Una vez más y de manera sistemática, las fumigaciones ilegales aparecen en la escena de aquellos pueblos que pugnan por liberarse de las mismas. El mismo guión de una película que muestra como sus principales actores, ocupan un papel que parece inmodificable más allá de las críticas concretas.

La dilación del dictamen de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados en torno a una nueva ley de agrotóxicos, genera una mezcla exacta de indignación y dolor en las poblaciones fumigadas. La salud y la memoria bombardeada desde diferentes flancos, un camino que no encuentra otra colectora que no sea la necesidad de volver a la raíz, la del ancestral cultivo de nuestro campo.

La fresca y ventosa mañana del miércoles, encontraría a José Febre vecino de Timbués, frente a un nuevo atropello ligado a las fumigaciones ilegales, “me levanté a las 6:35 hs de la mañana y al poner en marcha mi moto para dirigirme al trabajo, percibo un olor muy fuerte a veneno”, le comentó a Conclusión.

“Cuando me dirijo por ruta 11 y José Hernández, puedo observar el campo y a lo lejos un camión que llevaba un tanque enorme de venenos. El mosquito fumigaba muy cerca de la estación de trenes, dentro de la zona urbana de Barrio Maldonado”, relató.

Las asperciones no respetan zonas ni distancias, “esto sucedió en pleno ejido urbano, este campo está situado en ruta 11, entre las calles José Hernández y España. Apenas contemplo esto, lo primero que me invade es una impotencia bárbara, a sabiendas que me iba dejando a mi familia en mi casa expuesta al veneno, sumado a la preocupación por la salud de los vecinos”.

Lo primero que hizo José Febre, fue presentarse en el trabajo para luego ir a radicar la denuncia pertinente, “después de apersonarme, la policía se acercó al lugar para labrar un acta. La información que manejo a través de la palabra del comisario, es que el Secretario de Medio Ambiente de Timbúes, Juan Elías, argumentó que se trataba de productos banda verde y roja. Es decir que estamos hablando de herbicidas altamente tóxicos, cancerígenos todos, y esto lo ha ratificado la Organización Mundial de la Salud”, enfatizó.

En este caso en particular, la deriva quedaría alojada en un segundo plano ya que la distancia existente de esta fumigación con las viviendas era muy estrecha, “a solo 10 metros de las casas del barrio Maldonado y a 200 de las que se encuentran en el centro del pueblo. Timbúes cuenta con una ordenanza que prohíbe las fumigaciones a menos de 300 metros, algo que claramente se violó”, concluyó.

No importó la distancia y menos aún la condición climática, ya que el viento soplaba de sur a norte trasladando rápidamente el veneno hacía el pueblo. Una historia que se reitera tantas veces, como uno la pueda imaginar, una realidad que atormenta la calidad de vida y los días de aquellas personas que no se resignan a vivir dignamente.

Una construcción ancestral que se consolida en la región

La Red de Agricultura Ancestral es un espacio regional de pueblos que ante el constante ataque de un modelo productivo basado en peligrosos insumos y permanente ataque a la vida, se han unido para rebrotar derechos, soberanía, cultura, memoria, identidad con la semilla y los saberes de la tierra. Lo que se consolidó a fuerza de conciencia en Desvío Arijón, se expande de manera incesante y sin descanso, la agricultura ancestral nos muestra que se puede cultivar sin el uso de venenos, un desvío a la raíz que pronto dará sus primeros brotes en Timbúes. Una clara demostración que se puede volver a disfrutar de aquellos viejos olores y colores de nuestro campo.