El paso del presidente de la UCR nacional por Santa Fe el último fin de semana desató una tormenta de proporciones. Su sentencia de que en 2019 todos los radicales santafesinos
tienen que estar en Cambiemos, recibió respuestas inmediatas y fuertes, empezando por el vicegobernador de la provincia Carlos Fascendini.

En un reportaje con el periodista Luis Rodrigo para El Litoral llamó al mandatario de Mendoza “Travesti político”, “saltimbanqui de partidos políticos”, “jefe de un partido que se llame Me Cago en los Principios”, “sujeto sin autoridad moral”, “un oportunista al que le queda grande el cargo de presidente del Comité Nacional de la UCR”.

También el ministro de Trabajo Julio Genesini y el sector NEO lo repudiaron.

Santa Fe sigue siendo el distrito difícil para que Cambiemos por la existencia del Frente Progresista en la que radicales y socialistas lideran una alianza de por lo menos dos décadas.

Con tres gestiones desde 2007, en las que la UCR ganó protagonismo, el deseo de que los radicales santafesinos se muden de alianza no es tan fácil como en otros distritos.

A escobazos

Las declaraciones de Cornejo merecieron una primera respuesta de NEO, el espacio radical más afianzado en el Frente. Un comunicado expresó el “profundo rechazo” a las declaraciones de Cornejo: “…si en lugar de articular las relaciones institucionales inherentes a su función con sus amistades lo hiciera a través de las autoridades orgánicas del Radicalismo Santafesino, sabría que cada vez que en los últimos veinte años fuimos llamados a decidir el futuro de nuestro partido, ratificamos un rumbo que nos llevó a ganar la provincia en 2007, y gobernarla hasta la actualidad”.

Fascendini fue el encargado de repeler a Cornejo con su propia historia: recordó su iniciación alfonsinista, su adhesión al kirchnerismo, el distanciamiento de Julio Cobos y su salto junto a Ernesto Sanz y su elección como gobernador de Mendoza en 2015 no por Cambiemos sino en alianza con el massismo.

Uno de los ministros radicales de Lifschitz, Julio Genesini dijo en el programa Tres Poderes del canal 5RTv que “Cornejo se equivoca, desconoce que esta decisión de pertenencia al Frente Progresista la tomó siempre la convención partidaria y es la que va a decidir el futuro”.

Si bien buena parte del radicalismo “lo corrió a escobazos”, la pregunta es por qué Cornejo vino ahora a una especie de “bueno muchachos, basta de vueltas, nos vamos todos a Cambiemos”. Según Genesini, son declaraciones que “apuntan a debilitar la gestión de gobierno provincial”.

“No se ve motivo por el cual el radicalismo de Santa Fe tenga que abandonar el Frente Progresista”, afirmó.

Reforma y 2019

Sin embargo, el momento que eligió Cornejo para su provocadora convocatoria coincide con el hecho de que el proyecto de reforma constitucional no haya prosperado en los plazos que sugirió el gobernador –no quiere decir que la idea pase a archivo–. La reforma iba a ser el gran hecho político de 2018 y de hecho estuvo al tope de la agenda santafesina en los primeros cinco meses.

¿Qué tiene que ver la reforma? De haber salido, la UCR se hubiera aglutinado dentro del Frente Progresista, por ser un asunto estrictamente provincial que no le exigía enfrentar al gobierno nacional. Con Lifschitz encabezando la lista en su mejor momento sería suicida agarrar las valijas para irse a Cambiemos, donde Macri y el gobierno nacional no estarían en juego.

Despejado el escenario de la reforma constitucional, Cornejo y el intendente de Santa Fe José Corral se lanzaron al combate. Arrebatar a la UCR del Frente Progresista es la insistente requisitoria que les hacen en la Casa Rosada.

La UCR santafesina es la más incómoda piedra para Cambiemos a nivel país, no sólo porque no pueden alinear sino porque es socia mayoritaria de un gobierno opositor a Mauricio Macri y se encamina integrar una alternativa a Cambiemos en 2019.

Está en debate si esa alternativa será con candidato propio o dentro de un frente con otras figuras y sectores que el martes pasado respondieron a la convocatoria de Antonio Bonfatti para la inauguración y foto de la sede porteña del Cemupro, el think tank socialista que creó Hermes Binner hace casi 20 años (Lousteau, Stolbizer, Filmus, Alberto Fernández, Fabiana Ríos, Victoria Donda, Pino Solanas, Fernando Chino Navarro, Juan Grabois, Luis Contigiani y Daniel Arroyo, entre otros).

La hora de partir aguas

Las declaraciones de Cornejo determinan el inicio de unas hostilidades políticas con final abierto. Irse o no irse, es la cuestión. Lo de final abierto es porque, como opinó un intendente radical que dice tener “las pelotas al plato” con las internas de partido, hay un gran componente de especulación en una franja media de radicales que cuando llegue la hora de las definiciones –es decir de armar listas, no más allá de febrero– medirá si le conviene quedarse en el Frente Progresista o saltar a Cambiemos. Se desenvolverán como pescadores en río revuelto.

Una parte ya tiene asumida su posición por uno u otro espacio, pero esa franja media, que es la que quiere disputar Cambiemos, medirá con precisión qué lugar le ofrece mejores perspectivas de futuro para retener o conquistar espacios de poder.

El hecho de que la última convención radical ratificara la adhesión al Frente Progresista en la provincia y a Cambiemos en el país, habilitó un sistemático coqueteo de intendentes, diputados y senadores en ambas ventanillas.

Es muy particular el caso de senadores que mantienen su compromiso con el Frente Progresista pero tienen su corazón entregado a Cambiemos. O mejor dicho lo tenían en el Cambiemos de octubre del año pasado. En esta segunda parte de la gestión la película será otra: las promesas repetidas se diluyen en el tiempo, las obras públicas no están, el manejo del país se llenó de nubarrones y se viene el ajuste del ajuste.

También incidirán los pasos del Partido Socialista a nivel nacional y su política de alianzas, cuestión en debate por estos días. No puede no hacer nada como en 2015, porque el resultado será igual de malo. Cualquiera sea el armado por el que opte, debe ser capaz de referenciar a los radicales que se queden dentro del Frente Progresista.

Puertas abiertas

Por detrás de la movida de Cornejo parece estar la venia de Julián Galdeano, presidente de la UCR provincial. Su silencio, que no haya manifestado incomodidad ni rechazo a la atropellada del mendocino, insinúa que de antemano supo lo que iba a ocurrir.

Sin bien Galdeano también se está yendo a Cambiemos, no expresa lo mismo que Corral.

Ambos pulsean por el control de la pata radical de Cambiemos. La aparición de Mario Barletta manifestando su intención de precandidatearse a gobernador no hace más que incomodar a Corral y forzarlo a negociar el respaldo a su candidatura.

Barletta quizás no le gane una interna a Corral, pero le divide los votos de esa franja electoral y puede perjudicarlo en la disputa de la candidatura con el PRO. De ahí la insistencia de éste último para que en 2019 el oficialismo nacional tenga candidato único en Santa Fe. Sabe que mide más que cualquier figura del PRO, pero nada le asegura que pueda ganar la primaria cuando el oponente competirá con los recursos materiales y simbólicos del gobierno nacional.