Por Liliana Franco

En el Gobierno cada vez que uno preguntaba si evaluaban la posibilidad de que Cristina de Kirchner no fuera candidata a Presidente, la respuesta era un “no” rotundo y es más retrucaban “¿Porque no se va a presentar?” cerrando de esta manera el tema. Ante la insistencia, dado que Cambiemos no mantiene contactos con el kirchnerismo, no sin cierto fastidio argumentaban “tiene un 30%/35% de votos”. Resumiendo, no existía un plan alternativo al escenario de estricta polarización es decir Macri vs. Cristina.

Es más, enterraron, al menos hasta ayer, el plan V (que la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal encabece la fórmula), como asimismo otros planes alternativos que nunca dejaron de ser rumores.

Algunos, quizás prematuramente, hoy piensan que tal vez Mauricio Macri tendría que hacer lo mismo y dar un paso al costado. Lo cierto es que con su jugada, CFK optó por correrse al centro y patear el escenario de polarización que imaginaba el Gobierno como única alternativa. Las primeras lecturas dentro del Gobierno dan que la fórmula ahora anunciada es más competitiva, ya que puede aglutinar a una gran parte del peronismo y elevar el famoso “techo” de aceptación que Cristina tenía en las encuestas.

Otros, en tanto, creen que no cambia nada porque es una fórmula K y minimizan que Cristina se haya bajado de la candidatura presidencial. Sostienen que no le saca votos a Cambiemos y ahuyentan a potenciales votantes indecisos.

Para el núcleo duro del Gobierno, “Alberto es un pésimo candidato” y creen que “Daniel Scioli y Sergio Massa pueden engrosar ese espacio, pero no vemos a la mayoría de los gobernadores del Partido Justicialista trabajando para que Alberto Fernández sea presidente”.

No obstante, la fórmula Alberto Fernández & CFK genera expectativa y aleja algunos “piantavotos” del kirchnerismo. Es más, los videos que circulan en las redes sociales donde se ve a un Alberto Fernández crítico de la última del gobierno de Cristina ayuda a moldear la imagen no solo de una propuesta más moderada, sino también que Alberto no es un “títere” y que cuando tuvo que dar un portazo, lo hizo.

Al respecto, en Estados Unidos la noticia se recibió con sorpresa pero no tan negativamente como podría pensarse.

“He was one of the defenders of more rational and pragmatic policies, had good relations with the stablishment, and was one of the government’s most astute political operators” («Fue uno de los defensores de políticas más racionales y pragmáticas, tenía buenas relaciones con el establishment y era uno de los operadores políticos más astutos del gobierno»), dice uno de los mensajes que circularon entre los operadores.

El anuncio se encuentra en pleno proceso de digestión entre los operadores que enfrentan mix feelings. Por un lado, la fórmula aleja, entienden, el escenario de “populismo extremo”, pero por otro lado, torna más difícil la continuidad de un Gobierno “amigo de los mercados” como el que encabeza Macri.

Los propios kirchneristas fueron sorprendidos. Sabían que CFK tenía “un as en la manga” ya que “no le iba dejar servido al Gobierno el escenario de polarización que ellos descontaban”, comentaba una fuente muy cercana a la expresidenta. “La de hoy es un Cristina más pensante y analítica” y esto los llevaba a especular con que hasta podía llegar “a bajar su candidatura”.

“El año pasado Cristina eligió como sus principales espadas a Alberto Fernández y a Axel Kicillof” (quien fuera su ministro de Economía). “Es más, los impulsó a que trabajasen juntos”, comenta una fuente muy cercana al Instituto Patria. ¿Cómo es ese vínculo? preguntó ámbito.com “Es inmejorable” responde. Al respecto señalan que “Alberto Fernández fue uno de los primeros en adherir e impulsar a Axel para candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires”.

El postulante por el kirchnerismo todavía no se anunció pero quienes conocen bien a Cristina afirman que “ella cedió el primer puesto (ser candidata a presidente) pero no está dispuesta a ceder la provincia”. Dando al menos por ahora, la idea de que la gobernación de Buenos Aires la reservarían para un kirchnerista del entorno más próximo.

La jugada de CFK también le propina un duro golpe al peronismo federal y particularmente a Roberto Lavagna.

Con esta jugada traba tanto los intentos del Gobierno de “captar” a sectores del peronismo, en particular a Juan Schiaretti, como así también complica la decisión del triunfante gobernador de Córdoba de convertirse en “ordenador” del llamado peronismo racional. Aunque Schiaretti se cuidó de no compartir con nadie su rotundo triunfo en la provincia mediterránea.

Por otro lado, la decisión de Cristina de avanzar sobre el peronismo “sube la cotización” de los gobernadores de este partido que pasan a ser los objetos de disputa tanto del gobierno como del kirchnerismo.

Menos riesgos

Algunos interpretan que el paso a segundo plano de CFK también revela que la diferencia de votos a favor del kirchnerismono era tan marcada como decían algunas encuestas.

Ahora, siendo candidata a vicepresidente lanza una formula capaz de ampliar su base electoral y evita liderar la campaña. No tendrá que debatir con otros candidatos. Es sabido que cada vez que Cristina aparece públicamente, las encuestas arrojan que pierde sustento en los sectores moderados.

Por el contrario, la imagen de Alberto Fernández es más conciliadora y proclive al armado político. Fue uno de los funcionarios que más trabajó para lograr un consenso en los tensos momentos de la famosa Resolución 125 que enfrentó al campo con el anterior gobierno. Y fue un factor decisivo para impedir que Cristina abandone la presidencia, tras el voto “no positivo” de Julio Cobos en el Senado.

Otro activo que trae Alberto Fernández es que se lo asocia con el mejor momento del gobierno de los Kirchner cuando el país crecía a “tasas chinas”.

La postulación a la vicepresidencia también le da más tiempo a CFK para atender el frente judicial y ocuparse de su hija.

Cristina nuevamente fuerza al resto de la política a mover sus fichas. Por lo pronto, con su renunciamiento intenta ampliar su base de sustentos apuntando a “representar” al peronismo.

La pelota ahora cae en el campo de Macri y su jefe de Gabinete, Marcos Peña, que ya están sintiendo presiones, particularmente de los socios radicales, por encontrar la fórmula más competitiva. Algunos estiman que podría volver a activarse el plan V pero con un vicepresidente radical o de otra fuerza.

Fuente: ambito.com