Por Leandro Renou

Se encargó de la transición en la Secretaría de Comercio tras la salida de Guillermo Moreno. De años turbulentos con garrote inocuo, el último kirchnerismo ingresó entonces en una fase de negociación con sectores de la economía que redundó en una normalización de un vínculo complejo.

Augusto Costa, por entonces funcionario de la gestión de Axel Kicillof en Economía, vuelve a encontrarse con la chance de trabajar en un armado de gabinete si el candidato del Frente de Todos se confirma como gobernador bonaerense. Él niega cargos, por ahora: “No estamos discutiendo lugares en el gabinete, sino trabajando en el diagnóstico y las medidas”, dijo en la entrevista que mantuvo con Letra P.

Costa, el hombre que ideó junto a Kicillof el plan Precios Cuidados, cuestionó duramente la gestión de María Eugenia Vidal. “Fue cómplice de un programa económico que llevó a la miseria a buena parte de la Argentina”, dijo. Y especificó cómo, según visión, el Estado tiene que intervenir en la economía.

-Acaba de publicar un libro que se llama Todo precio es político, justo cuando se discuten soluciones para la inflación. ¿De dónde surge esa idea?

-El libro habla sobre una discusión que es histórica en economía, que es qué lugar tienen que tener el Estado y el mercado en la asignación de recursos de la sociedad y la distribución del ingreso. El título se me ocurrió cuando, en una marcha en 2014, vi a una nena sosteniendo una pancarta que decía “todo precio es político”. Es un juego de palabras con el tema de Los Redondos, pero también encierra una cuestión que uno tiene que discutir bastante, que es cómo el mercado forma los precios y qué implica que se meta o no en la formación de precios. Para los economistas, sobre todo los más ortodoxos, cuando el mercado determina cuáles van a ser los precios de las cosas, supuestamente lo que está detrás de esos precios son las leyes naturales de la economía. Que todo se ordena solo y que las cosas salen lo que tienen que salir. Y cuando el Estado se mete con subsidios, estableciendo precios, esos precios dejan de ser de mercado y se transforman en precios políticos. Con una connotación negativa, porque se supone que lo que es político es artificial, porque no sigue las normas naturales de la economía.

-¿Entonces?

-La discusión tiene que ver con cómo tiene que funcionar la economía. Los economistas más pro mercado tienen en la cabeza que la economía funciona por competencia, que cada uno de los oferentes y demandantes pueden actuar y tomar decisiones en igualdad de condiciones. Pero la economía argentina es concentrada, en cada sector hay pocos actores que tienen mucho poder e inciden mucho en la formación de precios y pueden quedar con más rentabilidad. Por eso allí empieza la discusión. ¿Cómo vamos a entender la economía? ¿Como dicen los manuales o como es en la realidad? Entonces, el Estado algo tiene que hacer, tiene que intervenir en la formación de precios, porque si no lo hace los más poderosos se aprovechan de la situación y hacen que en los precios se reflejen ganancias extraordinarias. Después, cómo tiene que intervenir es la otra discusión.

-¿Y cómo tiene que intervenir?

-Obviamente, cuando interviene en los mercados lo hace con la información que cuenta y puede darse el caso de que uno se equivoque, no tome las mejores medidas, pero eso no invalida la necesidad de que el Estado tenga un rol en el mercado interno. Si el Estado no interviene pasa lo de estos últimos cuatro años: el mercado se achica, se concentra y se extiende la pobreza.

-También se produjo un aumento en los precios, en la inflación. -Ese es otro tema. Se asocia a la intervención con la inflación, pero en todo lo que te mencioné antes ni hablé de inflación, sino de cómo los precios van determinando quién se queda con la torta de la economía. Este gobierno le hizo creer a la gente que cuando el Estado está presente, eso necesariamente se expresa en inflación. En ciertas circunstancias puede ocurrir, pero lo que vinieron a decir fue que todo el problema de la economía desde 2015 era porque el Estado se metía mucho. Y con una única receta: restringir la demanda, ajustar el gasto y poner una tasa de interés en niveles estrambóticos para, supuestamente frenar la inflación. Hoy tenemos el doble de la inflación de 2015, con lo cual está demostrado que cuando uno tiene una visión simplista del fenómeno de la inflación y cree que con una sola herramienta se puede solucionar algo complejo, se equivoca. Y eso no es un problema para el funcionario, sino para la población.

-Alberto Fernández se refirió a la necesidad de ir hacia un acuerdo de precios y salarios. ¿qué se imagina que viene en ese sentido?

-Estoy trabajando para el equipo de Axel, concentrado en la provincia. Pero en una mirada nacional, el planteo que hace Alberto es que lo que hay que lograr es un consenso social sobre cómo se va a generar una desinflación de la economía. Hoy, una de las prioridades en precios es ver cómo se va desindexando la economía para tener más previsibilidad respecto a los precios. Y eso involucra acciones en dos frentes: salarios y precios. Hay que establecer objetivos de evolución del salario real. Por supuesto hay una contradicción entre el que fija los precios y quien recibe un salario, por eso hay que lograr que, sin resentir el poder adquisitivo de los trabajadores, la inflación vaya cayendo y se reactive el consumo, porque hoy tenemos una economía paralizada.

-¿Quiénes se tienen que sentar a negociar en una mesa? -Todos, los representantes de empresas y los trabajadores. Y el rol del Estado es velar por el cumplimiento del acuerdo, no puede quedar librado al auto cumplimiento. Y ahí no queda otra que sentar a todos, supermercados y proveedores. Porque lo que pasó en ediciones anteriores de este acuerdo es que si está un solo eslabón, el que no estaba en el acuerdo era el culpable. Nunca nadie tenía la culpa. Un acuerdo de este tipo, sin sanciones es imposible que funcione.

-Fernández habló también de concentración en la economía. ¿Comparte?

-La concentración está en diferentes lados. Un caso, en el sector primario: por ejemplo en los tambos, cadena láctea, tenés unos pocos que tienen una producción de más de seis mil litros por día y la mayoría, que produce entre mil y tres mil. Después, tenés una gran empresa láctea que explica gran parte de la compra de leche cruda y del procesamiento. Y luego hay cinco o seis cadenas de supermercados que venden la mayoría de la leche en Argentina y pequeños comercios que también venden.

-¿Qué propone para desconcentrar?

-Primero, tenés que darle la posibilidad a los actores más pequeños para que puedan competir, ponerle un límite al abuso de mercado para cobrar más caro. Es típico el caso de empresas grandes que acuerdan con los supermercados para que sus productos estén en las góndolas y la competencia no entre. Entonces, si no limitás la capacidad de abuso no podés generar competencia. Y eso se hace interviniendo con las herramientas que tiene el Estado: la ley de Defensa de la Competencia, la de Regulación de la Producción y Consumo, la de Lealtad Comercial, todo con una voluntad clara de aplicarlas.

-¿La ley de góndolas es aplicable? -Su espíritu es interesante, pero a los fines de su aplicación trae bastantes complicaciones. Exige todo un cambio en la matriz de comercialización y, sobre todo, tiene bastante dificultad para ser monitoreado.

-No lo ve como una prioridad.

-El objetivo es fomentar la competencia, pero hay que hacerlo con esa ley u otras herramientas. Tampoco hay que enamorarse de una herramienta en particular.

-¿Cree que habrá interacción y trabajo en esta misma línea si ganan Fernández y Kicillof?

-El Frente de Todos es un acuerdo programático donde hay lineamientos comunes respecto a qué tipo de país queremos. Después está la cuestión central, que es que los diferentes niveles de gobierno trabajen de manera coordinada. Porque hoy, con el margen de maniobra que tiene esta economía después de cuatro años de macrismo, lo que es central es que haya un programa consistente y coordinado entre los niveles de gobierno. Esa visión común está y es el primer paso.

-¿Se ve en algún lugar en el gabinete?

-Estamos trabajando en el programa de Gobierno de la provincia, asumiendo que lo que los bonaerenses transmitieron en las PASO se va a repetir. Trabajamos con Axel en eso, no estamos discutiendo lugares en el gabinete, sino trabajando en el diagnóstico y las medidas.

-Imagino que estará charlando con CEOs, pymes, etcétera. ¿Ve a los empresarios con la intención de colaborar con un acuerdo?

-Después de casi cuatro años de Macri, no es que todos perdieron, pero la gran mayoría del sector empresarial la pasó muy mal con este gobierno. Esto es lo primero que transmiten los empresarios cuando nos reunimos con ellos. Estas políticas perjudicaron a la producción y al empleo. Entonces, lo primero que tendría que hacer el empresariado es una gran autocrítica, porque una gran mayoría apoyó a este gobierno y ahora se da cuenta que lo único que hicieron es destruir empleo, producción y afectar la rentabilidad de las empresas. Yo veo que hay algunos que ya están haciendo autocrítica, que es la clave para llegar a un consenso sobre las políticas que tenemos que llevar a cabo. Nadie discute que en 2015 hubo errores y había que hacer ajustes, pero hoy hay una visión común de gran parte del empresariado de que este modelo no puede seguir.

-Si la autocrítica también debiera hacerla su espacio, ¿diría que al día hoy se entendió por qué perdieron las elecciones 2015? ¿Por qué esos CEOs hoy enojados con Macri no los votaron?

-Creo que, hablando en criollo, compraron pescado podrido. Nosotros venimos diciendo que no se puede culpar a la gente de haber votado a este gobierno, porque la campaña de 2015 decía que todo lo que estaba bien iba a continuar, no se iban a perder derechos, etcétera. Cuatro años después, queda claro que eso fue una estafa. (El primer ministro de Hacienda de Macri, Alfonso) Prat Gay dijo que se puede devaluar de 9 a 15 pesos porque no iba a afectar a los precios, cuando todo el mundo y él mismo sabían que no iba a ser así. Pero vos sos un votante y te dicen «vamos a abrir el cepo», «no vamos a devaluar» y «no habrá inflación»… vos no tenés la obligación de saber si eso es cierto o mentira. Hubo mucho de marketing, de estafa.

-¿Le sorprende el viraje o los saltos en garrocha de algunos CEOs?

-En el libro discuto bastante sobre los empresarios, hay un capítulo dedicado enteramente a eso. El empresario quiere ganar plata, es lo único que quiere y no tiene por qué pensar en otra cosa. No es que los empresarios son bueno o malos, son empresarios. Que cuatro años después del gobierno de Macri haya algunos que vean cómo cayó su rentabilidad, cómo sus ventas se desploman y estén panquequeando -en un sentido político- lo tomo como algo lógico. Ahora tenemos que consensuar con ellos por qué les fue mal, qué políticas los perjudicaron y llegar a un consenso.

-Yendo a lo bonaerense, ¿dónde ve que Vidal es Macri?

-Primero, Vidal nunca cuestionó ninguna de las políticas macro del gobierno nacional, que afectaron a los bonaerenses en general. Fue cómplice. Ella tendrá sus motivos para haberse quedado callada, pero cuando Macri decía que el camino era este, Vidal nunca dijo nada. Y ella veía cómo impactaban esas políticas de manera dramática. Si a Argentina le va mal, a la provincia le va mucho peor. El Banco Provincia, herramienta fundamental, dejó de prestar y se dedicó a invertir en Leliqs, eso habla de un modelo que no tiene nada que ver con el rol histórico de esa entidad. Además, llevó las cuentas de la provincia a una situación compleja con un aumento de la deuda en dólares que asciende a 12.000 millones, mientras la provincia recauda en pesos y no hay ningún tipo de lógica para haber hecho esa estrategia. Deja paralización económica, una situación social trágica y endeudamiento.

-Terminamos con un ping pong. ¿Kicillof?

-Va a ser el mejor gobernador de la provincia de Buenos Aires, no tengo dudas. Viene con un plan para transformar y volver a poner a la producción, la educación y la salud al servicio de la gente.

-En el inicio se dudaba de su expertisse como candidato. ¿Lo ve ya construido y maduro en ese sentido?

-Demostró una gran coherencia, porque ni bien se perdió en 2015 se propuso tener una relación directa con la gente e ir discutiendo con la sociedad argentina qué significa la política de Macri y por qué nos iba a llevar donde nos llevó. Cuando muchos especulaban en esperar a ver qué hacía Macri, Axel salió a hablar desde el minuto uno y eso lo terminó convirtiendo en un referente político que se opuso a lo que va en contra de la gente.

Fuente: letrap.com.ar