Por Enrique Genovar

Puede jugar bien, regular o mal. Puede cometer errores infantiles. Puede pasarla mal en un partido. Pero lo que este equipo no permite es que lo den por muerto antes de que termine un partido. La principal virtud que tiene Central es el amor propio.

Le empató el partido a River con el alma, con el corazón en la mano. Se recuperó después de haber tocado la lona. Pero lo más importante fue que tras haberse jugado el primer cuarto del torneo sacó a otro rival directo de la lucha por el primer puesto de la zona.

Claro que en el horizonte asoma un largo camino por delante y escollos difíciles en cual hay que incluir, por lo que se vio ante River, a los arbitrajes; pero este equipo está para cosas importantes.

Central tiene un plantel competitivo, que está preparado físicamente para matar corriendo a sus rivales cuando el juego le es esquivo. Ahora se le viene el debut en la Copa y será Coudet el encargado de elegir qué quiere hacer. Aunque declaró, en varias oportunidades, que quiere a un equipo protagonista en las competencias que le toque jugar. Central todavía no ganó nada, pero con el amor propio que se vio con River será un firme candidato a luchar el torneo local hasta el final.