SáBADO, 30 DE NOV

“Perón Verde”, un libro que indaga en el ambientalismo como “lo más novedoso de la doctrina peronista”

Sorprendido por el mensaje a los pueblos y gobiernos del mundo escrito por Perón en 1972, el antropólogo Claudio Vizia realizó una investigación exhaustiva sobre el líder del peronismo y la cuestión ambiental.

Por Graciana Petrone

 

En «Perón Verde. Ambientalismo y doctrina en el pensamiento y la obra del General Perón» (Ediciones Pueblos del Sur), el antropólogo social y magíster en Sistemas Ambientales Humanos Claudio Vizia desarrolla un trabajo de investigación  a través del cual vuelve al pasado para dar con los pasos del General desde que era adolescente y vivía con su padre –que era boyero de estancia en el sur– y ya mostraba un fuerte interés por la naturaleza y la ecología. Pero para el autor hubo un quiebre que lo llevó a indagar sobre el tema, algo que además lo interpeló como peronista y ambientalista: fue conocer el “Mensaje Ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo” redactado por Perón en 1972 durante su exilio en Madrid. Un escrito que, según Vizia, tenía previsto presentarse en la Cumbre de la Tierra en Estocolmo ese mismo año, pero que “fue interceptado por los servicios de inteligencia”.

El libro surgió. como muchas ideas o proyectos, «de un modo bastante casual». Cuenta Vizia que en 2010 había terminado un posgrado en Sistemas Ambientales Humanos y que su tesis giró sobre la ecología en el pensamiento de Marx.  Pero al cumplirse los 40 años del Mensaje ambiental de Perón, el autor leyó una una nota del periodista fallecido Miguel Grinberg, sobre el cual refiere que «fue un hombre de una gran trayectoria y uno de los primeros ecologistas de la Argentina», a tal punto de que fue el único periodista que estuvo presente en la Cumbre de Río de 1992, «que justamente se realiza en el vigésimo aniversario de la Cumbre de Estocolmo».

En esa nota breve, que salió publicada en un portal de noticias de Buenos Aires, Grimberg elogia el mensaje ambiental de Perón y explica la trascendencia que tenía. «Llega a la conclusión de que es una obra bastante olvidada por quienes dicen representar al movimiento. Yo tenía un absoluto desconocimiento de esta obra. Me sorprendió mucho. Soy ambientalista y soy peronista y no la conocía. En los años 70 cuando Perón regresó a la Argentina, yo estaba en la secundaria y tenía una vaga idea de que Perón había hablado de Ecología, pero no sabía exactamente si había escrito algo. Hasta ahí llegaba mi conocimiento».

—¿Cómo continuó el derrotero de la elaboración del libro?

—Inmediatamente lo que hice fue conseguir el texto y realmente me sorprendí porque es la primera obra, de carácter integral, redactada por un estadista, no por un especialista. Empecé a reunir información de contexto y me sirvió para tener una mejor formación doctrinaria porque mis conocimientos de los textos clásicos del peronismo eran bastante básicos. Me hice más peronista en el curso de la investigación que dio origen a este libro.

—¿Por qué es tan importante conocer el mensaje ambiental de Perón?

—Perón lo que dice en el mensaje es que hay que detener la marcha suicida que tiene la humanidad en contra de sí misma y en contra de la naturaleza, que es necesaria una reconciliación de la humanidad con la naturaleza y también de los humanos entre sí. Él recuerda el enunciado del principio de la tercera posición, pero dice que ahora esta cuestión es prioritaria y trasciende más allá de las ideologías y de las diferencias políticas. Hace una enumeración muy precisa.

—¿Cómo toma conocimiento Perón de lo que se estaba llevando a cabo a nivel internacional, estando exiliado?

—Perón estaba muy al tanto de los avances que iba teniendo el equipo técnico que preparó los documentos para la Cumbre de Estocolmo. Era un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts que tenía como director a un canadiense. Pero el fundador del Club de Roma, que llevó adelante toda esta obra, fue Aurelio Peccei. Ahí está el vínculo con Perón porque Peccei fue, durante la década del 50, gerente en Sudamérica de Fiat y fue el encargado de montar la planta de Fiat en Córdoba.

—Uno de los tantos contactos claves de Perón…

Se habían conocido con Peccei en Italia en 1938, cuando se veía la inminencia de la guerra. Habían cursado juntos un seminario de Economía política en Turín y trabaron una amistad. Es una inferencia mía: el vínculo con Peccei siguió hasta los años 50 y Perón era una persona que era muy cuidadosa en sus contactos. En el “Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo” y el documento “Los Límites del Crecimiento” de la Cumbre de Estocolmo hay cuestiones que son de información que coinciden. Esto se debía, sin duda, a un vínculo personal.

—Y no fue el único vínculo…

—No. Otro vínculo personal que tuvo Perón con la Cumbre de Estocolmo fue el de su amistad con Josué de Castro, un médico brasilero que escribió dos textos muy difundidos: “Geografía del hambre” y “Geopolítica del hambre”. Fue designado primer presidente de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) cuando la ONU crea este organismo. Hay testimonios de intercambio epistolar entre ellos y tuvieron, al menos, una entrevista personal en París. Son los vínculos que tenía Perón relacionados con la organización de la Cumbre de Estocolmo.

—¿Cuál es el camino que traza usted en Perón verde?

—Trato de ubicar cómo se inscriben estos desarrollos ambientales de Perón dentro de la doctrina peronista. Si analizamos en su conjunto a la doctrina, vemos que se compone de dos elementos: uno es el conformado por los tres principios que son soberanía política, independencia económica y justicia social, y el otro elemento es la doctrina propiamente dicha, la actualización de la estrategia teniendo como referencia a los principios teóricos en función de los objetivos nacionales que son la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo. Pero la doctrina se va actualizando de acuerdo a las condiciones cambiantes del tiempo.

—¿Cómo se inscribe entonces lo medioambiental en la doctrina peronista?

—Considero que lo ambiental es el elemento más novedoso de la última actualización doctrinaria de Perón, que es un período que se inicia a fin de los años 60, para mí con “La hora de los pueblos”. Ahí empieza a hablar del papel estratégico de Latinoamérica como reservorio de recursos naturales y de alimentación y habla de que en el futuro las guerras pueden ser por el agua y por los alimentos y, que cada vez que el Norte necesitó de los recursos del sur, se los apropió por las buenas o por las malas. Él decía que tenemos que estar alertas para defender estas cuestiones que, así como son la fortaleza en nuestra región, también son un gran riesgo.

—Una percepción muy actual pensando en Benetton en el sur y lo que ocurrió recientemente en Jujuy con el tema del litio…

—Esto mismo lo repite, de alguna manera, aunque formulado en otros términos, en el mensaje ambiental que contiene una última parte que se dedica los países del tercer mundo: “Como países que tenemos riquezas naturales, debemos defenderlas con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios” y esto también cobra una gran actualidad. El interés casi descarado que la jefa del comando sur manifestó sobre la cuestión del litio. También hay que pensar en que las guerras de las últimas dos décadas son por el petróleo…

—¿Por qué lo ambiental como lo novedoso en la doctrina peronista?

—Me puse a comprar algunos documentos fundamentales del Justicialismo como el primer y segundo plan quinquenal. Todos los documentos empiezan por los apartados ‘político’, ‘económico’ y ‘social’, y luego hay otras cuestiones de relevancia como lo cultural, científico, etc. Comparados estos documentos con los estratégicos del último período, que son el modelo argentino para el proyecto nacional y los instrumentos de planificación, vemos que la novedad y como título, aparece lo ambiental. Por eso sostengo que es el elemento más novedoso que Perón introduce en su última actualización doctrinaria.

Tras las huellas del General

—En el libro partí de esta idea fundamental, de cómo se inscribe este mensaje en la doctrina e hice un recorrido retroactivo, estructurado en forma histórica. Distingo tres períodos: uno formativo en el que Perón está ligado a la cuestión ambiental, ante todo por su ascendencia étnica, ya que era de origen tehuelche por parte de su abuela materna y su abuelo paterno era coya. Tenía ante todo una relación con los hijos de la tierra que tenía que ver con su sangre. Por otro lado, en su infancia ayudaba a su padre que era boyero, administrador de estancia en el sur. Él andaba solo por el campo y tuvo la posibilidad de conocer a gauchos, indios, inmigrantes europeos y pudo apreciar lo que era la diversidad étnica del sur argentino.

La tierra y la etnia, dos elementos muy marcados

—La cuestión de la tierra siempre estuvo muy presente. Hay una obra vocacional que él publica en 1934 que se llama “Toponimia Patagónica”, de terminología araucana. Eso fue durante su destino en Neuquén. Fue algo que hizo más allá de las órdenes de la superioridad. Lo hizo por su cuenta. Se dedicó a recorrer la Gran Patagonia y buscaba los epónimos, los lugares geográficos que tenían una denominación araucana. Entonces iba a esos lugares y se entrevistaba con ancianos o con caciques y le decían el significado que tenían y además el uso social. Trabajó de una manera como trabajamos los etnógrafos, haciendo trabajo de campo y hablando con informantes de manera bastante rigurosa.

Geopolítica estratégica

—En ese mismo año Perón también publica un libro que le había encargado la superioridad “Memoria topográfica de Neuquén” en donde analiza con un gran rigor topográfico y un gran conocimiento del terreno. Fue un libro destinado a maniobras militares, pero también él saca sus conclusiones geopolíticas porque dice que en lo que es la frontera entre Chile y la Argentina, la población chilena está multiplicada por veinte veces sobre la población argentina y que eso constituía una potencial amenaza geopolítica.

Hay que recordar de que las hipótesis de conflicto clásicas, hasta que Perón las cambia, para el Ejército argentino eran los países vecinos: Argentina y Chile. Perón, justamente cuando formula y lanza el proyecto del ABC, la Unión Aduanera y Comercial entre Argentina, Brasil y Chile, con ese solo movimiento cambia la hipótesis de conflicto histórica de las Fuerzas Armadas argentinas y, a su vez, empieza a gestar una nueva unidad geopolítica en el sur.

—Parece como si Perón hubiera andado por los pasos de sus antecesores, cuando en el siglo XIX los gobernantes no sabían quiénes ni cuántos poblaban el sur argentino…

—Este libro que publica Perón puede dar una idea de lo que ha sido esta gran área geográfica que abarcó la gran migración mapuche al sur, que empezó a fines del siglo XVIII y se cerró a fines del ese siglo y parte del XIX. Para los que dicen que los mapuches son chilenos, bueno, es un prejuicio que encubre intereses ideológicos bastante reaccionarios porque la existencia de los mapuches en el territorio argentino era previa a la creación de las naciones.

Perón Verde

El libro no está en los grandes circuitos comerciales, fue editado por Ediciones Pueblos del sur, que dirige Luis Mainelli. En Rosario está en Oliva Libros y Homo Sapiens, entre otras.

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