Foto: Ilustrativa.

 

Una joven de Rosario denunció a través de sus redes sociales la situación que vivió en la noche de este domingo, cuando se tomó un taxi en el centro de la ciudad y vivió minutos de miedo y desesperación.

La joven publicó una serie de historias en su cuenta de Instagram, donde relató la situación y explicó que subió al vehículo en Pellegrini y España. Al hacerlo, le dijo al conductor la dirección y le indicó que doble por Entre Ríos y se dirija hacia el sur.

Allí inició el calvario, ya que el taxista comenzó a escuchar un audio, en donde otro hombre le pedía “una pizza, si no tenés quiero un carlitos y si no tenés quiero una medialuna con jamón y queso”, mientras detallaba cada ingrediente.

“Yo lo único que me acordaba era de Jeffrey Epstein y el pizzagate, pero me dije que estaba flasheando y que no me podía estar pasando eso”, detalló la joven al hacer alusión a la red de trata de personas y abuso sexual infantil, donde se presume para para referirse a las víctimas se utilizaban nombres de comidas.

Ante este situación, la joven le contó a una amiga, vía WhatsApp, lo que estaba sucediendo y le describió el aspecto físico del conductor del taxi. Acto seguido, le mandó un audio: “Si amiga, te aviso cuando llego”. Al escuchar esto, el taxista mandó un audio a su interlocutor asegurando que al final tenía “un choripán con mayonesa”.

“Estaba en Entre Ríos y 27 de Febrero, ahí me dije que si no me bajaba ahí no la contaba más. Le dije al taxista que me quería bajar, él me preguntó qué me pasaba, si estaba bien y me empezó a preguntar muchas cosas. Me bajé y me fui caminando tranquila para que no sospechara, pero cuando bajo veo que seguía mandado audios y se quedó en la esquina frenado”, relató la joven.

“Ahí dije ‘si se queda frenando en la esquina es porque está mandando mensajes avisando que no había agarrado la carnada’”, temió la joven, quien decidió cruzarse de vereda –para evitar quedar de la mano en que doblan los autos- y comenzó a parar vehículos “pidiéndole a Dios y al universo que no sean cómplices del taxista”.

Finalmente, tres personas la ayudaron y la llevaron hasta su casa. “Frenaron tres chicos que me salvaron la vida porque confiaron que no era nadie que los estaba engañando. Yo deposité mi vida en ellos, porque si eran cómplices del taxista no la contaba. No puedo creer que pude ser la próxima Ni una menos”, lamentó.

Y concluyó: “Cuento esto para que no lo pase ninguna otra piba, que ninguna otra piba esté preocupada si hablan en código de comida, porque capaz que sos la próxima que no la cuenta. No quiero más esto para ninguna piba, para ninguna persona. Espero que otra piba no lo tenga que vivir. Ojalá que She Taxi no se caiga”.