Luego de la inundación de barrio Empalme hace 35 años, el barrio supo reponerse frente a esta adversidad a puro fuerza de unión y solidaridad. Y en la actualidad, la situación de pandemia a expuesto nuevamente el gran corazón y la relación de ayuda mutua que existe en el barrio.

«Este barrio con todos los defectos que tiene una virtud muy grande que es la solidaridad. Este es un barrio muy humilde y hay mucha gente grande que no tiene conectividad. Desde la vecinal comenzamos hace un mes una campaña para que no quede ningún adulto mayor sin vacunarse«, contó Ortolani con respecto a la campaña que llevan adelante en Empalme Graneros.

Al tiempo que agregó que están «yendo casa por casa. Hicimos un voluntariado en auto y una empresa de taxi nos donó 20 viajes para llevar a vacunar a los vecinos de Empalme«.

El presidente de la comisión vecinal agradeció a todos los vecinos: «Agradecemos a los vecinos que vinieron a ofrecer su auto y a esta empresa de taxi que no la llamamos y se enteraron que estábamos pagando los taxis de nuestro bolsillo y vinieron automáticamente a ofrecernos su ayuda».

El principal problema del barrio

Uno de los problemas más urgentes que sufren a diario los vecinos de Empalme Graneros son los hechos de inseguridad de los que son víctimas desde hace algún tiempo hasta la fecha sin descanso. Desde robos de picaportes, tapas de alcantarillas y hasta el cableado de telefonía y luz, son los sucesos que día a día interfieren en el normal funcionamiento de uno de los barrios más antiguos de la ciudad.

Pero eso no es todo. En el ingreso desde el centro al barrio, por Juan José Pasó y la vía, los actos delictivos son mucho más agresivos y violentos, al punto de golpear con palos a aquellos que transiten por allí en bicicleta o moto.

Conclusión dialogó con el presidente de la comisión vecinal de Empalme Osvaldo Ortolani, quien expuso que lo que preocupa mucho a los vecinos en general son «los pequeños robos».

«El robo de cable, de un picaporte, de una tapa de fundición. Por ejemplo, el robo de cable de teléfono conlleva que una familia en estos momentos de pandemia que tiene conexión en su teléfono, no lo tenga. Una tapa que se roba es un chico en una moto que se puede matar o una señora anciana que puede pisar ahí. Esas son las cosas que nos preocupan. Y la solución no es poner un policía en cada cuadra, es hacer un poco de inteligencia y nada más», agregó el referente de los vecinos.

Con respecto a esta situación, Ortolani contó que la semana pasada «estuvimos hablando con el ministro de Seguridad. Por un lado, nos propuso y nos dijo que iban a poner la semana que viene policías motorizados permanentes en el lugar, esperemos que así sea, y que iban a puntualizar en este tipo de robos».

Pero para el directivo de la comisión vecinal el problema más grave es el que sucede en el ingreso al barrio. «Tenemos la entrada al barrio, la vía y Juan José Pasó, donde el robo de bicicletas y motos es a palazos. Parece que estamos en la época de las cavernas. Hay personas que llegan a nuestro dispensario con la cabeza rota o la cara toda desfigurada«, explicó el representante del barrio de la zona noroeste.

Y denunció: «Robarle la bicicleta a un pobre muchacho que va a laburar y para eso meterle un palazo o un ladrillazo en la cara, es realmente criminal. Es mucho más allá del hurto, del robo. Nos preocupa».