La ONG Centro Solidario Basilio de barrio Larrea es un espacio donde existe una huerta comunitaria, que llena las ollas del comedor que allí funciona y donde, por otro lado, se llevan adelante cursos y talleres gratuitos para los vecinos, incluido apoyo escolar. Estas actividades, estarían molestando a algunos vecinos aledaños al espacio social y cultural.

«Nosotros tenemos equipos de vecinos voluntarios que se encargan de lo que es cocina y se preparan 350 raciones. Hay cuatro capacitaciones de oficio, adaptamos a la modalidad de la pandemia. Nos manejamos mucho con inclusión barrial, o sea que nuestro laburo principal, es para las mamás y los niños, mucho trabajo con discapacidad y cuestiones sociales», contó a Conclusión el secretario de la institución, Matías Espinoza, en relación las actividades que se realizan en el centro cultural.

El espacio recibe ayuda de gente solidaria y de activistas, como el programa «Donar en el ascensor«. Espinoza mencionó al respecto que «son unos chicos que recolectan comida a través de los ascensores. Nos ayudan con leches, aceites, etcetera. El que quiera puede sumarse a nuestra propuesta de inclusión barrial».

Para la ONG de la zona oeste, no es todo color de rosas. La presidenta de la ONG, Gabriela Lezcano, denuncia el continuo hostigamiento que recibe de parte de un grupo de ocho vecinos coordinados, en teoría, por un agente de tránsito con cargo municipal, que se hacen llamar el Concejo Vecinal. Dichos vecinos -afirmaron- se desempeñan como agentes del municipio, en distintas dependencias.

«Lamentablemente, tuve que acudir a pedir auxilio, como presidenta de la institución, porque tenemos miedo a la actitudes de este señor«, expresó Lezcano sobre Ansaldi.

Estas actitudes, según la presidenta de la ONG, son bastante a menudo. «El último inconveniente que tuvimos es que se acerco a la institución cuando estábamos dando el taller de huerta, había cinco mujeres, de las cuales dos son menores y yo soy responsable, y comenzó a increparnos, a decirnos que iba a utilizar sus influencias para sacarnos«.

La responsable del espacio social, acusa a los vecinos que conforman el «Concejo Vecinal» de confundir a barrio Larrea con un barrio municipal. Espinoza dijo que les gustaría explicarles a estos vecinos que «sostienen que es un barrio Municipal, pero este es barrio Larrea. Ellos piensan que son dueños del barrio y les molesta el objeto de nuestra institución que es la inclusión barrial».

Estas acciones que, según Espinoza, afectan el normal funcionamiento de la institución, fueron denunciadas en el distrito de la zona. Espinoza habló con «Fernando Leva en el distrito noroeste hace dos años y no obtuve respuesta alguna. Ellos conocen perfectamente el laburo comunitario que se hace desde esta institución. Los denunciamos en el Inadi por discriminación y por violencia de género«.

«Yo lo que quiero es que cesen con el hostigamiento, que nos dejen trabajar y cocinar tranquilos. Que nos dejen dar las clases tranquilos«, añadió la responsable de la ONG y argumentó sus denuncias por discriminación:«Nos dicen que estamos juntando negros y que la huerta comunitaria da mal aspecto al barrio».

El espacio social y cultural se abastece de la producción que desarrollan en la huerta. Al respecto Lezcano mencionó que de allí «sacamos verduras para comer nosotros, para que coman nuestros alumnos, para que coman nuestros propios voluntarios, que son vecinos voluntarios que vienen a ayudar. ¿A quien le puede molestar una huerta?«.

Según pudo saber Conclusión de fuentes municipales, el hombre indicado como el coordinador del grupo que instiga al cese de actividades en la huerta figura efectivamente en la planilla de agentes de tránsito del municipio, aunque no realiza tareas presenciales actualmente por ser grupo de riesgo ante la pandemia del coronavirus.