Anoche desde las 19.30 Rosario y la región estuvieron a oscuras. Es que un gran apagón general dejó sin luz a la ciudad y alrededores y sorprendió a millones de habitantes que por casi dos horas debieron moverse en la oscuridad de la noche.

Lorenzo Blas, Gerente de Explotación de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), habló en LT3 para dar detalles sobre los motivos por los cuales se produjo el masivo apagón y señaló que “muy próximo a las 19.30 se produjo la salida de servicio de la estación Rosario Oeste que es la que nos suministra la energía a la EPE”.

“Esta estación estaba trabajando en paralelo con San Nicolás y Sorrento que es la central que está en Rosario y al dejar de entregar energía, las otras no tienen la capacidad de entregar el total de la energía por lo cual por efecto de arrastre, entraron fuera de servicio. El problema básicamente fue una avería de un equipo que brinda servicio en alta tensión de la empresa transportista de energía», explicó el Gerente.

El desperfecto dejó sin alimentación de 132 kilovoltios (kV) a las líneas que conectan con la EPE. La luz volvió cerca de las 21.20, casi dos horas después del gran apagón.

La salida de servicio afectó el sector comprendido desde Oliveros hacia el sur, incluyendo ciudades como Villa Constitución, San Lorenzo, Casilda y Firmat hasta Puerto General San Martín.

En total, fueron damnificados unos “400 mil suministros (clientes)”, según dijo Lorenzo Blas. El número equivale a decir que involucró a algo menos de dos millones de habitantes sólo en Santa Fe.

En tanto, en el caso de Buenos Aires el problema se produjo por el llamado efecto arrastre. “Una  especie de contagio por lo ocurrido en Pérez, que hizo que el sistema no se pudiera sostener”, añadió. No obstante, el área bonaerense se repuso más rápido, en una hora aproximadamente.

Para recuperar el servicio por parte de la compañía eléctrica provincial, se debió esperar que Transener lo autorizara. “Quedamos a la espera de que la mayorista hiciera las primeras reparaciones”, dijo Blas.

En rigor, la acción preliminar  fue realizar aislamientos de las otras instalaciones para lo que hubo que verificar primero la inexistencia de efectos colaterales, como voladuras de trozos de metal o roturas de materiales. Es que la explosión incidió directamente en dos barras, es decir conductores de donde salen las líneas de la EPE; en otras palabras el lugar de conexión de esas salidas.

Una vez aislado el problema, las barras fueron repuestas, aunque todavía no fue cambiado el interruptor que explotó.

A partir de ese momento, la  energía se fue reponiendo por parte de la EPE según lo demanda el protocolo. En efecto, la tensión se fue estabilizando de a poco.

No obstante, Blas descartó algunas cuestiones que pudieron haber ocurrido. “Con seguridad no fue por alta carga ni por cuestiones atmosféricas (por ejemplo un rayo), aunque sí se podría pensar en una falla de materiales”, sostuvo el funcionario.

Precisamente, el enorme apagón, que motivó quejas de todo tipo por parte de los usuarios del servicio eléctrico, significó también un perjuicio para la EPE, aunque la falla haya sido en su distribuidora. “Sufrimos el lucro cesante por la gran cantidad de energía no vendida y, obviamente, la imagen de la empresa siempre resulta afectada”, cerró.

Foto: Salvador Hamoui

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