Por Jorge Alberto Ripani*

Cuando el año político en la provincia expiraba en calma, el gobernador irrumpió con un viejo anhelo «siento que tengo tantas cosas por hacer y que en los próximos dos años no las voy a poder hacer todas, los tiempos son acotados. Desde ese punto de vista, me encantarían cuatro años más de gobierno… Para mí sería un honor. Conozco el límite constitucional, y soy respetuoso de eso, pero podría haber una reforma que contuviera la reelección. Si hubiera reforma y reelección con amplio consenso» (En Profundidad con Mauricio Maronna, Cablehogar).

Muchos mientras estaban haciendo las valijas o de vacaciones, se preocuparon. Luego al ser consultado por la reelección, el gobernador la relativizó. «De ninguna manera porque la Constitución no lo permite».

Reformar una Constitución que tiene más de 50 años, podría ser beneficioso. Y hay que tener presente que como dijo un titular de cátedra de Derecho Constitucional palabras más, palabras menos, “la Constitución de Santa Fe es como un Ford Falcon, la función de llevarte y traerte a tu casa, la cumple. No vaya a ser que la transformemos en algo que no sirva.” En el futuro, si el deseo de convocar a elecciones constituyentes prospera con mayor densidad, daremos unas líneas de las instituciones jurídicas que desde nuestra óptica se podrían incorporar o modificar.

Ahora reparemos en lo político táctico. ¿Por qué tras escuchar al gobernador, muchos se preocuparon? Por dos asuntos que suponen ir a dos elecciones con la respectiva consecuencia de victorias y derrotas: 1. La elección de convencionales constituyentes. 2. La elección del próximo gobernador.

Sin perjuicio de que algunos políticos como la ex juez Rodenas, Sukerman, Giuliano, Javkin, Boasso, Más Varela,  son también profesores de derecho, a la elección de convencionales constituyentes no se van a presentar los juristas especializados sino los candidatos políticos que más votos puedan arrimar a sus frentes, cuidando en lo posible la ideología que los une. “El cargo de convencional es compatible con cualquier otro nacional, provincial o municipal.” (Art. 114 CPSF). Un ejemplo suele aclararlo todo. Si bien está discutido doctrinariamente, podrían encabezar las listas el propio Lifschitz o Bonfatti (Frente Progresista), Perotti, Rodenas o Rossi (Frente Justicialista) y Corral, Cantard, Laspina o López Molina (Cambiemos). Estamos hablando de los principales sindicados para ser el próximo gobernador de Santa Fe. De manera que la elección de convencionales constituyentes, se transformaría en la mejor encuesta de cara a la renovación de cargos del 2019.

El temor de progresistas y justicialistas es entregarle una nueva victoria a Cambiemos que además los catapulte a la gobernación. Dando por sentado que el gobernador conoce aquel principio que lo lleva a desechar los objetivos sin valor y las pasiones, aquello de “que hay personas que tienen temas fijos. Se ocupan de cosas sin importancia, se ven atraídas por un objetivo que no tiene valor, y por él desprecian los verdaderamente importantes.” (Manual de Conducción Política, Perón); que la carta magna provincial es como un Ford Falcon y que el objetivo principal es la conservación del poder en 2019. ¿Por qué  saca de nuevo el tema de la reforma?

Creemos que asequiblemente ha tomado nota de la disminución de la imagen del presidente de la nación en este diciembre caliente que podría trasladarse a los candidatos de “la marca” Cambiemos, que la cresta de la ola amarilla habría sido tocada en octubre, que la economía argentina podría estar nuevamente en caída (devaluación del peso, inflación, despidos, apertura de importaciones, descuento a los jubilados y veteranos de guerra de Malvinas, un billón de pesos de deuda de lebacs y 100 millones de dólares diarios de deuda externa), que su propia imagen tiene buen nivel de aceptación, la más alta de su frente y que el eventual triunfo en las elecciones de convencionales constituyentes, podría ser la bala de plata que detenga un hecho que dan por sentado muchos analistas: la pérdida del poder ejecutivo provincial por parte del Frente Progresista.

Por otra parte jurídicamente es normal pensar en la reelección inmediata. Muchas  constituciones lo permiten. En política, no hay que dar por muerto a nadie antes de tiempo. Está vivo quien pelea. El socialismo ha dado muestras de saber reinventarse. Y como enseña Maquiavelo, «el tiempo que echa abajo cuanto subsiste puede acarrear consigo tanto el bien como el mal».

 

* Abogado especializado en Derecho Político e Historia Constitucional / estudioripani@hotmail.com