Por José Odisio

Vergüenza. Bronca. Desencanto. Newell’s sigue su derrotero sin triunfos y lo que es aún peor, el equipo semana a semana involuciona y parece no tener techo (o fondo) a la hora de decepcionar a los hinchas.
La situación es grave. Los jugadores parecen adormecidos, como enfermos terminales que saben que el final está cerca y bajaron los brazos. No hay juego, ni ideas. El físico no responde y la cabeza menos. Pero lo que es aún peor, el alma está cansada y ni siquiera hay amor propio para tratar de revertir el presente y el futuro cercano.
Y hasta Osella parece haber perdido las energías. Ya son seis partidos son ganar, donde probó de todo y no resultó nada. Incluso aquellos jugadores que parecían revelarse y exponían buenas versiones individuales como Boyé, Advíncula o Insúa, parecen contagiados del resto y entraron en ese juego cansino y soporífero que aburre, enoja y decepciona.
Argentinos no ganó por su propia incapacidad ofensiva. Apenas anotó 5 goles en el torneo, no tiene triunfos y está  en zona de descenso. Así y todo, si no fuera por Pocrnjic debió ganar. Es que la Lepra ya no parece rival para nadie. Hoy la sensación es que los jugadores salen a la cancha obligados, caso como si fuera una tortura. Y la solución no está a la vista, pero el Clásico sí, y entonces la preocupación del hincha aumenta. Y no es para menos. El equipo no trasmite nada y duelen los ojos y el alma cada fin de semana.