A raíz de varios comentarios de vecinos de la ciudad en redes sociales, se hizo público el descontento por la colocación de las vallas de obras públicas pertenecientes a Aguas Santafesinas, más conocidas como «corralitos», por la afectación que tienen en el tránsito rosarino y debido a varios accidentes que han ocurrido en las últimas semanas.

Es común encontrar dispuestas en las calles a las vallas de la empresa estatal, las cuales quedan en el lugar donde trabajan los especialistas en reparación de caños de agua y cloacas, advirtiendo que allí hay una obra en pleno proceso.

Este proceso, en términos generales, lleva un tiempo aproximado de 15 días hábiles, es decir, alrededor de 2 o 3 semanas, y esto está ligado al tamaño de la obra, la profundidad en la que se encuentre el caño roto y, luego, esperar el tiempo de secado del cemento utilizado en la calzada o veredas.

Para quitar toda duda al respecto de la utilización del vallado por parte de la empresa estatal de servicio de agua, Conclusión le consultó a Guillermo Lanfranco, gerente de comunicación de Aguas Santafesinas, sobre el tiempo que están los «corralitos» en cada obra, la responsabilidad a la hora de colocarlos y que cuidados deben tener quienes transitan cerca de ellos.

«Donde hay un vallado en el espacio público, hay un trabajo en proceso. O sea, un trabajo de reparación, tiene que ver con una rotura que se produjo en una cañería subterránea, en la red nuestra de agua potable, en la red de cloacas que son todas subterráneas y tenemos más de 4 mil kilómetros de caños bajo tierra», expuso Lanfranco.

Más adelante, explicó: «Cuando se rompe una cañería el único modo de acceder es cavar hasta llegar a ese conducto, a veces están a una profundidad importante, por lo general son cuatro o cinco metros, hay que sacar toda esa tierra, llegar al caño, repararlo, después hacer el relleno, compactar y por último el asfalto. Normalmente ese proceso lleva 15 días hábiles, estamos hablando de dos a tres semanas desde que se produce la intervención, o sea que se abre el pavimento».

Enseguida, Lanfranco recalcó la responsabilidad que tiene Aguas Santafesinas para con la colocación del vallado de obra: «Los vallados que instalamos están por normativas municipales, es decir, la Municipalidad tiene claramente establecido como señalizar en la vía pública una intervención. Nosotros una empresa y, creo somos la que más cumple en las normas establecidas, tenemos vallas reflectivas, balizas que trabajan con luces intermitentes y, en algunos casos canalizaciones, es decir otras vallas que avisan para eludir el tránsito».

«Nosotros tenemos un estricto cumplimiento de esta normativa porque al no cumplirla puede tener consecuencias no solo para los transeúntes o para los vehículos, sino consecuencias a nivel faltas y puede tener una penalización», sostuvo el encargado de la comunicación de Aguas.

Las vallas colocadas en la vía pública muchas veces han sido actores principales en el desarrollo de accidentes, por lo que Lanfranco señaló que «a veces no se ven esos vallados. Casi siempre los accidentes suceden de noche cuando la visibilidad está reducida. Otro agravante son los días de lluvia cuando el pavimento resbaladizo reduce la capacidad de frenado y afecta la conducción, pero lo más importante es la imprudencia».

«Si yo tengo una calle donde la circulación es de 30 kilómetros por hora y vengo a 40 kilómetros, incremento un tercio el riesgo de no ver esa señalización, y ni hablar en una avenida donde tenemos velocidades mayores», detalló.

Más adelante señaló: «Casi siempre lo que detectamos en las pericias son los errores de manejo, por lo tanto, lo que decimos es que si cumplimos las normas de tránsito en el más amplio sentido, vengo a la velocidad adecuada por el carril que corresponde con luz encendida, no debería tener el problema de encontrarme con ese vallado. Las compañías de seguros o la fuerza policial verifican que se haya cumplido con las normas de transito que evitan el accidente».

El proceso de terminación de obra en la calle puede demorar varios días como remarcan desde la empresa de servicio de agua de la provincia de Santa Fe, y esa cuestión suele generar malestares en los conductores rosarinos, como en los peatones que caminan las calles de la ciudad.

Al respecto, Lanfranco mencionó que desde la empresa entienden que «es antipático andar por la calle y ver que está reducido el tránsito, y en vez de haber dos carriles hay uno solo, y siempre se produce una aglomeración momentánea del tránsito, pero es así, no podemos evitarlo. Si nosotros dijéramos que hoy sacamos todos los vallados de la ciudad, al día siguiente tendríamos desbordes cloacales, gente que nos llama porque no tiene agua o hundimiento de la calzada que provocarían problemas de tránsito».

Finalmente, el gerente de comunicación de Aguas subrayó: «En algún sentido, tenemos que convivir con estas cuestiones porque tienen que ver con un servicio esencial que es el agua potable y los desagües cloacales».