Por Enrique Genovar

Cada vez que la relación de un jugador con un club no termina por los carriles normales genera distintas reacciones. Y la salida de Nery Domínguez no es la excepción. Algunos están de acuerdo y otros no, hasta acá todo bien. Pero hubo algunos (pocos por suerte) que pusieron al jugador sobre el estrado.

Juzgar a la persona no está bien, siempre y cuando no haya la posibilidad de que hubiera cometido un ilícito, pero para eso está la justicia.

Los hinchas tienen derecho a emitir sus opiniones y eso es parte de la democracia en que se vive. Y ahí tiene que terminar la cosa. Pero en el caso Domínguez hubo algunos que se pusieron la pilcha de jueces y eso en el fútbol, como en la vida, no se aconseja.

Un jugador tiene una vida útil, tal vez la más corta entre todas las profesiones. Y es por eso que la decisión del futbolista es pura y exclusivamente de él. Y será el desenlace de su carrera quien muestre si se equivocó o no.

Central va mucho más allá de los nombres y en que la historia del medio campista con el club no finalice por los carriles normales no deja de ser una materia opinable, pero nunca un caso para juzgar.