El sistema de salud está colapsado. No hay camas críticas ni personal que puedan hacerle frente a este escenario epidemiológico. La situación continúa agravándose y los anuncios de nuevas medidas para contener la circulación ciudadana siguen demorándose.

Las autoridades sanitarias provinciales piden restricciones, pero dicen entender que su aplicabilidad está jaqueada por las necesidades económicas de la población. Mientras tanto, las internaciones aumentan en número y tiempo, además de reducir su resultado final. «Estamos teniendo un 60% de mortalidad», advirtieron desde el Ministerio de Salud de Santa Fe.

«La situación en la provincia es muy complicada. En este momento, en la ciudad de Santa Fe hay cero camas públicas y cero camas privadas. Rosario tiene cero camas públicas y algunas privadas, muy poquitas. Rafaela tiene una sola cama pública. La situación de estrés sanitario es muy grande», describió este martes el director de Tercer Nivel, Rodrigo Mediavilla.

El director de Tercer Nivel, Rodrigo Mediavilla

Según informaron las autoridades sanitarias, el promedio de edad en la ocupación de camas es de 45 a 50 años. Este dato tiene a su vez impacto en la cantidad de tiempo que las personas se mantienen internadas. Los especialistas explicaron que en la ola anterior, quienes requerían mayor internación eran los adultos mayores. Estos, al no estar vacunados, tenían menores defensas frente al virus y al poco tiempo de estar contagiados, liberaban la cama por fallecimiento. Ahora la situación es inversa: los jóvenes no están vacunados, pero su salud generalmente pone mayor resistencia frente al avance de la enfermedad y prolonga el tiempo de atención requerida.

«La primera ola afectaba a los mayores de 80, que eran más vulnerables y al tener poco resto físico, rápidamente se producía el deceso. Hoy, una persona de 45 años tiene mucho resto y las internaciones duran entre 25 y 30 días», detalló Mediavilla.

Alrededor del 70 por ciento de las camas ocupadas responde a infectados de coronavirus. El agravante en esta segunda ola es que las personas que se infectan registran una «cascada sintomatológica muy rápida» que hace que, apenas llegan a la guardia, rápidamente necesitan respirador. 

El cese de circulación en vehículos particulares a partir de las 20 tuvo su impacto en el escenario sanitario. Se vio reflejado en la circulación de ambulancias durante el horario nocturno. Bajaron los números de baleados, que no son pacientes covid pero ocupan camas de terapia intensiva.

Frente a este antecedente cercano, el director del Tercer Nivel dijo que en realidad «lo hay que ver no es la medida en sí, sino la aplicabilidad de las medidas». Al ser consultado por cuáles serían dichas medidas, el director de Tercer Nivel aclaró que «no le gustaría tener que estar en los zapatos del gobernador» porque «son decisiones que no son agradables y difíciles de tomar», pero indicó que «el problema es bien lineal: a mayor conglomerado; mayor contagio. Cualquier medida que se tome y tienda a cortar la circulación viral, a nosotros nos va a ayudar».

La limitaciones de la situación económica nacional y la falta de políticas redistributivas que pongan dinero en el bolsillo de la población pone en jaque toda medida de aislamiento que se quiera implementar. Es una realidad que las autoridades sanitarias asumen: «Es muy difícil decirle a alguien que tiene que llevar todos los días la comida a la casa que se quede encerrado y no salga. Si bien lo sanitario es muy importante, la sociedad también. Esto tiene que ser economía y salud. Por eso es tan difícil el lugar en el que está el gobernador, porque las medidas tienen que ser aplicables. Si vos necesitás salir para comer, no te vas a quedar en tu casa». 

Los equipos de salud tienen prefijado cómo actuar en una situación límite en la que dos pacientes requieran máxima atención médica y haya sólo un respirador disponible. Las vías de protocolo tienen una guía de clasificaciones en las que se evalúan la edad, las comorbilidades y las chances de vida. «Ninguna vale más que otra, pero tal vez entre un paciente de 90 años, con comorbilidades, hipertenso, y uno de 30 años sin comorbilidades, aparece esta clasificación. Es una situación extremadamente difícil porque los médicos estamos preparados para salvar vidas, no para dejarlas ir», explicó Mediavilla.

La directora del hospital Centenario, Claudia Perouch, también participó de la conferencia de prensa de este martes y aseguró que la capacidad operativa está al máximo. No hay margen para seguir incrementando camas e incorporando equipos, porque el principal limitante es la cantidad de personal preparado adecuadamente para la atención en la emergencia. Una problemática imposible de resolver de un día para el otro debido a la formación que requieren enfermeros y terapistas.

La directora del hospital Centenario, Claudia Perouch

«Necesitamos dejar de sobrecargar el sistema para poder dar respuesta, tanto en el sector público como en el privado» , acentuó, a la vez que señaló que el grupo etario que no sale a trabajar se preserva más y registra también menos contagios.