Por Olga Gloria García

Una investigación que realizó el diario The Guardian concluyó que por lo menos 6.500 trabajadores inmigrantes -la mayoría procedentes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh o Sri Lanka- habrían muerto en Qatar desde 2010 (cuando el país fue elegido para celebrar el Mundial de fútbol) hasta el año pasado.  De los 2,7 millones de habitantes, sólo 300.000 son qataríes, el resto son inmigrantes que trabajan tal como sus empleadores consideren, con empleos de casi 20 horas, siete días a la semana y a 50 grados en verano.

En ese contexto de derechos laborales, Mauricio Macri declaró que Qatar “está en una evolución fenomenal” y destacó: “El eje de modernización que sigue el emir es muy potente, ellos no tienen complejos, traen a los mejores educadores, están haciendo una evolución, todo se mide, se evalúa, se capacita. Todo lo que queremos hacer en la Argentina y los gremios se oponen. Acá no hay gremios y los chicos reciben cada vez mejor educación”, en diálogo con radio Cadena 3 de Rosario que replica el diario La Nación.

Esa modernización, que claramente sólo refiere a la tecnología mas no a las condiciones de vida de los habitantes, puede observarse con solo la lectura de algunos datos que recopila Elmundo.es  La esclavitud fue abolida oficialmente en Qatar en 1952. Pero en realidad se vio sustituida por la esclavitud contractual, esa en la que los trabajadores migrantes se ven obligados a contar con un patrocinio para poder entrar en el país.

Se le quitan los documentos a la llegada y se les cobran cifras desorbitadas por un pobre plato de comida y alojamientos lamentables, lo que les mantiene en deuda perpetua con sus patrocinadores, quienes les obligan a trabajar en condiciones de explotación y les pueden impedir cambiar de trabajo o abandonar el país. Un sistema que en la zona se llama kafala.

Sobre la educación, que es lo que resalta el ex presidente argentino, se pueden hacer también observaciones. La educación pública es gratuita para los qataríes, pero los extranjeros deben inscribirse en escuelas privadas con un costo que oscila entre los 7.000 y los 15.000 euros por curso, aunque, en el caso de las escuelas más exclusivas, puede superar esas cantidades.  Considerando que hay inmigrantes que luego de trabajar 3 años solo han cobrado en total entre 3.000 y 4.000 euros parece ser que es casi imposible el acceso a la educación para el 88% de sus habitantes.

Por otro lado, incluso quienes cuentan con el dinero, se enfrentan al problema de conseguir plaza en alguno de los colegios privados, ya que la oferta está muy por debajo de la demanda, y los requisitos muchos y el procedimiento largo.

Los niños no sólo enfrentan problemas para su educación, sino que hasta hace muy poco sufrían otra moderna forma de esclavitud. Es la de los niños jinetes que participaban en las populares carreras de camellos que se celebran en la región.

Se calcula que en 2005 más de 40.000 niños -la mayoría provenientes de Pakistán, Bangladesh, India, Sri Lanka y Etiopía- hacían de jinetes en carreras de camellos en Oriente Medio. Muchos sufrían heridas terribles al caer durante las carreras y, como en varios sitios era ilegal que montaran menores, no recibían tratamiento médico alguno y varios murieron. Esto sucedió en Qatar hasta el 2005, cuando recién en ese momento se prohibió el uso de niños jinetes de camellos y los reemplazó por robots.

Después de estas comparaciones hechas por el ex presidente nos preguntamos si esta es la modernización a la que su proyecto político apunta cada vez que se refieren a una reforma laboral en Argentina.