Empate, derrota, triunfo y nuevamente empate. De los últimos 12 puntos que se pusieron en juego, Central sólo sumó 5. Un porcentaje que sumado a lo cosechado al comienzo lo sigue catapultando en uno de los más serios candidatos a quedarse con su zona y a jugar la final por la gloria.

Pero no hay dudas que el equipo de Eduardo Coudet bajó en cuanto a la efectividad y al juego.

Central ya no luce. Por momentos se muestra como un equipo previsible. En Bahía Blanca le costó horrores hacerse protagonista del partido. Pero no sólo esa cara la mostró ante Olimpo, sino que es algo que le viene pasando a los del Chacho cuando se miden frente a equipos que persiguen un objetivo totalmente diferente a la del Canalla.

Taparle los volantes y delanteros para que no puedan recibir; marcarle los marcadores de punta para que no se proyecten y dejarle libre a los centrales para que sean ellos quienes salgan con la pelota. Esto se vio en Bahía y en Entre Ríos, pero lo más preocupante fue que el Auriazul no encontró respuestas para imponer su juego.

Con todos los jugadores a disposición, el equipo de Coudet es uno de los mejores del país, pero cuando falta alguna pieza de la partida principal la cosa no es lo mismo. Por ejemplo: Marcelo Larrondo no tiene reemplazo.

Por más que al DT no le guste, el porcentaje de efectividad de los últimos partidos fue menos del 50 por ciento. Algo que exhorta al técnico a revisar el libreto para seguir, como hasta ahora, firme de cara al objetivo.