Calles intransitables, ausentismo escolar, riesgo de contaminación, acumulación de malezas y anegamientos en terrenos y viviendas complican desde hace semanas la vida cotidiana de las alrededor de 40 mil personas que habitan la denominada Costa Santafesina por una combinación de la crecida del río Paraná y lluvias intensas.

Esa zona, situada a la vera de la ruta provincial número 1, en su primer tramo abarca los barrios La Guardia y Colastiné, de Santa Fe, la ciudad de San José del Rincón y la comuna de Arroyo Leyes. La primera parte de la Costa, de unos 20 kilómetros, se caracteriza por la belleza del paisaje natural, con calles de arena y poblaciones enmarcadas en el oeste por la laguna Setúbal y en el este por los ríos del sistema Paraná, pero carece de agua corriente de red -salvo el casco antiguo de Rincón-, y redes de gas natural y de cloacas.

La explosión demográfica experimentada en los últimos diez años provocó un aumento de la actividad comercial y de servicios, pero la falta de planificación ha intensificado las carencias que ya se observaban en el tráfico vehicular, que llevó a una ampliación de la ruta 1, y las históricas complicaciones en las temporadas de lluvias excesivas.

Las precipitaciones registradas desde inicios de abril, que no pasaron los 300 milímetros, causan un problema sin solución rápida debido a la saturación de las napas freáticas por la crecida de los cursos de agua y a los defectuosos sistemas de drenaje y desagüe. Los vecinos deben dejar sus autos en la ruta y transitar a pie las calles de arena y tierra anegadas, muchos niños no pueden concurrir a la escuela porque los transportes no ingresan y también tienen vedado el acceso a las barriadas tanto los patrulleros policiales como los servicios de ambulancia, además de dificultarse el reparto de mercaderías para los comercios.

Una ronda de consultas con autoridades municipales, de asociaciones vecinales y concejales halló coincidencias en cuanto al diagnóstico del problema: la nula capacidad de absorción del suelo. Sin embargo, también reveló visiones distintas acerca de las atribuciones y responsabilidades tanto en la emergencia como en los períodos secos, que deberían utilizarse para prevención.

Oscar Signe, titular de la vecinal de Colastiné Norte, consideró que en el caso del municipio de Santa Fe «hay que hablar de desidia, porque la Costa no les interesa, aquí sólo tienen que recoger los residuos y mantener las calles, y lo hacen en forma deficiente».

Para el vecinalista, «no se hacen las obras de infraestructura para prevenir los problemas en épocas de lluvias» y «hay una ausencia notoria del Estado», razones que llevan a Colastiné a reclamar separarse de Santa Fe y fundar una nueva comuna.

«El municipio sólo invierte el 10 por ciento de lo que recauda en la Costa por patentes de negocios, tasa de inmuebles o finales de obra, y con el dinero que aportamos desde aquí al municipio podríamos comprar una motoniveladora por mes», graficó Signe.

Por su parte, desde el Distrito Municipal La Costa admitieron a Télam que «los vecinos tienen derecho a sentirse decepcionados porque no pueden transitar las calles», pero remarcaron que «las condiciones no ayudan: las napas están saturadas desde diciembre y el agua no escurre».

Sobre este tema, el administrativo José Mendoza señaló que «se combinan el caudal de agua y las obras de infraestructura que faltan», pero señaló «que el ciudadano tiene responsabilidad» por construcciones en reservorios y otros lugares no permitidos.

En Rincón, lindante al norte con Colastiné, el diagnóstico es similar e incluso coincidente entre el intendente Carlos Sánchez (Frente Progresista Cívico y Social) y Teresa Facino (FpV), ex presidenta comunal y actual concejal.

Pero ante la problemática de las napas saturadas, que impide el escurrimiento de las aguas de lluvia, Sánchez dijo que «desde el municipio se ejecutó el desagote de los reservorios y eso impidió mayores anegamientos», en tanto Facino acusó a la administración «de no haber tomado los recaudos necesarios y, ya en la emergencia, no haber convocado a una junta de Defensa Civil».

En ese sentido, el intendente explicó que «son muchas las familias que dependen de la changa, de cortar el pasto en las quintas y otras actividades por el estilo que no pueden realizar ante la situación hídrica».

Facino trazó un panorama distinto al opinar que «esta situación no es extraordinaria ni mucho menos, y además se viene anunciando hace meses, porque todo el mundo habla del fenómeno ‘El Niño’, y acá la realidad es que faltó una política de Estado; con secar las napas freáticas con un eficiente sistema de bombeo hubiese bastado para no pasar estas penurias».

En la localidad de Arroyo Leyes el cuadro es el mismo: Milagros, vecina del barrio Jardines de la Costa, contó que lo cotidiano «se complicó a todo nivel» por los anegamientos y, como en los casos anteriores, criticó la política de desagote de los reservorios, «que de haberse hecho correctamente hubiese atenuado en gran parte el impacto de las lluvias».