Por Ricardo Alonso

Como sucede a nivel nacional, hay un sector de la oposición en Santa Fe que se sale de la vaina para criticar por cualquier cosa al gobierno de Omar Perotti. El límite que impone la pandemia a la acción política irresponsable, pone coto a cualquier desenfreno. Pero que éste está agazapado a la espera de otro tiempo, no hay dudas. Aquella fábula de los superpoderes para el gobernador como excusa para no votar la emergencia en la provincia, sigue en pie aunque de manera disimulada. Ningún dirigente del Frente Progresista se anima a decirlo de frente, pero sí lo deslizan algunos medios enfrentados con el gobierno provincial y militantes más o menos identificados que creen que hacen una guerra desde una cuenta de Twitter.

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La nueva es la «privatización por sectores de la Empresa Provincial de la Energía (EPE)». Así le llaman a la posibilidad de contratar a terceros privados para determinados servicios en la empresa. Ya antes, en el proceso de debate de la Ley de Necesidad Pública, desde la oposición se habló también de la «privatización de la API», porque había un capítulo que autorizaba al Ejecutivo -y que ahora está vigente- a contratar consultoras privadas para mejorar la recaudación impositiva de la provincia. Una tontería que nadie puede creer seriamente.

Como ocurre con el presidente Fernández a nivel nacional, en Santa Fe en medio de la crisis, toda la escena política es del Ejecutivo. Igual se replica en los municipios y comunas.

Lo que se busca en realidad es lo mismo que se esgrimió desde un principio: querer hacer ver al actual gobierno provincial como a aquella administración peronista de los ’90 con Carlos Reutemann a la cabeza y Carlos Menem en la presidencia de la nación. Tratar de «pegarle» a Perotti y su gabinete por las consecuencias negativas de aquellas políticas neoliberales. Ni un chico de primaria cree en realidad en esa caracterización que además de no ser real, ha quedado tan atrás en el tiempo que la mayoría de los votantes ni recuerdan.

Como ocurre con el presidente Fernández a nivel nacional, en Santa Fe en medio de la crisis, toda la escena política es del Ejecutivo. Igual se replica en los municipios y comunas. La urgencia demanda gestión y lo que pueden hacer los legisladores a lo sumo es colaborar con las leyes que hagan falta para encaminar las urgencias. No hay otro rol hoy para el Poder Legislativo. Cuando llega el momento de la acción, los gestos están en los hombres y mujeres del gobierno.

Los opositores que hoy ocupan lugares relevantes no tienen tiempo para enfrentamientos políticos.

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Este escenario corre nuevamente al borde de la escena al jefe de la oposición en Santa Fe. Miguel Lifschitz no tiene otro camino que volver al silencio después del breve raid por los medios explicando por qué su bloque se abstuvo pero permitió que vea la luz la Ley de Necesidad pública que -sin la pandemia de Coronavirus- hubiese quedado sepultada en la Cámara de Diputados que el ex gobernador conduce.

Los opositores que hoy ocupan lugares relevantes no tienen tiempo para enfrentamientos políticos. Los intendentes de Rosario, Pablo Javkin y de Santa Fe, Emilio Jatón, trabajan sin desvelo al lado del gobernador Perotti en la trinchera por la pandemia. Ellos son los que están en la primera línea de esta rara batalla con consecuencias políticas aún difíciles de calcular.