Por Alejandro Maidana

Una vez más, aquellos que jamás se despegaron de la realidad dolorosa que acorrala los días de los de abajo, salieron a manifestar su preocupación por el posicionamiento golpista de algunos sectores y la abulia del gobierno nacional a la hora de enfrentarlos. Si bien la actualidad económica resulta abrumadora y se lleva puesto los sueños de las mayorías, resulta imperiosa la necesidad de no permanecer callados e impertérritos ante tanta desidia.

Mientras que los sectores especulativos, los mismos que durante largas décadas vienen insistiendo en una Argentina para pocos, oprimen con sus tentáculos toda capacidad de acción bajo un contexto global asfixiante, aquellos que asumieron a través del voto la responsabilidad de defender a los sectores populares, se aferran a lo discursivo aletargando su poder de acción. Respuestas que no aparecen, mientras que el cadalso se afirma y amenaza con hacer transitar hacia el mismo a las mayorías que suelen mirar azorados como la fiesta de unos pocos los empuja al permanente cultivo de la desesperanza.

La puja distributiva sigue siendo el núcleo de la discusión político económica de este país, y si bien la asunción de Silvina Batakis había despertado cierta esperanza en los sectores populares, luego de su última conferencia en donde las medidas brillaron por su ausencia, y los mercados se sintieron aludidos, el rumbo en materia económica sigue moviéndose dentro de la agenda prevista por el FMI.

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Los grupos concentrados de poder económico en lugar de mostrarse irascibles, deberían encontrase saciados, ya que siguen siendo los grandes beneficiados en un contexto donde los jubilados, trabajadores y excluidos siguen siendo los máximos castigados. Por ello, un Grupo de Curas en Opción por los Pobres se manifestó azorado por el espectáculo inmoral, montado para dirigir la opinión pública a la aceptación e incluso al apoyo de la ruptura del normal funcionamiento de las instituciones de la república. Destacando que irónicamente quienes lo protagonizan, dicen hacerlo en nombre de la misma república.

En diálogo con Conclusión, el padre Sergio Rafaelli, quien lleva adelante su militancia social a la par del campesinado y los pueblos indígenas del departamento Giménez (Santiago del Estero) indicó que “en el día que recordamos el fallecimiento de Evita, la abanderada de los pobres, hemos dado a conocer al pueblo un documento que intenta unir y visibilizar todos los ataques que se vienen desplegando escudados detrás del poder económico que tanto dolor genera”.

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“Allí vemos como desde los medios hegemónicos, el sector político que responde al poder real y las agroexportadoras que no liquidan los granos esperando que el país estalle, empujan que el dólar se dispare para poder engrosar nuevamente sus bolsillos a cuesta del hambre del pueblo. Esta situación nos ha generado mucha preocupación, reafirmando la idea de que el verdadero sentido de la democracia tiene su anclaje en la búsqueda del bien de los mas pobres”, reflexionó Rafaelli.

En el comunicado, este grupo de curas señaló una serie de puntos que han movilizado su preocupación y que compartimos aquí:

  • Políticos fracasados en su propia gestión se empeñan en ejercer la política del “cuanto peor, mejor”, aun cuando lo “peor” signifique violencia.
  • Pseudoperiodistas y opinólogos, mentirosos a sabiendas y devenidos en psicólogos, moralistas o lo que haga falta para servir a sus empleadores, llaman explícitamente a provocar la caída de este gobierno elegido por el pueblo.
  • Jueces venales que no pueden ocultar ya su parcialidad y desinterés por servir al derecho.
  • Un ex militar, paradigma de la insubordinación, escudado hipócritamente tras la imagen de la Virgen, agita el fantasma de la época más oscura de la historia reciente de nuestro país.
  • Medios de comunicación concentrados y concertados para demoler la esperanza de nuestro pueblo en un futuro mejor.
  • Todos al servicio de los detentadores del poder económico, empeñados no sólo en maximizar sus ganancias, sino en hacer fracasar toda medida que permita hacer frente a una crisis económica que se arrastra desde del gobierno cambiemita, agravada por las crisis de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania (ambas crisis, hay que subrayar, aprovechadas para aumentar su lucro a niveles incalculables a costa de las desgracias de los más pobres).

Una verdadera sinfonía del mal, orquestada por personajes y organizaciones tan apátridas como el dinero. Como curas que hemos optado por servir a nuestras hermanas y hermanos más pobres, los “preferidos del Padre”, por compartir sus penas y alegrías, no podemos callar nuestra condena moral ante este peligro que, sabemos, ahondará su sufrimiento. Golpeados por la pobreza que crece sin pausa, serán ellos las primeras víctimas de las políticas que prometen poner en práctica quienes quieren hacerse del poder político.

Pero también queremos llamar a la condena institucional: el gobierno que eligió el pueblo no puede dejarse condicionar, extorsionar o amenazar por quienes no reconocen en realidad otra patria que la riqueza y el poder. En el día en que se recuerda el fallecimiento de Evita, a quien nuestro pueblo llama la “abanderada de los humildes”, queremos reafirmar que es en la búsqueda del bienestar de los más vulnerados de nuestra sociedad donde se mide el verdadero sentido de la democracia y el verdadero patriotismo.