Por Alejandra Ojeda Garnero

A tres años de la tragedia, las heridas no cierran. Hoy se cumplen 3 años de la explosión del edificio de calle Salta 2141 donde perdieron la vida 22 personas. Para conmemorar la memoria de las 22 víctimas los familiares realizarán un acto como todos los años.

Está previsto que a las 9.38, momento exacto de la explosión, sonarán las sirenas de los bomberos. Como todos los años familiares se reúnen frente al predio que rinde homenaje a las víctimas para compartir sus emociones y continuar en su reclamo de justicia y expropiación del terreno.

Entre las actividades está prevista una misa oficiada por monseñor Eduardo Martín, también los familiares darán detalles sobre el estado de la causa judicial. También estará presente el diputado porteño Gustavo Vera, referentes de las distintas tragedias de Buenos Aires  como Cromañón, Once y de las inundaciones de La Plata.

Como todos los años los ex combatientes de Malvinas ofrecerán un plato de comida caliente para todas las personas que acompañen el acto. Además, Cecilia Petrocelli y el grupo folclórico Los Nocheros brindarán un recital para completar el homenaje a las víctimas.

En este nuevo aniversario los familiares continúan con su reclamo de justicia y el pedido de expropiación del predio para la creación de un espacio para la memoria,  para contención y capacitación para prevenir situaciones similares.

Por otra parte, tampoco están conformes con los tiempos de la Justicia respecto del juicio oral que juzgará a los 11 imputados por la tragedia, los gasistas Carlos García y Pablo Miño, los administradores del consorcio Mariela Calvillo, Norma Bauer de Calvillo y Carlos Repupilli; y los empleados de Litoral Gas, los inspectores Gerardo Bolaños, Guillermo Oller y Luis Curaba; el jefe técnico Claudio Tonucci y la gerenta técnica Viviana Leegstra y el técnico José Luis Allala.

Para recordar los momentos de tanto dolor y a la vez de solidaridad que se vivieron en aquel momento, Conclusión dialogó con Jorgelina, integrante de la organización Rosario Solidaria, quien estuvo presente desde el minuto cero del martes 6 de agosto de 2013 hasta el día viernes para brindar a los afectados por la tragedia, la mayor contención y ayuda posible.

A partir del sábado entendieron que su trabajo en el lugar ya no era necesario, las familias estaban reubicadas en distintas viviendas de familiares o amigos y sólo quedaban los técnicos para realizar las pericias y remover los escombros para  encontrar las pertenencias pudieran rescatar para devolverlas a sus dueños.

Como las necesidades pasaban por otro lugar, la semana siguiente Rosario Solidaria se movilizó para organizar un recital para recaudar fondos para que las personas que no tenían donde vivir pudieran alquilar un lugar. En el evento recaudaron un total de 500 mil pesos, participaron alrededor de 10 mil personas que querían colaborar de alguna forma.

Jorgelina recuerda el 6 de agosto como si fuese hoy, y rememora “estábamos las coordinadoras, de casualidad, a cinco cuadras. Llegamos a la zona a las 10.15. Ese momento fue tremendo, escuchamos la explosión y estallaron los vidrios. Estábamos en el colegio San Patricio salimos a la calle y las líneas (de teléfono) colapsaron, empezamos a llamar a todo el mundo. Dijimos hay que hacer algo, hay que organizarse, hay que laburar y nos fuimos a la zona. Hablamos con Marcos Escajadillo”, y así comenzó la labor humanitaria de contener y ayudar a los habitantes de Salta 2141.

“Nos organizamos todos los voluntarios, lo primero que hicimos fue organizar la comida, el abrigo. Empezamos con una colecta pidiendo a la gente y como no teníamos donde recibir las donaciones, porque la gente no iba a poder pasar, entonces empezamos a pedir a las empresas”, y la respuesta fue inmediata.

Primero la incertidumbre, luego la desesperación que sintieron al llegar al edificio siniestrado y después la calma para actuar y poder ayudar a quienes más lo necesitaban en ese momento, fueron algunas de las sensaciones que vivieron los voluntarios que pensaban, “habremos llegado los 45 minutos, el edificio estaba en llamas y empezamos a pensar cómo organizar nos preguntábamos cómo íbamos a hacer para ayudar a tanta gente, para darle agua, comida, todo”, porque en definitiva, los sobrevivientes lo único que tenían era lo que llevaban puesto, el resto de sus pertenencias quedaron bajo los escombros del edificio tras la explosión.

Finalmente definieron un lugar de encuentro en un edificio cercano ubicado por Oroño al 200 y distintas empresas de Rosario acercaron sus donaciones a ese lugar para poder asistir a las víctimas sobrevivientes, a los bomberos y rescatistas que trabajaron a destajo.

Jorgelina no puede olvidar el gesto de solidaridad que tuvieron algunos empresarios, porque “todas las empresas se pusieron nuestra total disposición, todavía no éramos una ong con el nombre que hoy tenemos y no teníamos el voluntariado organizado como lo tenemos hoy y menos para una catástrofe de ese tipo”, graficó.

“Por un lado explotó calle salta y por otro lado estalló la solidaridad en Rosario, la gente quería hacer algo entonces había que organizarlo en base a lo que ellos necesitaban”, recordó muy emocionada.

En principio había que resolver la comida para los sobrevivientes y para los rescatistas, entonces, “nos pusimos en contacto con Rosario Cocina Ideas y la primera noche hicieron hamburguesas. El bar de Jujuy y Oroño nos prestó las instalaciones para preparar la comida. Estábamos con bomberos, rescatistas, familiares, amigos”, contó Jorgelina.

“Otra cosa que quiero destacar es la presencia de un sacerdote y un rabino que le dieron la bendición a todos los voluntarios y a los rescatistas que estaban presentes y acompañar a los familiares (de las víctimas) un gesto muy noble”, remarcó.

“Jorgelina recuerda que “todo el mundo quería colaborar pero teníamos que estar muy organizados porque a la zona cero no se podía ingresar y estaba controlado quienes pasaban. Entonces la ayuda estaba desde otro lugar, desde ver qué podían hacer que eran las cosas que necesitaban”, detalló la voluntaria.

Los voluntarios estuvieron en el lugar desde el minuto cero hasta el día viernes en que terminaron las tareas de rescate y de ayuda para movilizarse hacia otro lugar y prestar su colaboración de otra forma.

“En lo personal a mi me cambio la cabeza, yo no soy la misma antes de calle Salta que después de calle Salta. En el sentido que el valor de la vida, de cada segundo, de los afectos, no es lo mismo”, aseguró Jorgelina y agregó, “una de las cosas que aprendí es el valor de un abrazo de una persona que te encontrabas ahí, es inolvidable”.

La voluntaria también valoró la participación de distintas organizaciones que acompañaron, “estuvieron los escout, Canal Luz, el Ejército de Salvación, Ex combatientes de Malvinas, Bomberos, organizaciones no gubernamentales, todas conformadas por muchos jóvenes”.

“Explotó el edificio y estalló la solidaridad en Rosario”, es una frase que no deja de repetir Jorgelina, en un intento por graficar la inmensa colaboración que prestaron las distintas organizaciones, empresas y vecinos de la ciudad que tenían la necesidad de ayudar con algo.

Tal fue la solidaridad desplegada por los rosarinos que cuando pedían donaciones de algún objeto específico, a los pocos minutos tenían que rechazar donaciones porque era innumerable la cantidad de donaciones que llegaban.

En ese sentido agregó que “tanto la gente como las empresas nos llamaban todo el tiempo para preguntar qué necesitábamos”.

Rosario Solidaria estuvo hasta el día viernes y después cambiaron el rumbo y organizaron un recital donde se recaudaron 500 mil pesos y donde asistieron más de 10 mil personas. “Lo que pretendíamos con el recital era que todo el que quisiera colaborar, pudiera hacerlo”, y lo recaudado  fue a los damnificados.

Jorgelina destacó especialmente “el trabajo de los hermanos Abiad y Jorge Cura de Metropolitano que donaron absolutamente todo para el recital”.

Durante la semana que se llevaron adelante las tareas de rescate, “se organizaron en turnos de tres horas donde participaba un total de 20 voluntarios por turno. Así se iban renovando pero la gente no se quería ir, quería quedarse a seguir ayudando”, remarcó la voluntaria.

Otro dato escalofriante que le llegó a lo más profundo del corazón a Jorgelina fue la noche, “era un silencio absoluto, fue conmovedor. Todo, hasta las lágrimas de la intendenta (Mónica) Fein cuando nos pidió que estemos todos juntos y nos agradeció”.

Para resumir aquellos momentos Jorgelina encontró tres palabras “valor, esperanza y solidaridad”.

Y después de haber vivido esa experiencia se aventuró a lanzar un concejo para todos “no esperemos que haya una explosión, un estallido. Que el estallido lo tengamos en nuestra propia vida, en nuestro propio corazón y hacer algo por el otro. Siempre hay alguien que lo necesita, no esperemos el shock para salir a la calle a dar una mano”.

Para finalizar, reflexionó que “de las cosas simples se aprende muchísimo. Que cada uno reflexione para ver qué puede hacer para que este mundo sea cada día un poquito mejor”.