Por Edgar Mainhard

Luego de una primera semana incierta -en la que el ministro Ginés González García tuvo una gran responsabilidad-, Alberto Fernández reaccionó con velocidad, y desde entonces ha gestionado la pandemia de una forma satisfactoria, de acuerdo a diversas encuestas de opinión pública conocidas en los días finales de marzo.

Sin embargo, Fernández debe asegurarse ahora salir del aislamiento social preventivo y obligatorio sin recibir cuestionamientos significativos, y esto luce complicado por estas horas.

Economía en gravísimos problemas desde hace tiempo (por la suma de estanflación continuada, con una inflación en el ‘top five’ mundial desde hace varios años, un crecimiento por habitante nulo en la reciente década y la previsión de fuerte caída del PBI en 2020), la Argentina tiene considerables limitaciones para salir del ‘frenazo’ impuesto a la actividad económica durante 2 semanas y que continuará 2 semanas más.

Resulta evidente que a las reivindicaciones por la inactividad presente se le suman los reclamos por el pasado perdido, y todo junto resulta en un cóctel peligroso, que el Presidente de la Nación debe desactivar no sólo para mantener su flamante liderazgo ‘transversal’ sino para impedir una inestabilidad social peligrosa.

Es cierto que, desde que comenzó el contagio del coronavirus, la Administración Fernández difundió una serie de medidas de asistencia. Sin embargo, hasta la fecha ni fueron audaces ni resultaron suficientes.

Según los reclamos de las micro, pequeñas y medianas empresas, los comerciantes minoristas diversas, y otros segmentos destacados de la economía, es posible un cese de actividades, corte de la cadena de pagos y suspensiones o bien despidos de personal.

Durante el lunes 30/03 se acumularon en forma llamativa comunicados de entidades gremiales patronales advirtiendo acerca de dificultades inminentes. La jornada terminó en un cacerolazo promovido por ‘trolls’ amantes del macrismo, que logró adhesiones importantes en barrios de las ciudades de Buenos Aires y Córdoba, reductos del PRO pero también representativos de un sector de clase media muy inquieto por estas horas.

Resulta difícil atender todos los reclamos pero también es cierto que Fernández está cometiendo un par de errores que debería corregir de inmediato:

** cuando comprendió que la pandemia ponía en riesgo su Administración, Fernández buscó la asistencia de infectólogos, sanitaristas y neumonólogos para que lo aconsejaran acerca de las medidas a ejecutar; en cambio hasta la fecha no imitó aquella acción convocando a los dirigentes de pymes y colegios profesionales de contadores y abogados, por ejemplo, que precisamente le solicitan ese espacio de interconsulta y ‘brainstorming’. Es raro que Fernández se deje acompañar sólo por su gabinete económico, que no necesariamente representa la opinión de muchos. Hay quienes insisten en que él debería consolidar la imagen de Presidente de ‘consenso’ y ‘dialoguista’, que es donde ha obtenido tanto éxito en días recientes; y

** es evidente que Fernández está especulando con recibir en 1 semana la asistencia del Fondo Monetario Internacional y entonces sí acometer el rescate que anhela, pero el calendario es implacable y hay que pagar vencimientos diversos y salarios en la próxima semana. Al respecto es bastante limitado lo que se ha implementado hasta ahora respecto del reclamo que, si se sigue acumulando, jamás podrá ser satisfecho. Por lo tanto, Fernández debería concretar una acción de corte de las demandas en algún momento inmediato.

Una vez más se podrá afirmar que la situación es inédita, incierta e imprevista, pero no habrá ‘Albertismo’ si Fernández no supera el escollo de la salida de la cuarentena en forma decorosa.

Mientras tanto, se suceden otros acontecimientos muy interesantes.

Por un lado, la reiterada asistencia directa de Fernández a alcaldes bonaerenses, sin pasar por el gobernador Axel Kicillof. Sucede que el Presidente ha recibido partes de inteligencia tanto de fuerzas de seguridad como Ejército acerca de riesgos importantes en algunos de los municipios del Gran Buenos Aires por la ausencia de liquidez en las familias de cuentapropistas diversos y trabajadores informales.

Por otra parte, la llamativa ceguera del ‘kirchnerismo duro’ que en días de lucha contra el covid-19 se empeñó en insistir por la liberación de detenidos con condena a los que llama ‘presos políticos’ cuando no lo son, perturbando y dividiendo al oficialismo.

Las oportunidades son evidentes para instalar un proyecto superador tanto de CFK como de Mauricio Macri pero se toman o se pierden. En tanto, la amenaza de ‘default’ externo, de inflación extrema local, de desempleo y de descalabro otra vez de precios relativos.