Por Jorge Ripani*

En la columna del 11 de noviembre sobre el proyecto de reforma al Ministerio Público, apuntábamos que “está presentado en el marco de un fenómeno continental americano de “lucha contra la corrupción”, “honestismo” y “lavajatos”, donde los fiscales y el poder judicial, adquieren un rol protagónico. En el mismo, los medios de comunicación monopólicos y los partidos proclives a las relaciones bilaterales con las potencias mundiales, acusan de corrupción a los movimientos próximos a la integración latinoamericana. Casos como el de Jorge Glas (vicepresidente de Ecuador), Raúl Sendic (ex vicepresidente de Uruguay), Lula (ex presidente de Brasil) y Dilma (presidenta de Brasil, depuesta por un golpe institucional)… El turco Asís viene poniendo al descubierto el inminente “Lava Jato Argentino”.

Unos días antes, el polémico Luis D´Elia, en una entrevista con el también polémico Jorge Lanata, señaló: «Si te toca ser Mandela, hay que ser Mandela”. Naturalmente nadie le dio crédito. Ahora, D´Elía está privado de su libertad en el penal de Marcos Paz. También otros dirigentes opositores y dos legisladores electos popularmente: Milagro Sala y De Vido. La profecía del turco Asís, esta vez se cumplió en porción importante.

Naturalmente, si lo dicen tres ex presidentes de los dos países más importantes de Iberoamérica, argumentando y a través de un video explicativo que se viraliza, la cuestión adquiere mayor crédito en la opinión pública que si lo dice D´Elía con Lanata.

El video de sólo 9 minutos comienza con tres casos seleccionados por el Instituto Lawfare, creado por abogados cercanos a Lula Da Silva. El primero es el del cardenal Alysius, encarcelado en Yugoslavia en la década del 40 por defender a las minorías y protestar contra el racismo. El segundo es el Nelson Mandela, defensor del voto negro, condenado a prisión perpetua y liberado tras 27 años de prisión, y el tercero el del propio Lula, el candidato que más mide para las elecciones del año que viene en Brasil.

Podría ser algo parecido a lo que inició Carlos Caramelo, desde la historia, cuando aseguró que además de la doctora Fernandez, los restantes acusados de traición a la patria habrían sido San Martín, Rosas y Perón. Nuestra memoria agrega al otro Libertador de América del Río de la Plata: José Gervasio Artigas.

Según esta corriente de opinión, el lawfare es un acto ilegal colectivo para desacreditar y apartar de la vida pública a un político. Para impedir que éste sea electo sin que haya cometido ningún crimen. Según vemos concierta la llamada “guerra mediática” o propaganda de los medios de comunicación concentrados en pocas manos y la “guerra judicial” que encuentra jueces que podrían estar presionados o en connivencia con los medios.

Utiliza las siguientes estrategias: 1. El abuso de la ley. 2. El uso del proceso para cercenar la libertad física o intimidar o silenciar. 3. Lograr una condena previa en la opinión pública. 4. Parcialidad judicial. 5. Tentativa de presionar a los abogados defensores. 6. Disuadir al resto de los adversarios políticos.

Tiene tres dimensiones: 1. La geográfica o jurisdiccional. 2. Ley especial. 3. Los medios de comunicación.

La víctima de éste fenómeno, no sería solamente el dirigente político, sino la comunidad.

Según el Instituto Lawfare, el primero en hablar en estos términos fue el Gral. Charles Dunlap en 2001 y ha sido estudiado en la Universidad de Harvard por John Comaroff quien es el principal portavoz de ésta teoría. Hay videos en YouTube de este profesor explicando el tema.

Como siempre ninguna teoría es totalmente nueva.

Gene Sharp es autor del ensayo titulado «De la dictadura a la democracia», que describe 198 métodos para derrocar gobiernos mediante lo que se conoce como “golpes suaves” o “institucionales”, donde se alude a varias de estas estratagemas. También lo escrito sobre las llamadas “revoluciones de colores», y todo lo enarbolado sobre la judicialización de la política.

Por lo visto, pensamos que se innova poco pero se contribuye a traer a la palestra una ola moderna en Latinoamérica. En Argentina la mayoría (por no decir la totalidad) de los dirigentes políticos y la totalidad de los legisladores electos por voluntad popular, privados de su libertad sin condena firme, corresponden a la principal fuerza política opositora.

Si “la guerra es la continuación de la política por otros medios” como enseña Clausewitz, la guerra jurídica o “lawfare” podría ser la continuación de la política por el medio judicial.

Lo esperable es que la política no se defina en un despacho judicial sino en las urnas.

* Abogado especializado en Derecho Político e Historia Constitucional / estudioripani@hotmail.com