Se sabía que la sesión de este jueves no sería una más, aún cuando en las últimas semanas se venían viviendo jornadas calientes en el Palacio Vasallo, con recriminaciones cruzadas cada vez más álgidas, incluidas chicanas y hasta insultos entre concejales y bloques. Pero superó incluso esas expectativas.

Una mujer, militante barrial, debió ser atendida tras el caos desatado casi al final del discurso de Roy López Molina, en la barra que antecede a las bancas, en la moderna y renovada Sala de Sesiones Raúl Alfonsín.

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En medio de empujones y el griterío, se tornó casi indistinguible la procedencia de la primera piedra verbal, si bien todo indica que fue del lado de los asesores del Pro. De todos modos el desenlace era por lo menos previsible desde el inicio mismo de la actividad parlamentaria de la jornada. No de afuera sino de adentro.

En medio de las correrías, dos imágenes sobresalieron: abajo, ediles entre coléricos y atónitos. Una postal ver al siempre calmo Pablo Javkin discutiendo acaloradamente con Gabriel Chumpitaz, que suele ser también de los más tranquilos de su bloque. Después se pidieron disculpas.

La otra instantánea incluyó al presidente del cuerpo, Alejandro Roselló, haciendo gala de una destreza inesperada para saltar asientos como vallas para abrirse paso detrás de la concejala Norma López, gradas arriba, hacia una oficina trasera donde se intentaba reanimar a la descompuesta señora.

Después de minutos de zozobra y el vaciamiento parcial de la barra (quedó casi sin asesores del Pro y con muchos menos militantes barriales), se retomó la sesión, más para evitar el papelón que hubiera significado haber tenido que suspender que por la voluntad que parecían demostrar algunos concejales.

Igualmente vale haber continuado, antes que abandonar. Pero el debate se diluyó, con más acusaciones que otra cosa, por lo menos tres horas más hasta que se aprobó la ordenanza.

De auras y discursos

El aura distinto de la jornada se sentía en la misma llegada al recinto. Algunos miles de manifestantes rodeaban al Concejo con el habitual color de los movimientos sociales como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) y Barrios de Pie, entre otros.

El Concejo es una institución pública, como lo que allí se debate y aprueba. Y la emergencia social (alimentaria primordialmente) viene siendo un reclamo constante de dichas organizaciones, por lo que era más que válida su presencia allí.

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El primer runrún fue cuando se limitó el cupo de ingreso a “40 personas”, luego quizás ampliado a 60, quien sabe cuántos finalmente entraron. Pero lo cierto era que había menos lugares, aseguraron fuentes del Palacio Vasallo, porque Cambiemos llevaría el doble de asesores (son quienes habitualmente ocupan las gradas) de lo normal, 40 en vez de 20.

Ya adentro, las primeras exposiciones de Toniolli, Ghirardi, Sukerman, Norma López, y Monteverde, todas favorables a la declaración de emergencia y críticas en con la gestión del gobierno nacional, despertaron aplausos del sector “popular” de la barra.

Cuando llegó el turno de Roy López Molina, primer orador “disidente”, el clima se fue hostilizando en la tribuna parlamentaria.

Primero confirmó lo que se rumoreaba desde temprano: Cambiemos se daba vuelta y contrariamente a lo que habían anticipado sus ediles, votaría a favor del proyecto, pero no sin antes marcar diferencias y una férrea defensa del gobierno de Mauricio Macri.

“Partimos de la coincidencia de no negar lo que sucede, no porque nos lo cuenten sino porque cada vez que recorremos los barrios nos encontramos con una realidad difícil y compleja y lo peor que podemos hacer es negarlos u ocultarlos», afirmó.

Y agregó: “La seguridad es tal vez la principal preocupación que tenemos en la ciudad de Rosario, y nos parecía que en un contexto donde se discute la emergencia, era oportuno incluir esta temática».

Lo cierto es que el proyecto para declarar la emergencia en seguridad fue presentado el miércoles, a las apuradas, por lo que los mismos concejales del Pro sabían que no daban los tiempos parlamentarios para tratarlo, o que probablemente no hubiera sido serio sin discutir los detalles que incluiría, siendo un tema tan sensible a la ciudadanía.

Luego de algunas frases sonantes como “acá no hay 2001 ni helicóptero sino gestión” y “aunque digan que no vamos a superar esta crisis, vamos a poder” y la hecatombe desatada, con la sesión retomada, se enfilaron los ediles para fustigarlo a él y a su espacio.

María Eugenia Schmuck (UCR Progresista), afirmó que “con el modelo kirchnerista se podía disentir” pero “con este gobierno no se ve un futuro”.

Enrique Estévez (Socialista) reivindicó a las organizaciones sociales y clubes de barrio, criticó al “clientelismo” e incluso apuntó a López Molina por un discurso que consideró «provocador».

El concejal Pablo Javkin (CC-Ari Progresista), por su parte, expuso: “Cuando la inflación supera el 40% y la devaluación el 100% en un año, eso es caída del salario real, del consumo, aumento de la desigualdad. Me preocupan los próximos 90 o 120 días”.

“Es de tontos creer que estas consecuencias sociales no van a incrementar la violencia y la inseguridad. Por otra parte hemos votado dos veces por unanimidad la emergencia en seguridad. Y lo haríamos de nuevo si se discute. Nadie puede negar la realidad”, añadió.

En clara alusión a declaraciones mediáticas de hombres y mujeres del Pro, subrayó: “No sirve recorrer los distintos medios y hacer campaña en redes si después no se debate acá. Los proyectos se debaten y aprueban acá y es donde deben discutirse”.

Runrunes

Sobre los incidentes, dijo Javkin: “Ojala podamos esclarecer lo que paso en la barra, está filmado. Pero nunca podemos suspender una sesión, y menos cuando la presidencia está a cargo del bloque mayoritario. Los que pertenecen al bloque de Cambiemos son los que más deberían cuidar que termine la sesión ”.

Por último, no faltaron los señalamientos por las responsabilidades de lo sucedido en la barra, puntualmente referidas a provocaciones y a un clima “enrarecido” desde la previa de la sesión.

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Caren Tepp, edila de Ciudad Futura, responsabilizó directamente al bloque Cambiemos por lo sucedido, contradiciendo a Gabriel Chumpitaz, quien minutos antes había manifestado que “todos somos responsables” en un mea culpa en el que también se disculpó con Javkin.

“Sabíamos que la intención de Cambiemos era llenar las gradas para que no puedan entrar las organizaciones sociales y al mismo tiempo poder generar cualquier tipo de disturbios», dijo, algo fastidiada, Tepp.

«El concejal Cardozo (Carlos, Cambiemos) en (la comisión de) Labor Parlamentaria, previa a la sesión, nos había reconocido que traerían mas asesores de lo habitual, y cuando advertimos que podría ser problemático dijo que lo había entendido. Parece que no», reveló.

En similares términos se expresaron las ediles Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular) Norma López (FpV) y Celeste Lepratti (Frente Social y Popular) y el concejal Roberto Sukerman (FpV).

Aquí también hubo aplausos, algunas veces celebrados por los concejales, pero casi no quedaban militantes sociales por lo que esas reacciones provenían en su mayoría de asesores y militantes partidarios de los bloques.

Párrafo aparte para una denuncia que hizo el concejal Eduardo Toniolli (PJ), quien aseguró que durante todo el día gente cercana al Pro lo había hostigado en redes sociales y agredido verbalmente a militantes barriales, incluso filmando a su esposa desde el propio balcón del Palacio Vasallo, algo que habrá que revisar.

Es cierto que la materia de la política es la pasión humana (y alguna otra oportunamente agregada), pero al menos últimamente, en tiempos de redes sociales y discursos hiperideologizados, pareciera que todos quieren un flash, y pocos, algo para ver. Y estamos, ciertamente, en el ojo de la tormenta.