El violento fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, llevó a nuestro país al primer plano de la política internacional.

Era de conocimiento público que el fiscal gozaba de estrechas relaciones con la Embajada de los Estados Unidos, particularmente con agentes de la CIA.

Recordemos que luego de producirse el atentado a la AMIA, que costó la vida de 85 ciudadanos argentinos, tanto Washington como Tel Aviv operaron para “coordinar”, con el entonces presidente Menem, quienes deberían ser los culpables.

Desde un primer momento, las víctimas pasaron a un segundo plano. Estadounidenses e israelíes querían culpabilizar a Irán. Este objetivo resultaba absolutamente funcional a los intereses de Menem: se desdibujaba la “pista siria” que complicaba al ex presidente.

No abundaremos en este análisis. En esta columna nos interesa  abordar el rol de los sectores dirigentes de los países llamados centrales; particularmente de los Estados

Unidos.

Uno de los diarios más influyentes de ese país, el “The New York Times”, publicó el miércoles 21 de enero una nota titulada “Sospechosa muerte en la Argentina”.

“La mejor esperanza para conocer lo que pasó en el atentado de la AMIA —señala esta nota— es que un equipo internacional de juristas» revise la evidencia recopilada.

Parece que el periodista neoyorquino no leyó el Memorándum de Entendimiento con Irán, donde se solicita —precisamente— la creación de un equipo de juristas que no sean ni argentinos, ni iraníes.

Por otra parte, el periódico “The Washington Times”, además de la muletilla supuestamente descalificadora de “chavista” aplicada al gobierno de nuestro país, remarcó que el de la Argentina “se está convirtiendo en un régimen autoritario dentro de una frágil democracia, con una ideología muy antiestadounidense», razones por las cuales plantea —con una típica actitud intervencionista— que «las naciones occidentales deben sancionar y aislar a los líderes argentinos».

Estas manifestaciones, sumadas a tantas otras, ratifican el interés estadounidense de romper el eslabón argentino tanto en el Mercosur, en la Unasur, como en la Celac.

Argentina, luego de Brasil, es el país de más peso en este proceso de integración de la Patria Grande.

Que el gobierno argentino cargue con la muerte del fiscal Nisman, es una buena forma de contribuir a fragmentar este eslabón.

No será la primera vez que el imperio recurra a una mentira para lanzar una acción que amplíe sus espacios geopolíticos.

La patraña de “las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein”, nos relevan de mayores comentarios.