En una fecha clave en el recorrido histórico de sedimentación de Argentina como Nación, a través de palabras vertidas en sus redes sociales por el diputado provincial y periodista Carlos Del Frade, se puede ponderar de alguna manera qué es lo que se jugó en la batalla de Cepeda, qué pudo haber pasado y qué pasó, en una línea directa que se puede trazar desde entonces hasta nuestra actualidad.

Entonces, liderados por el caudillo santafesino Estanislao López y su par entrerriano Francisco Ramírez, apuntalados por José Gervasio Artigas, en apenas diez minutos lograron doblegar a las fuerzas unitarias lideradas por José Rondeau.

El texto completo:

Hoy se cumplen doscientos años del momento en que la Argentina pudo haber sido al revés. Las guerrillas montoneras de López y Ramírez vencen en Cepeda. He aquí la bisagra.

Después de Cepeda, las fuerzas porteñas no solamente están derrotadas militarmente. También están subordinadas políticamente.

El Tratado del Pilar marca un punto casi único en la historia argentina. Cuando López y Ramírez lo firman con Sarratea, ese día, el 23 de febrero de 1820, “entraron a Buenos Aires.

No como vencedores. Como visitantes. Modestamente, acompañados por una corta escolta de clinudos y hieráticos montoneros, llegaron Ramírez y López a la Plaza de la Victoria para entrevistarse en el Cabildo con los dirigentes porteños.

Ni Ramírez ni López aceptaron exhibirse; con actitud verdaderamente republicana se limitaron a mantener algunas conferencias y luego se retiraron.

El pueblo porteño vio con alivio esa pacífica entrada. Pero no perdonó ese agravio: que los montoneros ataran sus fletes a en la reja de la Pirámide de Mayo”, escribió Félix Luna.

Cuando López y Ramírez están en Buenos Aires, en ese momento, la Argentina pudo haber sido al revés.

Allí estuvo la gran posibilidad de construir una nación desde adentro hacia afuera y no como la que siguió siendo desde entonces hasta el presente, salvo muy contados lapsos.

Doscientos años se cumplen de esa posibilidad perdida, cuando los federales tuvieron el poder en sus manos. López y Ramírez, en cambio, decidieron volver a sus tierras y pelearse a muerte con Artigas.