comunidad Gilberto Vicente, quien fue golpeado por grabar lo sucedido. Muchas de las voces resultaron ser coincidentes a la hora de graficar el avanzado estado de ebriedad en el que se encontraban gran parte de los efectivos policiales.

Mariano Centeno es comunicador de la comunidad Wichí, quién consultado por Conclusión sostuvo: “Seguimos acampando frente a la Comisaría n°43 de Embarcación, ya que aún permanece detenido el presidente de la Comunidad El Tráfico junto a sus colegas. Es preciso destacar que existe mucha desinformación que lo único que persigue es justificar la cruenta represión a nuestro pueblo, ya que si bien existió un suceso de riña, el mismo no tenía vinculación alguna con este barrio”.

Una pelea en las primeras horas del nuevo año, sería el desencadenante de un abuso de autoridad que haría corretear por los rincones la imagen fantasmagórica del general Benjamín Victorica. “Al parecer hubo un enfrentamiento de un grupo de jóvenes que deberían estar alcoholizados y que nada tienen que ver con El Tráfico, allí surge un llamado telefónico alertando a la policía que terminaría desembarcando en el barrio, ésta no gastaría en palabras, sino en palos y balas de gomas. Los chicos pasaron corriendo por la comunidad hasta perderse en el monte, pero claro, allí comenzaron a manotear a quiénes se cruzaban por su camino, incluso muchos de los que fueron ferozmente golpeados, se encontraban frente a un Iglesia Cristiana”, indicó Centeno.

Un accionar tan deleznable como repudiable, lo sistemático se impone por decantación, la criminalización a la que siguen expuestos nuestros pueblos preexistentes al Estado no cesa. “Es imposible graficar con palabras lo aberrante del hecho, a muchos hermanos y hermanas que tan sólo por salir de sus casas a preguntar qué sucedía, los golpeaban cobardemente, los ataban de manos y pies y los tiraban arriba de una camioneta. La discriminación, la represión, y la vulneración de todos nuestros derechos sigue más firme que nunca, es por ello que necesitamos romper el cerco mediático y dar a conocer nuestro calvario”, concluyó.

La Comisión de Investigación interna del Ministerio de Seguridad de la provincia de Salta, recopiló todas las denuncias realizadas por los miembros de la comunidad Wichí. A las mismas se le adjuntaron los certificados emitidos por las lesiones ocasionadas en el accionar desmesurado, con la firme intención de que se utilicen en el proceso de investigación al que serán expuestos los efectivos que participaron de la represión.