Por Alejandro Maidana

Se organizan para surcar, sembrar, cosechar y comercializar, llevando al pueblo alimentos sanos, soberanos y con precios justos. Com-Caia es el nombre de una organización que bajo una coyuntura sumamente difícil como la actual, decidió dar un paso al frente, para que la copa de leche, el comedor, la ayuda escolar y el mantenimiento del lugar, sean las piedras basales de un camino que busca expandirse como la dignidad que los acompaña hace siglos.

Amerindia Libre es el nombre que Alberto Lugo, integrante de la comunidad Com-Caia, eligió para ponerle a esta incipiente organización. Son familias que, desde distintos destinos del país, han llegado a la zona de Recreo (Santa Fe). Esta comunidad Mocoví se encuentra anclada en el barrio San José, en un contexto estructural en donde el gobierno socialista en su momento les otorgó las tierras, pero solo eso, ya que quedaron en un completo abandono con respecto a otras estructuras.

Sin agua y luz segura, con sus casas de adobe, incluso donde se brinda la copa de leche, las y los integrantes de la comunidad se organizan y proyectan desde las raíces de la dignidad. La comunidad Com-Caia, forma parte de la larga lista de pueblos oprimidos por un modelo productivo amigo de los venenos, la concentración y la tierra sin trabajadores.

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Debido a la expulsión de aquellos que habitaban y resignificaban la ruralidad por parte del latifundio, las villas miserias de las grandes urbes sigan expandiéndose de manera exponencial. Éste sin duda alguna es el quid de la cuestión, hoy más del 90% de los habitantes de la república de la soja, habita en zonas urbanas, y eso no es algo antojadizo.

En Santa Fe hay 2.044 propietarios que concentran casi el 60% de las tierras. Esto quiere decir que, en una provincia en la que viven 3 millones y medio de personas, el 0,06% es dueño del 60% de las tierras. Ésta es sin dudas una problemática que debe resolverse, ya que representa el eje de toda discusión, es el huevo de la serpiente, la clave para entender el ocaso económico de un país rico, pero extremadamente inequitativo.

Las voces de Amerindia Libre nacen y se multiplican desde el pie

Rosa es una de las tantas mujeres que multiplican su corazón en la labor comunitaria que lleva adelante la organización, consultada por Conclusión indicó que “aquí en Recreo vivimos en comunidad, pertenecemos a la etnia Mocoví y desde el año pasado teniendo en cuenta el contexto que nos atravesaba, iniciamos junto a un grupo de familias una copa de leche y viandas los fines de semana”.

La salida es por abajo, solidaria e intercultural. “Estamos bien organizados, por ello también queremos agradecer a Federico Di Pasquali que vino a tendernos una mano, al igual que las y los compañeros del Movimiento Evita que nos prestan el lugar y los vehículos para poder retirar la verdura agroecológica que luego nos encargamos de vender. Estamos muy felices de poder llevar adelante este proyecto, y que el mismo pueda ser replicado en un medio como el de ustedes”.

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De extensa militancia popular y rural, Federico Di Pasquali se acercó a Amerindia Libre con la clara intención de acercar canales y herramientas que puedan servir de trampolín a los requerimientos de la organización, en diálogo con Conclusión, desasnó el camino que desembocó en una construcción que interpela el modelo productivo en toda su complejidad. “En lo particular comienzo a trabajar junto a la comunidad en el momento que se inicia la pandemia, ya que en los primeros meses se organizó a través de la copa de leche y ayuda escolar. A partir de eso se empezó a construir una identidad y a militar para fortalecerla. Básicamente es una organización muy incipiente, si bien son muchas más las familias que se encuentran en el lugar, 50 son las que integran la organización y sostienen el comedor comunitario que funciona cuatro veces a la semana siendo el sostén de toda la comunidad”.

Agrupados y solidarios, construyendo un nuevo paradigma productivo y social, desde Amerindia Libre impulsan la resistencia a un modelo productivo enemigo de la vida en todas sus ramificaciones. A esto debemos sumarle el cultivo de la tierra de manera agroecológica, por ello estamos empujando la venta de bolsones. A esta altura de la vida, y habiendo pasado los 40 años, mi estructura político-ideológica ha hecho que me acerque tanto al tango como a Perón, dejando de lado la idea de armar nuevas estructuras para aprovechar aquellas que ya vienen caminando. Por ello la idea de buscar el enclave o el convencimiento ideológico en lo que es la UTEP, como sindicato de los trabajadores de la economía popular, entendiendo que son los trabajadores del campo pobre. Si bien es preciso aclarar que esta comunidad tiene su propia identidad, su propia idiosincrasia, no deja de ser un grupo de familias impactadas por el modelo productivo actual, expulsivo, concentrador y envenenador, que, de no ser por contar con tierras en el lugar, estarían ocupando una de las tantas villas miserias del país”.