El neoliberalismo en la Argentina nunca fracasó, siempre encontró un chivo expiatorio que lo preservara. Invariablemente hay alguna falla, que puede ser exigua, imperceptible, o a veces monumental, que hace que su implementación arribe sistemáticamente al fracaso. Pero ya sea minúsculo o descomunal, el desliz es siempre advertido por ellos mismos.

Sólo había que pasar el invierno de 1959, según el ministro liberal Álvaro Alsogaray, pero la estación no pasó por la falta de audacia para realizar las reformas. La libertad de capitales, mercancías y la genial tablita cambiaria no funcionaron por la guerra de Malvinas. En los noventa se dijo que no practicaron “cirugía mayor”, y por eso habría fracasado la convertibilidad. Y el gradualismo inoperante empleado por el gobierno de Cambiemos los llevó al complejo escenario actual.

Lo cierto es que gracias al FMI, los neoliberales no van a fracasar por vez número mil; los grandes errores que empobrecen las masas nacionales serán responsabilidad de los inservibles técnicos del Fondo Monetario, que no sabrían distinguir una vaca dentro de un baño. Son inútiles seriales y a escala planetaria. No sólo cometen errores en el sur, también en Gracia, España, Irlanda, o en el continente que lo invoque, lo cual es genial.

Aunque nuestros muchachos tienen que responder por algunos pecados. El interlocutor argentino se olvidó de declarar una casa de tres pisos. Entendemos las dificultades de administrativos inoperantes, dignos burocratas estatales, pero se podría haber evitado el ridículo. Según el Centro de Investigación y Formación de la Republica Argentina (https://goo.gl/Nyyzf3) las tarifas de luz aumentaron entre un 800% y 2.300%, dependiendo del rango de consumo, de 2016 a abril 2018, el gas entre 400% y 920% y el agua 392%. Gradualismo puro.

Encima estas correcciones inevitables sobre el desastre anterior fueron implementadas con algún tipo de auxilio, digamos, que efectuamos el pago en cuotas de los servicios con una módica tasa de interés. ¿Deberíamos haber puesto una tasa más restrictiva o no dejar cuotas? Tal vez, pero somos unos sentimentales.

La inflación lleva un 33% de promedio anual, y el trabajo registrado, que en abril tenía una media salarial en dólares de U$S 726 lo logramos reducir a U$S 531. La jubilación mínima pasó de U$S 374 a U$S 278. En general, sin tomar en cuenta este sacudón, los salarios medios perdieron unos 7 puntos porcentuales por año. Con la tasa de interés no actuamos de manera gradual, la subimos 1.250 puntos de un saque. Ahí no nos digan nada.

Es verdad que no pedimos ampliar la reserva de trabajo que obligue a los sindicalistas a tener una menor capacidad de negocios, pero también es cierto que les propusimos unas paritarias restringidas que pueden llegar al 20% hacia fines de año, cuando la inflación va a estar rondando el 35%. No está mal. Si hubiera mayor cantidad de desempleo, un 15% pongamos, habríamos conseguido retraer más el salario, sin duda.

No es menos cierto que aunque realizamos el acuerdo con los futuros culpables del desastre, no acordamos tocar nada de nuestros negocios ni modificar la idea de nuestros votantes, lo que nos preserva a futuro. Tenemos un leve desequilibrio externo, una mínima incapacidad de generar dólares, pero aún así no pusimos trabas al comercio exterior, ahí andamos con un faltante de U$S 10.000 millones, algo parecido para el turismo, y todos seguimos viajando a Miami. La fuga de capitales y el ahorro en dólares no hablemos aunque tenemos unos U$S 40.000 en rojo.

En el caso de los intereses de la deuda y el gasto publico, los pronósticos van a ser para alquilar balcones. Miren: tenemos que pagar unos U$S 10.000 millones a 19.80, lo que nos daba unos $210.500 millones, pero a $30 nos vamos a 318 MM, eso significa que vamos a necesitar ajustar unos $108 MM más del gasto publico. Para tener una idea, la diferencia de subsidios entre 2016 y 2017 fue un ahorro de $ 44 MM.

En el caso de los intereses e inflación hicimos lo posible con licuar las Lebac. Lo logramos en parte, los amigos de BlackRock ingresaron con un dólar a 25.50 y después compraron cuando Lebac cuando estaba a 24.70, pero ahora el dólar va a estar por los $ 30 y, quizás, tengamos que pagar unos puntos más de Lebac, algún dólar futuro a treinta, pero bajándolo a 27-28 para que ganen. Si no hacemos esto,  cuando volvamos no van a querer venir. No se olviden que vencen $550 millones y licuamos como el 15% de un saque.

Ahí le dejamos a los tontos del Fondo que lidien con los nuevos funcionarios cuando vengan. Mientras, el plan simple es el siguiente: licitar dólares, esa es buena, porque el Fondo dijo que no permitiría fugas. Compramos los dólares de la licitación, y si te he visto no me acuerdo. Con este ajuste interminable, debido a las pesada herencia, obvio, va a ver reacción, pero no importa, nadie va a pagar ningún costo político, ¿o creen que alguien pagó con el rechazo del proyecto de bajar tarifas? Es nuestro negocio, ¿o no vieron de quien son las empresas?

Bueno para negociar con el próximo gobierno hay que bajar el costo salarial. No se olviden que las empresas son nuestras, Así que flexibilización laboral, con el discurso de atraer inversiones. No podemos competir con México y Brasil, y no lo vamos a hacer porque en México, los pocos que están en blanco, ganan U$S 208 por ocho horas. Pero el discurso sirve, es rentable y da frutos. Lo mismo pasa con el interminable déficit provisional, no es sustentable, así los países no se desarrollan. Unas AFJP, no estaría mal.

Por lo pronto, para el martes 19 hay que hacer nuevamente negocio. Las acciones en el exterior cayeron, como pasó el 11 de mayo, ahora un poco más, pero BlackRock y nosotros estamos con Galicia y las energéticas, Cuando bajemos el dólar el 19 explotan para arriba, y ahí a vender, mientras compramos futuros y opciones de dólar.

Ahí les dejo algunas frases para que vean que realmente somos el mejor equipo de los últimos 50 años, ¿o se creen que el Banco Central vende mal porque no sabe como intervenir? Gracias al cielo que existe el FMI que hace que el neoliberalismo quede siempre bien parado. Leé y acordate, si podés:

“Hay que pasar el invierno”. Anuncio de medidas de ajuste 1959. Álvaro Alsogaray, Ministro de Economía.

 “La inflación esta muerta”. Cristian Zimmermann, vicepresidente del BCRA, 1980.

 “No digo adiós, digo hasta luego”. José Alfredo Martínez de Hoz, Ministro de Economía, 1981.

 “El que apuesta al dólar pierde! Lorenzo Sigaut, Ministro de Economía, 1981.

 “Estamos viviendo una crisis dolorosa y larga. La peor. La más profunda. La más terminal. La más terrible de todas las crisis de las cuales tengamos memoria. Estamos en una auténtica situación de emergencia económica y social”. Carlos Saúl Menem (08/07/89: 11-13 y 17).

 “Esta economía de emergencia va a vivir una primera instancia de ajuste. De ajuste duro. De ajuste costoso. De ajuste severo… Una cirugía mayor que va a extirpar de raíz males que son ancestrales e intolerables. Carlos Saúl Menem (08/07/89: 17-18).

“Hacia 1997 la deuda comenzará a reducirse, Y a fin de siglo será insignificante”. Domingo Caballo, Ministro de Economía, 1993.

 “La situación del país comienza a mejorar”. Fernando De la Rúa, julio de 2001.

 “Si el FMI no nos aprueba el crédito, que sea lo que dios quiera”. Dualde, 2002.