Por José Odisio

Venía sin crédito y ayer gastó las pocas monedas que le habían prestado. Lucas Bernardi había conseguido algo de aire en la pretemporada, pero una vez más improvisó sobre la marcha y la derrota ante los sanjuaninos lo puso en el ojo de la crítica y llega al Clásico con la obligación de ganar para subsistir.

Si Bernardi pensó que el 3-4-3, con Marcos Cáceres de cinco, iba a sorprender tuvo razón. Pero el problema fue que su propio equipo se vio desconcertado por este dibujo que sólo entrenó en la semana y ni tenía nada que ver con lo hecho en la pretemporada.

¿Tenía sentido cambiar tanto para enfrentar al débil San Martín? Definitivamente no. Si la salida de mauro Formica obligó a Bernardi a provocar este dislate táctico, queda claro que el DT tiene inseguridades que los jugadores perciben y dentro de la cancha las respuestas son pocas.

Salvo Lucas Boyé, que hizo todo lo necesario para ganar, el resto no estuvo a la altura de un partido que por ser la previa del Clásico tenía mucha importancia en el resultado, pero también en las formas.

Ahora llega Central. El equipo llega tocado y Bernardi malherido. Y a esta altura sólo ganar permitirá que el técnico consiga algo de oxígeno. Pero sin ideas claras y jugadores comprometidos será difícil revertir la historia.