Por Alejandro Maidana

Al igual que el Fracking y los agrotóxicos, las Plantas Nucleares van desapareciendo en los países desarrollados y considerados del primer mundo. Argentina produce un importante caudal de energía eléctrica, por lo cual es incomprensible que una “bomba” dormida como lo es Central Nuclear de Embalse aún siga en pie y generando incertidumbre entre el pueblo informado y consciente.

Durante el último encuentro que reunió a premios Nobel Alternativos de Estados Unidos y Canadá realizado en la Universidad de California de Santa Cruz, el doctor Raúl Montenegro denunció internacionalmente que la coexistencia en el reactor de partes nuevas y antiguas, y la creciente acumulación de combustible nuclear agotado altamente radiactivo en los silos de cemento, próximos a la central, «lo vuelven más vulnerable y de alto riesgo. De chocar un avión de gran porte contra los silos podría ocurrir una catástrofe veinte veces mayor a la ocurrida en Chernobyl, afectando la salud humana y el ambiente en un radio de 500 kilómetros alrededor del reactor.

Sin embargo, y apoyada en la enorme desinformación reinante en el pueblo argentino, la actividad nuclear sigue adelante. El mundo ha conocido de catástrofes, el caso más resonante sin lugar a dudas tuvo lugar en Chernobyl en la vieja URSS , si bien es imposible olvidar la de Fukushima, Mayak en Rusia y Three Mile Island en los Estados Unidos, solo para citar algunos accidentes.

Una campaña que sigue cosechando críticas

MARA, el Movimiento Antinuclear de la República Argentina, calificó de «insólita y sin ética» la campaña infantil sobre héroes nucleares impulsado por Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA). Lo hizo a través de un documento del que participó técnicamente FUNAM, la Fundación para la defensa del ambiente, ONG miembro del MARA.

Desde el Movimiento Antinuclear de la República Argentina no dudaron en salir a repudiar esta inusual campaña y consideraron que «toda campaña destinada a aumentar la prevención ante el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que produce, la COVID-19, es bienvenida. Pero cabe destacar que Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, carece de ética para dirigirse a las niñas y niños que viven cerca de las centrales nucleares de potencia, pues sus actividades descargan rutinaria y accidentalmente bajas dosis de materiales radiactivos que pueden afectar la salud de esas niñas y niños. Los tres reactores en operación representan además, el peor riesgo tecnológico para las actuales y futuras generaciones, aún cuando dejen de operar».

Los miembros del MARA se preguntaron «cuál es sentido de relacionar héroes nucleares y  coronavirus, cuando la mejor lucha es la protagonizada por niñas, niños y adultos corrientes haciendo aislamiento social y manteniendo condiciones adecuadas de higiene. Esa ambigua caracterización solo induce a confusión, supuestamente para mejorar la maltrecha imagen de NASA y del sector nuclear argentino».

El Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM y miembro del MARA, recordó que «en el hipotético caso de que cualquiera de las centrales nucleares de potencias sufra el peor accidente o evento nuclear, el llamado Nivel 7 en la escala del INES, podrían verse afectadas la salud de las personas y el ambiente en un radio de 500 kilómetros alrededor de cada reactor siniestrado».

Sobre la peligrosidad que refieren este tipo de actividades que se van apagando en los países más desarrollados, pero que el gran laboratorio a cielo abierto llamado Argentina sigue replicando, Montenegro fue tajante: «Los residuos altamente radiactivos que van dejando las inseguras operaciones de los tres reactores nucleares de potencia de Argentina, se almacenan en depósitos vulnerables que mantienen su riesgo por más de 240.000 años, una verdadera pesadilla. Cuando dejen de operar las tres centrales, sus depósitos altamente radiactivos serán siendo peligrosos por milenios».

Basta que un avión comercial de gran porte impacte por ejemplo en el parque de silos de la central nuclear de Embalse, donde se almacena el altamente radiactivo combustible nuclear agotado, para que se produzca un evento equivalente a varios Chernobyl. Cada año hay más silos, más combustible agotado altamente radiactivo, y más riesgo.

Silvana Buján de BIOS, otra de las organizaciones que integran el MARA, sostuvo que Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima «nunca se preocupó por preparar a la familias que viven hasta 500 kilómetros de cada central nuclear de potencia, y que podrían sufrir los efectos de un hipotético peor accidente o evento. Durante años han venido haciendo deficientes simulacros para accidente nuclear leve unos 10 kilómetros alrededor de cada central nuclear. Las familias de las niñas y niños que vivían y viven fuera de ese radio de 10 kilómetros nunca fueron informadas de los riesgos, ni preparadas».

FUNAM señaló además que hubo en el pasado «visitas organizadas de alumnas y alumnos de escuelas primarias a las centrales nucleares de potencia, lo que es una aberración pues cualquier central puede sufrir un accidente o evento extremadamente grave. Ninguna autoridad educativa permitiría que sus alumnas y alumnos visitaran las instalaciones de un complejo petroquímico en pleno funcionamiento en Campana o la ciudad de Río Tercero, pero sí han permitido tales visitas a reactores nucleares. Las áreas gubernamentales de educación deben revisar este absurdo para que no se siga arriesgando la salud y la vida de niñas y niños. Si no lo hacen serán co-responsables».

Agustín Saiz del Movimiento Antinuclear de Zárate-Campana, un colectivo miembro del MARA, recordó que «en el Ministerio de Salud de Ucrania, de las 2.397.863 personas inscriptas para recibir tratamiento médico como consecuencia del accidente de Chernobyl un total de 453.391 son niñas y niños. Aunque estos pequeños no nacieron en la zona del accidente ocurrido en 1986, sus padres –que eran niños entonces- sufrieron los efectos de la contaminación radiactiva. Hoy esas 453.391 niñas y niños sufren anormalidades genéticas, malformaciones, cáncer y otras patologías. Nosotros no queremos que esto nos pase a nosotros en Argentina. La campaña de los héroes nucleares impulsada por Nucleoeléctrica Argentina es una burla peligrosa y siniestra».

El Movimiento Antinuclear de la República Argentina recordó que si algo caracteriza a la industria nuclear en Argentina y otros países «es el crónico ocultamiento de sus gravísimos riesgos, mantener en secreto los accidentes y brindar información falsamente tranquilizante. Es usual que repitan que las descargas rutinarias de materiales radiactivos al ambiente respetan la normativa vigente, sosteniendo, falsamente, que tales descargas son inocuas. La población debe saber que no hay ningún valor inocuo de radiación ionizante –radiación ionizante es la que liberan los materiales radiactivos. Cualquier valor es de riesgo conforme lo establecieron claramente las Academias de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos en el documento BEIR VII Segunda Fase».

Por último, fue Fabiana Vega del MAR, otro colectivo del Movimiento Antinuclear de la República Argentina quién acercó una medular reflexión: “Si Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima quiere hacer algo por las niñas y niños de Argentina debe decir la verdad, y preparar a esas niñas, niños y sus familias, que viven en un radio de 500 kilómetros alrededor de cada central nuclear de potencia, para que puedan actuar ante un eventual Chernobyl local».