Se divorció antes de los 30 años y busca que el Estado cambie su situación civil a “soltera”

Una joven de Rosario tiene 33 años, se separó de común acuerdo de su pareja y, cansada de la etiqueta de “divorciada” en su estado civil, hizo una presentación formal para que la justicia autorice el cambio de su identificación en el registro a “soltera”.

La rosarina que reclama que se le restituya la soltería en su estado civil, Marcela Ramírez, es pionera en su pedido al Estado. En un documento presentado como recurso, denominado “sumaria información” presentado al juzgado de primera instancia en lo civil y comercial, en la décima nominación de Rosario a cargo del magistrado Mauro Bonato, la abogada solicitó la modificación en la inscripción en el Registro Civil, el Registro Nacional de las Personas y toda entidad que implique la necesidad de registrar su estado civil.

No es la primera vez que se presenta el recurso: un juzgado en primera instancia ya había rechazado la demanda sin argumentar la decisión del juez, por lo que tanto ella como su abogada presentaron el recurso nuevamente.

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En el recurso presentado ante la justicia, Ramírez contó que disolvió su matrimonio antes de cumplir los treinta años después de 11 años de un “próspero noviazgo” y haber contraído nupcias y construir un hogar: “Un día cercano al aniversario de bodas, por motivos íntimos, decidimos que la relación debía terminarse; no como un drama, no como una novela, no como un fracaso, sino como un ciclo que se termina”, expresó.

No obstante, para la joven la etiqueta de divorciada “se convirtió en un verdadero peso”, al punto de  no querer conocer a nadie “para evitar la presentación, el tener que responder preguntas realmente odiosas disparadas en tonos realmente odiosos”, acompañado a su vez de miradas de soslayo de parte de aquellas personas que se encontraban con la historia de Marcela.

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“Fue a raíz de lo narrado que comencé a cuestionarme por qué no podría jamás recuperar mi soltería. Soltería que nadie cuestiona, soltería de la que nadie desconfía, soltería que es, se ve y suena natural”, reflexionó la chica y apuntó que “si ya no existen elementos jurídicos que sustenten el vínculo encubierto detrás del ‘ser divorciados’, si se ha disociado el estado civil de los derechos económicos, parentales -que, además no es mi caso- y si no existe divorciado culpable, me pregunto y le pregunto al magistrado ¿por qué no puedo volver a ser soltera?” 

El exmarido de Ramírez no integró el pedido por cuestiones personales, pero la letrada apuntó que también estaba de acuerdo: “Lo interesante de este sentimiento compartido, es que refleja que es un movimiento plural, que podría beneficiar a toda la comunidad de divorciadas/divorciados, sin distinción de género”, añadió la chica.

El texto del reclamo entregado por la abogada de Ramírez, Tamara Altamirano expresa que “en las primeras Leyes de Divorcio, era imprescindible determinar quién era el culpable y/o qué derechos quedaban comprometidos entre los divorciados, y, además el divorcio influía en lo que era el régimen de la entonces llamada patria potestad y en los derechos económicos que subsistían entre los cónyuges. Hoy en día, mantener la etiqueta de “divorciado” (también aplicaría para tener que aclarar segundas, terceras, cuartas nupcias) toda la vida, no tiene razón de ser”.