Varias historias de vida han pasado por el programa de Santiago del Moro, pero la de Marina Simiam resulta sumamente particular: la científica e investigadora del Conicet que estudia la cura para el cáncer de mama y de cerebro decidió participar para que en caso de ganar pueda seguir sosteniendo sus investigaciones.

Así fue que durante el proceso de preguntas y respuestas, la investigadora llegó hasta la suma de 500.000 pesos y decidió, una vez respondida la pregunta en forma correcta, terminar el juego y llevarse esa suma de dinero.

«No nos depositan los subsidios y tenemos que trabajar», dijo Simiam en dialogo con el conductor del programa.

«Vamos a jugar por 500 mil pesos, por medio millón de pesos, es mucha plata. La verdad que valoro mucho tu empuje, tu garra, tus ganas, el ir para adelante, el querer cambiar las cosas. Quinientos mil pesos, estamos cerca de ganar una fortuna. Estamos, digo, porque es para todos lo que están haciendo ustedes. ¿En quién pensás en este momento, en alguien en especial?», preguntó Del Moro.

Enseguida, la concursante respondió: «Estoy pensando en lo que vamos a poder hacer».

Allí, Del Moro contestó con varias preguntas: «¿Te emocionás?  ¿Por qué? ¿Por el sacrificio, por los no, por la adversidad?».

«Y… porque está difícil y uno le pone mucho, es mucho esfuerzo», dijo la participante en medio de la emoción.

“Vinimos acá porque si recaudamos algo es para la investigación“, explicó de entrada la científica cuando fue consultada por el motivo de su presencia en el programa.

Más adelante, explicó que no les depositan los subsidios que tienen ganados y aclaró: «Me anoté porque soy osada y me pareció una oportunidad. Pueden venir cuando quieran a ver el trabajo que hacemos», dijo.

La última pregunta había sido sobre que famoso certamen de belleza tuvo como ganadora a Miss Suecia. La científica respondió: Miss Mundo, y luego de un suspenso de película del Moro respondió: «es correcta».

Simiam prefirió retirarse con la suma ganada y asegurada, a arriesgarse a jugar por $750.000, ya que no le quedaban comodines.