Por Juan Borges

Héctor Amichetti es secretario general del Sindicato Grafico Bonaerense. Comenzó su actividad en Rojas, provincia de Buenos Aires. Su actividad sindical se intensifico al ingresar a la lista verde del gremio, conducida por el emblemático dirigente Raimundo Ongaro. Fue electo 2016 para conducir el gremio y en agosto de ese año constituyo con otros espacios sindicales la Corriente Federal de Trabajadores. El dirigente conversó con la Agencia Paco Urondo sobre diversos temas relativos a coyuntura nacional y el rol del Movimiento Obrero Organizado.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo ve la coyuntura actual nacional?

Héctor Amichetti: Sumamente crítica. El poder corporativo que gobernó el país hasta diciembre de 2019 está operando decididamente para desestabilizar al gobierno, fisgoneando una fuerte devaluación y, en línea con esa perspectiva, remarcando precios de manera brutal con el objetivo de provocar una hiperinflación que convierta en inmanejable la situación social.

Es el escenario buscado por quienes confían en la teoría del shock que les permitiría acelerar todas las reformas estructurales de ajuste que predica y pone en práctica el neoliberalismo cuando controla en forma directa los gobiernos. Su plan se ve facilitado actualmente por el brutal endeudamiento externo que dejó la gestión macrista.

Además, hay cierta indecisión del gobierno del Frente de Todos a la hora de reimplantar el rol de fortaleza que debería desempeñar el Estado para poner límites a ese poder fáctico que a través de grupos muy concentrados y extranjerizados controla sectores básicos de la economía, tanto en la producción, el comercio interno y externo como en las finanzas, además de contar con un Poder Judicial y gran parte del poder comunicacional a su servicio.

APU: ¿En qué situación está el Movimiento Obrero Organizado?

HA: El Movimiento Obrero Organizado viene acompañando al gobierno nacional, ha valorado el papel que desempeño el Estado en los momentos más críticos de la inesperada pandemia y ha contribuido además con recursos humanos y materiales a través de los sindicatos y las obras sociales. Cabe señalar que en el seno del movimiento sindical argentino conviven distintas visiones acerca de cuál debería ser el camino para sacar al país de esta profunda crisis; están quienes sostienen que eso se logra mediante un plan conjunto con las grandes cámaras patronales en una especie de pacto social. Por otro lado, estamos los que creemos con convicción en el papel esencial de control y planificación que debe recuperar el Estado y en la necesidad de reconstruir un frente nacional de mayorías (sindicatos, pymes, cooperativismo, pequeños y medianos productores agropecuarios, organizaciones sociales, profesionales, estudiantes), capaz de unir los intereses de todos los sectores de la comunidad que anhelan convertir en realidad un proyecto nacional con justicia social.

APU: ¿Qué rol debería ocupar en movimiento obrero en esta situación crítica del país?

HA: Como en otras oportunidades de la historia, tanto cuando hubo gobiernos populares como cuando nos tocó padecer dictaduras y gobiernos cipayos, quedó demostrado la importancia fundamental del protagonismo de la clase trabajadora, ya sea acompañando activamente medidas que afectaban privilegios de las minorías en favor de las mayorías o resistiendo políticas de debilitamiento del Estado, destrucción de la industria, endeudamiento externo y ataque abierto a los derechos populares. Hoy resulta más necesario que nunca recuperar ese protagonismo a través de la participación en las decisiones de gobierno, la movilización de todas las fuerzas del trabajo en el más amplio sentido de la palabra y en la construcción de un nuevo poder que fortaleza la democracia: el de las organizaciones libres del pueblo.

APU: ¿Cómo debería ser el análisis sobre el peronismo histórico en esta situación?

HA: Los principios que dieron origen al Movimiento Peronista garantizados a su vez por un histórico acontecimiento de masas (17 de octubre de 1945), que hizo posible instaurar una democracia social de participación plena, siguen hoy más vigentes que nunca y los desafíos que se presentan resultan –en gran medida- similares a los de aquel tiempo. Bajo la premisa de que una nación que no tiene control de su economía no tiene soberanía, se nacionalizó el sistema financiero y los servicios públicos y se intervino directamente en el comercio exterior para asegurar que las principales riquezas del país sirvan al desarrollo económico y social, convirtiendo un país agroexportador en una nación industrial.

La Constitución Nacional sancionada en 1949 no debería ser un lejano y olvidado recuerdo del pasado ya que su contenido establece bases sólidas para la construcción de poder popular, poniendo límites a los abusos que se cometen en nombre de la propiedad privada y colocando al bien común y el bienestar general como valores supremos a defender.

APU: ¿Cómo analiza al Poder Judicial en este contexto que usted detalla?

HA: El sistema judicial hoy está totalmente corrompido y puesto al servicio de intereses particulares, se impone una reforma seria y profunda de la Justicia, pero también una nueva Constitución que recupere el sentido social de aquella del ’49. El globalizado “mundo moderno”, trata de borrar las fronteras desplazando el interés de las naciones por el de las corporaciones, con ese criterio pretende anular definitivamente nuestro derecho a la autodeterminación para que determinen ellas nuestro destino, que no es otro que el de ser proveedores de materias primas y facilitadores de negocios financieros.

Acumulación de riquezas para unos pocos a costa de un empobrecimiento generalizado. Pero la realidad es que tenemos una Argentina con un territorio continental y marítimo de excepción y riquezas naturales inagotables; si volvemos a planificar desde una concepción auténticamente nacional con sentido federal, tenemos un futuro grandioso, basado en las enormes posibilidades que se nos presentan para el desarrollo tecnológico, científico e industrial y para promover desde allí la tantas veces frustrada integración continental imprescindible para insertarnos en el mundo a través de un intercambio cooperativo que recobre la idea del universalismo planteada por Perón en contraposición a la deshumanizante globalización.

APU:¿Cuál es la vigencia de la identidad peronista?

HA: Si la identidad peronista sigue vigente provocando el odio sin límites de los sectores del privilegio es porque la experiencia de aquella revolución solo pudo ser interrumpida por la bestial violencia de los golpes militares que fue la única forma de socavar los pilares sobre los que se asentó la concreción de los principios de independencia económica, soberanía política y justicia social que hoy debemos reconstruir. Ninguna otra experiencia vivida a lo largo de décadas, ha demostrado ser superadora de la enorme transformación ejecutada por el peronismo en beneficio del conjunto de un pueblo constituido como comunidad organizada y liberada.