Por David Narciso

El punto en común que reunió en torno a un asado a un heterogéneo puñado de espacios políticos es el rechazo al macrismo y el deseo de encontrar una plataforma electoral que pueda frenar su ascenso en Rosario.

Fue el martes pasado en el El Entrerriano, el comedor de calle Buenos Aires entre 27 de Febrero y Ocampo y el motivador del encuentro fue el Movimiento Evita, con el concejal Eduardo Toniolli y José Pepe Berra como articuladores. A la mesa se sentaron, además de dirigentes del Evita, los tres concejales de Ciudad Futura, el diputado nacional Luis Contigiani, las diputadas provinciales del Frente Progresista Alicia Gutiérrez (partido SI) y Verónica Benas (partido Pares), dirigentes de Patria Grande, Partido del Trabajo y el Pueblo y Socialismo Auténtico (los tres integran el Frente Social y Popular), el ex concejal Miguel Zamarini (Igualdad y Participación), Alfredo Curi (Partido del Progreso Social), Oscar Urruty (Iniciativa Popular), Leticia Quagliaro (Unidad Popular).

Los invitados que no asistieron fueron Roberto Sukerman (esa tarde inició un viaje al exterior) y Carlos del Frade. Se acordó que no hubiera foto y se programó un próximo encuentro, quizás dentro de un mes, en el Tambo de la Resistencia de Ciudad Futura, donde el menú podría variar de cena con carne a la parrilla a merienda de leche recién ordeñada con pan untado con dulce de leche de elaboración propia.

El eje fue Rosario

El encuentro giró en torno a la realidad política y social de la ciudad y la preocupación por el ascenso del macrismo. Cada representante expresó su mirada. El punto de coincidencia es la voluntad de buscar opciones que obstaculicen la llegada de Cambiemos al Palacio de los Leones. La mesa convocó identidades políticas y posicionamientos políticos diferentes ante la experiencia del kirchnerismo y los gobiernos de la ciudad y la provincia.

Acá es donde todos los concurrentes pusieron paños fríos. Fue una instancia de charla, intercambio y análisis. La traducción de esa diversidad a una plataforma electoral unificada para las elecciones de intendente y concejales en 2019 es mucho más compleja y hoy está lejana.

Lo más concreto hasta ahora es la idea lanzada por Ciudad Futura a principios de año. Consiste en que todos los espacios opositores al macrismo compitan dentro de un mismo frente en una gran primaria sólo para la categoría intendente, y los que pierdan se comprometen a apoyar al ganador para superar al PRO.

La ley electoral impide que un mismo partido a nivel local sea parte de una alianza a intendente y de otra a concejales. Para la ley la propuesta electoral debe ser un todo, a excepción de que sólo se presente lista de concejales, sin candidato a intendente, eso sí está habilitado. Un dilema para las fuerzas minoritarias: se debaten entre aportar al objetivo conjunto corriendo el riesgo de quedar relegadas en las listas o apostar a entrar al Concejo por cuenta propia, lo que implicaría dispersar el voto antimacri.

Otros protagonistas

Hay quienes ensayan otras salidas jurídicas más complejas. Sin embargo el soporte jurídico no es el problema a esta altura, sino los consensos políticos. Y un tema no menor: varios de esos espacios son parte o participan de estructuras a nivel provincial o nacional, donde también están a la orden del día las conversaciones sobre alianzas y frentes electorales, que podrían terminar ordenando de arriba abajo el armado electoral.

De hecho, hay dos grandes protagonistas de la política rosarina, también opositores al macrismo, ausentes en este grupo reunido en El Entrerriano. El Frente para la Victoria (tiene como principal referente a Agustín Rossi y dos concejalías que articulan con las dos de Unidad Ciudadana) y el oficialismo.

Que no hayan participado en el encuentro no quiere decir que no existan conversaciones. De hecho el socialismo ya autorizó contactos formales con Ciudad Futura. Y entre todos abundan
las informales.

En el caso del rossismo y La Cámpora cualquier paso a nivel local se subordina a la estrategia nacional, donde no está claro cómo se resolverá la interna del PJ y qué pasará con el cristinismo.

Otro factor de incidencia en cualquier armado electoral local es si María Eugenia Bielsa finalmente se decide a competir. Una hipotética candidatura a gobernadora (esta vez parece que sí) tendrá su correlato a nivel local pero dentro de los límites del Partido Justicialista.

Podría atraer por lo menos a dos de los asistentes a El Entrerriano: el Movimiento Evita (a nivel provincial le permitiría sortear la incómoda disyuntiva de elegir entre Omar Perotti y un candidato del rossismo) y tal vez a Ciudad Futura (hay una relación desde hace mucho tiempo).

El hilo peronista

Sin embargo Bielsa no habla, no dice nada, ni a la prensa ni a la dirigencia. Cada tanto se hace sacar una foto en alguna localidad tomando mate con militantes o cuadros técnicos, para alimentar expectativas sobre una decisión que tomará en soledad. Si se lanza, su pretensión es imantar a aquellas agrupaciones o electores peronistas y panperonistas afines a opciones electorales de centroizquierda para los que Omar Perotti es muy centroderecha y Rossi el representante de un kirchnerismo agotado y a superar.

En ese sentido, ocuparía un lugar vacante entre aquellos peronistas que por voto útil o por rechazo al kirchnerismo, a la hora de la verdad votaban por candidatos del socialismo. En un punto significaría una competencia al socialismo en el campo de la centroizquierda. Lo difícil de mensurar de Bielsa hoy, a 7 años de su última participación electoral y 6 de la renuncia a la banca de diputados, es su vínculo con el electorado santafesino.

En la prensa y la política concita expectativas, pero es una incógnita con los votantes. La pregunta del millón es qué podría ocurrir con los votos que capture en la primaria si pierde con Perotti y finalmente el rafaelino es el candidato a gobernador del PJ. El peronismo santafesino tiene una profusa historia de fuga de votos entre primaria y general, pero no es menos cierto que en 2017, por primera vez, consiguió un acuerdo de unidad que le permitió contener a todas las vertientes internas y la suma de votos conseguidos en primarias por distintos precandidatos.

El oficialismo

El Frente Progresista va con pie de plomo rumbo a 2019. En Rosario se planteó ampliar la actual alianza gobernante, después que el PRO le comiera elección tras elección parte de su base electoral de sectores medios. Varios de los asistentes a El Entrerriano ya están en el radar del oficialismo o ya son aliados.

El socialismo también trasunta desafíos serios a nivel provincial y nacional. Mucho tendrá que ver lo que ocurra con el radicalismo santafesino, que viene muy presionado por la conducción nacional de la UCR para saltar a Cambiemos.

El principal instrumento de contención al radicalismo frentista será la lista de candidatos a diputados provinciales. Un escenario es si Miguel Lifschitz está dispuesto a ser la cabeza de la misma, repitiendo el éxito de la estrategia que usó Antonio Bonfatti en 2015.

Hay un debate interno en el Partido Socialista sobre cómo enfrentar la reformulación de lo que hasta hoy es el Frente Progresista y el papel a jugar en el escenario nacional. Con qué aliados, cómo hacerlo, cómo intentar expandir la base electoral sin que lo que intente sumar por un lado se vaya por el otro.