SáBADO, 30 DE NOV

Comunidad Rebelde: una mirada profunda hacia el interior de Villa Banana

La organización social territorial funciona en uno de los lugares más aletargados de Rosario. Conclusión charló con Iván Moreyra, uno de sus referentes, para conocer en profundidad el trabajo que realiza.

Por Alejandro Maidana

Villa Banana tiene historias para contar. Es un amplio asentamiento irregular que va desde la intersección de las avenida Pte. Perón (ex Godoy) y Bv. 27 de Febrero con las vías del Ex FFCC Belgrano hacia el sur, cuenta con una población estable que supera los 15 mil habitantes. Allí, funciona Comunidad Rebelde una organización social que nació en 2012 a través de los vecinos cansados y hartos de la violencia en la zona. El objetivo es eliminar la estigmatización de uno de los sectores más humildes de Rosario.

En referencia a la historia de Comunidad Rebelde, Conclusión dialogó con Iván Moreyra, uno de sus referentes.

¿Cuándo y cómo nace Comunidad Rebelde?

— El nacimiento se da en un contexto álgido dentro del barrio. El 26 de diciembre del 2012 los vecinos cansados del narcomenudeo y la violencia toman la decisión de derribar un búnker que a posterior se transformaría en un centro comunitario. Esto se logra gracias a varias asambleas que realizaron vecinos y organizaciones sociales que ya venían trabajando en el territorio.

¿La idea del centro comunitario fue bien recibida por los moradores?

— Fue un debate profundo ya que muchos punteros políticos oportunistas planteaban que en ese lugar lo ideal era levantar una plaza y no un sitio que albergue ideas superadoras. La verdad es que pudimos dar un salto cualitativo en la conciencia de la barriada.

¿Qué función cumple Comunidad Rebelde dentro de la Villa?

— Es un lugar de sociabilización de los vecinos, esto antes no existía. Podríamos compararlo con el funcionamiento de una vecinal, hoy los habitantes se sienten más empoderados. Es necesario agradecer el notable aporte de dos arquitectos amigos que tuvieron una gran experiencia de urbanización en las favelas de Brasil que nos dieron la enorme idea de levantar el centro con material reciclado. Antes, y esto es más que destacable, estuvimos tres meses sacando los escombros de lo que supo ser el búnker.

¿Cómo transcurren los días para una organización social?

— Es una lucha constante, tenemos que pelear contra la falta de respuestas del Estado y con el avance del narcotráfico que se lleva a nuestros pibes. Cuesta mucho lograr que las mamás se hagan cargo de sus hijos en este contexto tan áspero. Hoy gracias al recupero de un potrero pudimos volcar a través de lo lúdico ese esparcimiento tan necesario para nuestra juventud.

¿El asesinato de Javier Barquilla los golpeó fuerte?

— Javier era un trabajador muy respetado en el barrio. El contexto de su muerte estuvo íntimamente relacionado con esta moda lamentable de usurpación de casas para abrir a posterior un búnker. Este no es sólo un problema de Banana, es un flagelo de muchos barrios populosos en donde la mayoría de los pleitos se dirimen a los tiros. Lo de Javier para la organización fue un golpe muy duro ya que era un colaborador de la misma.

¿Reciben el apoyo de algún privado o institución?

— Comunidad Rebelde recibe una mano muy grande por parte de la Peña leprosa “Patón” Guzmán. Junto al ex arquero de Newell’s y en su momento también el “Melli” García de Rosario Central, pudimos armar un picado antes del clásico rosarino para difundir la importancia del potrero recuperado. Fue una linda manera de demostrarle a la sociedad que se puede jugar al fútbol y que reine la tranquilidad tanto adentro como afuera. También quiero resaltar el apoyo de los chicos de “La Vie en Rose “de Pichincha que siempre están dispuestos a tender una mano solidaria.

¿La llegada de Gendarmería Nacional aportará algún tipo de solución al problema de la droga?

— Ninguna. Nosotros nos oponemos a la idea de militarizar los barrios, ya lo vivimos en la época de Sergio Berni lo que no trajo ninguna solución a la problemática del narcotráfico. Esta es una triste manera de estigmatizar a la juventud de las barriadas populares, la única tarea que realizan es parar a los ni-ni, que son los pibes de 15 a 20 años que ni estudian, ni trabajan. Es ahí donde vemos el error, ellos no manejan el poder económico que financia el gran negocio del narcotráfico. En Villa Banana no necesitamos destacamentos policiales, necesitamos destacamentos sanitarios, escuelas y centros de contención para el adicto. Hay una urgencia en torno a las guarderías municipales, muchas de las chicas no pueden acceder a trabajos porque no tienen con quién dejar a sus hijos.

¿Qué opinan los vecinos cuando se habla de inseguridad y se marca a lugares como Banana como puntos calientes?

— Les duele en lo más profundo de su alma. Es difícil poder sobrellevar en el lomo una campaña tan grande de estigmatización. Saben que la manera más potable de brindar “seguridad”, es con la apertura de calles, con urbanización, con viviendas dignas y con trabajo genuino. Es por eso que consideramos que la militarización del barrio solo nos traerá más dolores de cabeza que una solución real. Hoy, y gracias a un reclamo constante que acompañamos siempre con movilización, podemos decir que han comenzado las obras en el marco del Plan Abre. Esperamos ver a la Villa mas olvidada de Rosario urbanizada e incluida.

 

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