El fugaz acto que encabezó el presidente de la Nación en Rosario este lunes explicitó un hecho político novedoso para el oficialismo nacional: en Santa Fe el macrismo tendrá más de un candidato a gobernador. Romperá así con lo que desde 2011 fue una constante: definir en Buenos Aires una lista y “bajar” cueste lo que cueste al resto, como le pasó en 2015 a Jorge Boasso.

Habrá interna. El argumento oficial dirá que es un síntoma de crecimiento y pluralidad de Cambiemos, y en parte es cierto. De todos modos lo determinante no es esa diversidad interna, sino la crisis con la que el espacio gobernante nacional ingresa al año electoral: la marca Cambiemos perdió la potencia de hace un año y digitar a dedo y caprichosamente un “delegado” cuando las acciones oficiales están en franca caída dejaría heridos y malquistados en un momento en que el gobierno no puede darse semejante lujos. Necesita a todos.

Acción relámpago

El presidente aterrizó a las 10.20 en el aeropuerto Islas Malvinas y se subió a una combi que lo llevó hasta el nuevo intercambiador de avenida Circunvalación y ruta nacional 34. Aupó con él al intendente de Santa Fe José Corral y los diputados Federico Angelini y Lucas Incicco. Los dos primeros serán seguros precandidatos a gobernador. Incicco está un paso atrás.

El acto fue poca cosa y todo un síntoma de los tiempos que corren. La visita presidencial duró menos de una hora, sin convocatoria de público, apenas un corralito mínimo donde se apostaron concejales, diputados y dirigentes del PRO, mucho de los cuales habían sido anoticiados de la presencia de Macri alrededor de la 1.30 del mismo lunes. Sí, 9 horas antes. Plena madrugada.

No hubo contacto con la prensa, tampoco anuncios. El presidente repitió sus eslóganes voluntaristas al estilo de “esta vez va en serio”, insistió con su clásico reclamo para que Santa Fe adhiera a la reforma de ley de ART que promovió su gobierno y dedicó un par de párrafos a la Circunvalación convertida en autopista urbana.

El carácter de acto relámpago no se informó si fue porque debió ajustarse a la agenda del presidente, que en realidad viajaba a Salta y decidió una parada en la ciudad, o si se quiso evitar darle tiempo a organizaciones sociales y opositores para convocar protestas. Rosario, lo dicen todas las encuestas, está entre las ciudades donde el rechazó al presidente cosecha índices más altos.

El Cambiemos agobiado por la crisis de 2018 ya no es el mismo. La inauguración (al menos así eso fue lo comunicado) se hizo sin funcionarios municipales ni provinciales. Al lado de Macri no estuvieron la intendenta ni el gobernador, sino Corral y Angelini. Y cuatro obreros viales. Todo un dato para una fuerza política que se armó como contraespejo de “los atropellos del kirchnerismo” y pregona “convivencia política”, “trabajo conjunto sin mirar colores partidarios” e institucionalidad. Las circunstancias desnudan los ropajes del macrismo.

Uno más uno más…

Que el presidente explicite que hay más de un precandidato en Santa Fe es todo un dato de los tiempos que corren. No fue así en 2011, 2015 y 2017. En este último caso, la decisión de que hubiera una única propuesta electoral, forzó una desprolija pero contundente muestra de autoridad al tumbar la lista de candidatos alternativos que había armado el radical Jorge Boasso.

Hoy la situación es diametralmente opuesta. La Casa Rosada no tiene margen desairar al resto de los espacios internos. Con las acciones en baja, necesita de todos. A tal punto que una alternativa es rehabilitarlo a Boasso para competir en la primaria contra Roy López Molina por la Intendencia de Rosario.

La explicitación de que Angelini será de la partida no es buena noticia para Corral. El intendente santafesino aspiraba a ser el único candidato de la Casa Rosada. Si bien nada es definitivo en política hasta el último momento, ese plan parece ser cosa del pasado: no sólo porque el gobierno a diferencia de otras oportunidades necesita abrir el juego sino porque su principal soporte, el jefe de Gabinete Marcos Peña, estuvo a punto de ser eyectado del cargo y, al menos en esta etapa, su permanencia es con poder recortado y menor protagonismo.

Angelini, jefe de diputados provinciales del PRO, tiene bajísimo niveles de conocimiento. Como candidato está en condiciones objetivamente desventajosas. Su lanzamiento responde a cuestiones que vienen siendo muy charladas en el PRO santafesino. Entre ellas, no regalarle a un sector de la UCR el lugar de referente de Cambiemos en la provincia. Esa mirada la comparte buena parte del gobierno nacional.

Más allá de la línea directa Corral-Marcos Peña, Angelini es el operador político-territorial del gobierno en Santa Fe. Por él pasa el diálogo con intendentes propios y ajenos, recursos, programas sociales, asistencia económica, etc. Con esas armas el PRO buscará compensar esas condiciones objetivamente desventajosas como candidato.

Angelini se sacará circunstancialmente ese traje de operador político para calzarse el de candidato. No es lo usual ni lo más aconsejable, pero objetivamente el PRO santafesino no tiene muchas alternativas.

Con esas cartas, no es difícil proyectar lo que se viene. Angelini será el candidato del PRO, por lo tanto del gobierno (con lo que eso implica en materia de recursos, apoyos, gestos, etc) y contará con el favoritismo de Macri y buena parte del gabinete, que inclinará la balanza a su favor, sin abandonar, por supuesto a Corral. El santafesino competirá en condiciones de aliado, con menos “equipo” y el respaldo de la UCR nacional.

Fortalecer Rosario

Angelini tiene otra fortaleza interna. Es el jefe político del proyecto de poder más concreto que el PRO tiene en la provincia: arrebatar Rosario de las manos del socialismo. Las últimas elecciones lo pusieron cerca de esa meta, hasta que en mayo la economía voló por los aires, la caída de popularidad del gobierno prendió las alarmas y lo que parecía estar a la vuelta de la esquina de pronto no luce tan sencillo.

Hace tiempo el PRO Rosario practica un sutil intento por contrarrestar la imagen de que es una célula política manejada por titiriteros desde Buenos Aires. Ir a elecciones con un candidato a gobernador de la ciudad de Santa Fe bendecido desde Capital Federal no encajaba con aquél propósito.

La ausencia de Roy López Molina durante la visita presidencial despertó especulaciones de todo tipo. El candidato a intendente hace meses está sumergido en silencio, con intervenciones públicas quirúrgicamente dosificadas (a excepción de los traspiés que le provocaron sus adversarios en el Concejo Municipal) en plan de cuidar el capital que acumuló en las últimas elecciones de concejales. Nadie dejó de preguntarse por el faltazo. ¿Preservación? ¿Intento por despegarse del presidente y el gobierno nacional?

Por último, es un interrogante qué tanto se abrirá el juego en la interna de Cambiemos. También manifestaron interés por competir el diputado Incicco, aupado este lunes por Macri, y el embajador en Uruguay Mario Barletta. Incicco es PRO y el peso interno de Angelini se cruza en su camino. Barletta tiene el apoyo de Elisa Carrió.