Por Ricardo Alonso

El gobierno provincial sabe que comienza una etapa difícil en el territorio en medio de la pandemia por el Covid-19. El virus, que acaparó toda la agenda pública, está agazapado en algún lugar -por ahora controlado- en determinada zona. El “éxito frágil” como dice el gobernador Omar Perotti, puede quebrarse en cualquier momento. Las realidades de Buenos Aires, Chaco y Córdoba así lo demuestran. “Le puede pasar a cualquiera”, señalan en los altos niveles de la salud pública santafesina.

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El tema es cómo se está preparado para enfrentarlo. Y ahí sí que se destaca la gestión: hoy no hay camas críticas ocupadas por coronavirus en la provincia. Y estas camas han crecido notablemente en número en base a una notable inversión en la materia. Este es el principal recurso que colapsó aún en los países centrales que sufrieron el embate de la pandemia.

“Un ojo puesto en lo sanitario y otro en la producción y el trabajo”, le gusta repetir a Perotti.

Cuando ya van más de 60 días de la llegada del Covid-19 al país, en Santa Fe sólo fue ocupada una plaza de las decenas de centros preparados para pasar la cuarentena para aquellas personas que no tienen buenas condiciones de aislamiento en su propio hogar. Así mismo, más de 900 mil kilos de alimentos fueron distribuidos sólo en Rosario para paliar el impacto de la crisis sanitaria que es también social y económica.

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“Un ojo puesto en lo sanitario y otro en la producción y el trabajo”, le gusta repetir a Perotti. En el primero de los aspectos son conocidos los resultados y aquí mismo se destacan. Y en lo segundo, algunos números pueden ser contundentes: hay cinco mil millones de pesos en ayudas económicas. Los tres mil millones para Santa Fe en el marco del Programa Nacional de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP); y otros dos mil millones de pesos de la provincia que componen las líneas de financiamiento para el sector productivo y que fueron recientemente anunciadas por el gobierno provincial.

En la provincia hay otra ventaja: no es marcado el ridículo movimiento anticuarentena.

Pero ha llegado el frío y con él, el incremento de una mayor circulación viral de otras características, las enfermedades respiratorias tradicionales típicas de la época. Pero con las restricciones circulatorias que se prorrogaron, se estima también que habrá una notable disminución de estos contagios tradicionales.

En la provincia hay otra ventaja: no es marcado el ridículo movimiento anticuarentena que se ve en Buenos Aires amplificado por los grandes medios nacionales. Esta neo-grieta que rediseñó la oposición para encontrar terreno fértil desde donde criticar el supuesto “exagerado sanitarismo” del presidente Alberto Fernández y el supuesto “descuido” de la producción y la economía.

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Eso sí, los que más se quejan mientras tanto claman por mayor ayuda estatal para afrontar compromisos salariales y negocian paritarias a la baja aprovechando la pandemia. Esta visión netamente interesada fue la que hizo estragos, por ejemplo, en la zona industrial de Bérgamo en Italia. Allí mismo donde camiones del ejército tuvieron que llevarse los cadáveres en medio de la noche. En esa zona de la Lombardía se negaron a cerrar las fábricas y fue desastroso.

Aquí, los que toman decisiones, los hombres y mujeres de gestión, siguen teniendo el respeto y el consenso ciudadano y eso es central para el manejo de cualquier crisis.