Por José Odisio

Lio Messi es un crack, eso no lo duda nadie. El mejor del mundo, tal vez de la historia. El mundo lo conoce y se rinde a sus pies.Incluso en países donde el fútbol no es popular. Barcelona le ofrece un contrato de por vida. Manchester City le pone infinitos cero a una oferta para tentarlo. Y a los poderosos de Europa sólo les queda sufrirlo en carne propia. Pero el pibe es argentino, nació en Rosario, se crió en un potrero de la  zona sur y tiene un solo sueño: jugar en Newell’s.
Sí, lo que parecería una locura irracional para cualquiera, es una realidad. Y cada día que pasa, Messi se va dando cuenta que el tiempo para intentar cumplir su sueño se acorta y por eso envía mensajes para ¿preparar el terreno?
«Mi sueño es jugar en Newell’s», dice casi sonrojandose en cada entrevista que da. No importa si el medio es catalán, o el muy estadounidense Sport Illustrated, o Miguel Rodrìguez personificando a Minguito. El pibe quiere vestir la rojinegra. Algo que no puede hacer públicamente por contrato. Por eso se la pone a su hijo Tiago y sube la foto a las redes sociales, o le pide al utilero de la selección que la cinta de capitán sea rojinegra, o veranea por Ibiza en medio del jet set con un termo con el escudo de Newell’s, algo que, valga la redundancia, haría cualquier ‘termo’ leproso.
En medio de esas señales a futuro, tal vez no tan lejano, en la actual comisión aparecieron Martín Giusseponi (hombre fuerte de la Fundación Messi) y el ingeniero Conde, el hombre de confianza de la familia a la hora de las obras. Y no por casualidad uno se puso al frente de marketing e imagen y el otro con la remodelaciòn del Coloso. Obviamente para que Lionel cumpla su sueño, que es el mismo de todos los leprosos, hay mucho que hacer. Un estadio acorde, un equipo a la altura, participar de un torneo internacional, y sobre todo, tener una ciudad preparada para su desembarco y no andar con chalecos antibalas por el Parque. Si todos empiezan a trabajar en eso, tener a Messi con la rojinegra será «un sueño posible».