Por Enrique Genovar

Llamó la atención la decisión del entrenador de Rosario Central, Eduardo Coudet, de preservar a los jugadores que no estaban al ciento por ciento en el encuentro ante Banfield. Es que el Chacho decidió comenzar a jugar anticipadamente la final del miércoles de la Copa Argentina. Su idea dividió a los hinchas canallas, pues algunos están a favor y otros en contra de lo que hizo.

Lo cierto es que el campeonato ya quedó atrás. Y el veredicto de la decisión que tomó el DT estará en el Mario Alberto Kempes. Si Central se queda con la Copa el Chacho habrá acertado y se subirá a un pedestal reservado para pocos. Pero si no lo hace recibirá críticas lógicas y deberá ponerle el pecho.

Un técnico está para tomar decisiones. Y el de Central lo hizo. Pero esto es fútbol, no hay tabla de merecimientos. El campeón es uno solo. Del resto solamente se acuerdan los futboleros. Coudet se la jugó, incluso su decisión no se correspondió con las fuertes declaraciones que hizo en Salta.

Más allá de cualquier discusión el fútbol se asemeja a la política: hay ganadores y vencidos. El Chacho se la jugó y el veredicto final estará cuando termine la finalísima con Boca. Pero por lo decidido en la previa del choque frente a Banfield, el técnico en la Copa no puede fallar.