Por Elisa Soldano

Román Ayala vive en Casilda, tiene diez años y a los cinco fue diagnosticado con déficit de hormona de crecimiento (el mismo trastorno que sufrió Lionel Messi). Desde abril el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación no le envía los medicamentos que necesita para su tratamiento.

El cartucho de hormonas que Román necesita trae 20 miligramos y le dura 25 días, inyectándoselas diariamente. Una ampolla de estas hormonas -que dura 25 días- cuesta entre 30 y 40 mil pesos.

Conclusión dialogó con la madre del niño, Ángela Elisabeth Ballestero, quién comentó: «Estuvimos renegando hasta que el Ministerio se hizo cargo, que fue el año pasado. Estuvo casi cinco años sin tratamiento«. Y agregó que no recibió respuestas del Ministerio de Salud de Santa Fe. «Solamente me comunico con la red de medicamentos de la provincia, porque ellos están en contacto con Nación».

Así, en octubre del 2018 comenzaron a mandar la medicación que Román necesita para tratar su trastorno, pero en febrero de este año el envió de la medicina se interrumpió, retomándose en marzo. Actualmente, la familia desde abril no recibe las hormonas. Ballestero indicó que el Estado no le da respuestas claras sobre por qué no envían más los medicamentos.

«Primero me dijeron que yo no envié la documentación correspondiente, y yo tengo todos los comprobantes del correo, las fotocopias de los papeles que mande, de los análisis, de la receta médica, de todo. Cuando se los mandé al Ministerio me dijeron que no es un error mio, sino del médico. Cuando le pregunté a la asistente social del (Hospital) Centenario me dijo que no sabe si es el médico, o soy yo, o cuál es el problema», relató.

Y añadió: «Ahora me dicen que yo lo tengo que llevar al nene a un control médico, cuando ya lo hice en marzo para renovar la documentación. Si lo vuelvo a llevar al control me va a decir lo mismo, y no está haciendo el tratamiento desde el mes de abril.»

Este miércoles, la mamá de Román se comunicó con la red de medicamentos de la provincia, donde -según comentó- le manifestaron que el Ministerio de Salud de la Nación había extraviado la documentación (período en el que el organismo acusaba a la mujer de no haber presentado los papeles correspondientes). Posteriormente la encontraron y actualizaron el sistema, pero en este momento la hormona no está disponible y por tal motivo no llega.

Sin embargo, al consultar con fuentes cercanas al laboratorio que produce la hormona, le confirmaron que el medicamento está disponible.

Ni para el boleto

«Yo más que nada quiero que el Ministerio de Salud me de una respuesta y me siga mandando la medicación para el nene. Vivo en Casilda y él se hace tratar en Rosario, había pedido una ayuda económica para el boleto hasta que él termine el tratamiento y tampoco me lo quisieron dar, me dijeron que no le correspondía porque él no tenía una discapacidad«, dijo Ballestero.

Y expuso la problemática del traslado: «Ahora me piden un control médico y yo tengo que viajar para sacar el turno y después tengo que volver a viajar para llevarlo al nene».

La frecuencia de los viajes a Rosario depende de los trámites que Román y su familia deban realizar. A veces se trasladas para controles médicos, y otras para realizar estudios como placas de los huesos, del cerebro y análisis de sangre. La situación a veces se complica porque para realizar determinados estudios desde los hospitales públicos lo derivan a clínicas privadas, acrecentando los gastos de familia, que no posee obra social.

Si bien el objetivo de la familia de Román es que el Ministerio vuelva a mandarles las hormonas para afrontar el tratamiento, la madre del niño señaló que «si por el momento aparece alguna ayuda económica, a mi me ayuda en el tema de viajar y moverme con él».

Además, la madre contó que el año pasado vivieron una situación extrema, dado que Román sufría discriminación en la escuela y en el club donde iba a jugar al fútbol.

«Román sufre un montón con todo esto, se da cuenta de que no crece. Él es un chico muy sensible, no falta el respeto y lo joden todo el tiempo, viene llorando de la escuela. El año pasado lo cambiaron de salón porque los compañeros lo molestaban, y yo agaché la cabeza porque ese colegio me queda más cerca y por eso no lo cambié», relató la madre del niño.

Ante esta situación, Ballestero hizo una nota pública denunciando la discriminación sufrida por su hijo y la falta de atención por parte del Estado y logró así que el Ministerio de Salud la inscriba en un programa de enfermedades poco frecuentes y se haga cargo del tratamiento.