SáBADO, 30 DE NOV

¿Por qué perdemos tantas horas mirando una pantalla en vez de vivir la vida real?

"Es preciso crear leyes estatales que rijan el buen uso del teléfono móvil, todavía no conocemos las consecuencias reales de su mal uso", opina el psicólogo español Marc Masip entrevistado por agencia internacional RT. ¿Qué hace falta para prevenir y superar la adicción a las nuevas tecnologías? ¿Por qué las redes sociales enganchan al usuario a pesar de generar frustración?

Foto: Kim Hong-Ji / Reuters

 

España es el país de Europa con más adicción adolescente a la red. En este marco, el psicólogo español Marc Masip nos habla de los mayores problemas del uso abusivo de los teléfonos móviles, los retos y las posibles soluciones.

En primer lugar, Masip reflexiona sobre lo que significa estar conectados, una expresión que en principio «tiene un aire positivo». Así, afirma que no es lo mismo estar conectados a la familia, a los amigos, a la vida, que a una pantalla «que realmente nos desconecta de esa vida».

El entrevistado sostiene que sobre todo los adolescentes, pero también muchos adultos, en muchos momentos del día, y por lo tanto de su vida, «desconectan de su entorno real por estar mirando una pantalla»: «Si estamos conectados a la vida es algo muy positivo, pero si estamos permanentemente conectados a una pantalla, permanentemente estamos desconectados de esta vida», resume.

Lo mejor y lo peor

Este psicólogo opina que el teléfono móvil es susceptible tanto de un buen uso como de un mal uso: «Es lo mejor a nivel social, una herramienta fantástica y estupenda, que bien utilizada es fenomenal e incluso fundamental. Pero mal utilizada puede ser desde mortal a fatal».

En este último sentido, señala casos extremos como los difundidos por la prensa en los que intentar hacerse un selfie en un lugar peligroso ha acabado con la muerte de su protagonista, o a los accidentes de tráfico que suceden como consecuencia de la distracción al volante por mirar el dispositivo.

«El teléfono móvil es lo mejor a nivel social, una herramienta fantástica y estupenda, que bien utilizada es fenomenal e incluso fundamental. Pero mal utilizada puede ser desde mortal a fatal»

Masip considera que esos son los casos más extremos, pero que no hay que olvidar que «lo peor de las adicciones no es que maten, por lo menos a corto plazo, es todo lo que envuelve». Y apunta a casos de adolescentes, en los que la familia lo pasa muy mal, o de parejas, en las que una parte también lo puede pasar muy mal. «El hecho de necesitar algo siempre es malo y el hecho de sustituir actividades por estar haciendo otra cosa, nos restringe», dice.

«El móvil es la heroína del siglo XXI», afirma contundentemente el psicólogo, que cree que el uso abusivo de los móviles «es una droga en el sentido de la adicción», además de reseñar que todavía no se conocen las consecuencias reales del mal uso, aunque se comienzan a vislumbrar.

El teléfono móvil está aceptado socialmente, su llegada fue muy rápida y «no estábamos preparados para que llegara un elemento tan potente, porque no habíamos sido formados para utilizarlo», dice el psicólogo.

Apuesta por el control

Masip apuesta por la implementación inmediata de leyes y de formación que rijan el correcto uso del móvil, para evitar estragos terribles en la sociedad futura, porque en la actualidad ya está viendo que causa problemas tanto a nivel físico como mental.

«Las redes sociales buscan engañar al usuario: cuanto más tiempo pase en ellas, más se benefician sus creadores»

La solución que propone es «crear unas leyes estatales que rijan el buen uso del teléfono»: «No hablamos de eliminarlo, pero sí de prohibirlo en las escuelas, por los menos hasta los 16 años», afirma. Esa legislación, en su opinión, también debería contemplar a qué edad se puede comprar un móvil inteligente o con conexión a los menores, por ejemplo.

A la vez, cree conveniente que se ofrezca «muchísima formación a profesionales de la educación, de la salud mental, y a las familias», para que se aprenda a educar en el buen uso a los menores.

Diseñados para ser adictivos

Este psicólogo defiende que las aplicaciones, videojuegos y otras herramientas de los teléfonos móviles «están diseñadas para ser adictivas». «Las redes sociales buscan engañar al usuario: cuanto más tiempo pase en ellas, más se benefician sus creadores», dice el entrevistado, y lo apuntala señalando que el usuario muchísimas veces es consciente, «pero como buen adicto, quiere salir de ello pero no puede».

«La frustración tiene dos amigas: la adicción y la depresión»

«Las redes sociales nos dan algo que es muy goloso, la recompensa, la admiración, la pertenencia al grupo«, señala. Asimismo, reflexiona sobre cómo nos mostramos en esas redes intentando enseñar al mundo la mejor versión de uno mismo, que suele estar muy alejada de la realidad: «Al final, la diferencia entre lo que somos y lo que mostramos en las redes sociales, cuanto más grande es, más frustración genera. Y la frustración tiene dos amigas: la adicción y la depresión», afirma.

Masip opina que estas herramientas «generan un efecto muy parecido al del alcohol», de forma que se convierte en un método de evasión que va seguido de una depresión posterior.

Pone como ejemplo de buen uso, el que él hace del celular: «Yo tengo silenciado todo menos las llamadas, cuantas menos notificaciones recibamos, mejor«. Así, sostiene que «hay que ponerse un límite» y recomienda dormir sin el teléfono móvil, no mirarlo por lo menos una hora antes de de ir a dormir, no usarlo conduciendo, ni en el trabajo, ni en las escuelas, ni cuando estamos con otras personas: «El acto de menospreciar a alguien porque se está más pendiente del móvil, es inadmisible», dice.

Para conocer el resto de reflexiones de este psicólogo sobre el uso abusivo que se hace en la actualidad de los celulares, les invitamos a ver la entrevista completa.

*Fuente: actualidad.rt.com

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