Durante la tarde de este lunes se realizó un homenaje a Sandra Cabrera -referente sindical de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina- en la plaza que lleva su nombre, ubicada en Córdoba 3650, al cumplirse 16 años de su femicidio.

Cabrera, quien fue una ferviente denunciante de los abusos policiales cometidos contra las trabajadoras sexuales y una de las activistas que más movilizó para lograr la organización sindical de la actividad, fue asesinada un 27 de enero de 2004 de un balazo en la cabeza en un crimen aún impune, cuyo principal sospechoso -Diego Parvluczyk- fue sobreseído al quedar congelada la investigación.

La secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) a nivel nacional, Georgina Orellano, estuvo presente en el acto y dijo a Conclusión que Sandra es su «bandera de lucha» y que su caso es «emblemático».

Orellano indicó que Sandra fue «una de las primeras trabajadoras sexuales en organizarse en nuestro país y en denunciar lo que históricamente ha sucedido y muchas veces hemos callado, porque naturalizamos las distintas opresiones y violencias que padecemos por parte de las fuerzas de seguridad y por miedo a las represalias, al hostigamiento, a las amenazas y a los constantes abusos».

«Sandra se animó a denunciar lo que sucedía y lamentablemente sigue sucediendo en la ciudad de Rosario, el entramado y la corrupción policial que deja actividades clandestinas a merced de que ponga las reglas y las normas la policía», expuso Orellano.

En este sentido, agregó que durante los últimos años las trabajadoras sexuales continúan padeciendo violencia policial. «Hay compañeras a quienes las han subido al patrullero, que han estado 24 horas detenidas en la comisaría y no ha quedado nada sentado, todo quedó en la nada y no hay ningún registro de esas detenciones arbitrarias», denunció la líder de AMMAR.

Y agregó que la policía «quiere que no nos organicemos, que no hablemos de derechos, que no nos sindicalicemos y ahí viene la coima policial, el arreglar con la policía para trabajar de manera tranquila».

Consultada sobre cómo se puede hacer frente a esta situación, Orellano fue contundente: «Exigimos a nivel nacional el reconocimiento del trabajo sexual, el Estado tiene que estar presente con derechos y garantías para estar en un marco legal y salir de la clandestinidad».

Un repaso por la vida de Sandra

En el año 2000, según detalla ATE Rosario, Cabrera realizó su primera denuncia pública luego de ser golpeada por dueños de prostíbulos y patovicas de la zona de la Terminal de ómnibus de Rosario. Un año después se conformó AMAR, con Sandra como Secretaria General.

En el año 2003 AMMAR lanzó una campaña para la derogación de los Códigos Contravencionales que criminalizan el trabajo sexual. En Rosario, los artículos 83, 97 y 93 (prostitución escandalosa, travestismo y ofensa al pudor) del Código de Faltas fueron utilizados para detener, hostigar y cobrar coimas a las trabajadoras sexuales.

En abril de ese mismo año, Sandra Cabrera se entrevistó con el vicegobernador de Santa Fe, Marcelo Muniagurria, para solicitarle que apoye el proyecto de ley presentado por el diputado Eduardo Di Polina del Partido Socialista, que buscaba derogar los artículos del Código de Faltas que criminalizaban el trabajo sexual.

Cinco meses después, AMMAR Rosario denunció en los Tribunales de Santa Fe a los Jefes de la División Moralidad Pública de la policía por recibir dinero de boliches para impedir el trabajo de las mujeres en la calle y sacar del mercado a las competidoras, por amparar lugares de explotación sexual infantil y por cobro de coimas a las trabajadoras sexuales de la calle para no llevarlas presas.

A raíz de estas denuncias fueron desplazados de sus cargos el jefe Javier Pinati y el subjefe Walter Miranda. La denuncia es firmada por tres integrantes de AMMAR Rosario, entre ellas, Sandra Cabrera.

Durante este período, Sandra acompañó a muchas trabajadoras sexuales a realizar denuncias de violencia policial y, a la par, recibió constantes amenazas que ponían en riesgo su integridad física y la de su hija.

El 27 de enero de 2004, a los 32 años de edad, Sandra Cabrera -entonces secretaria general de AMMAR Rosario- es asesinada de un balazo en la nuca a pocas cuadras de su casa y de su parada en la zona de la Terminal de ómnibus Mariano Moreno.

Lo que vino después

La investigación del asesinato recayó en el juez Carlos Carbone y AMMAR no pudo ser querellante de la causa, porque el Código Procesal Penal santafesino impide que los representantes de la víctima actúen como querellantes.

Luego de tomar 116 declaraciones testimoniales, 25 informativas y la indagatoria al policía federal de la División Drogas Peligrosas, Diego Victor Parvluczyk -quien no sólo se contradijo, sino que fue visto por testigos con Cabrera en la madrugada del 27 de enero-, el juez Carlos Carbone consideró que había elementos para llevarlo a juicio y dictó el procesamiento del policía por el delito de “homicidio calificado con alevosía”.

No obstante, la Cámara de Apelaciones en lo Penal -integrada por Ernesto Pangia, Alberto Bernardini y Eduardo Sorrentino- dejó sin efecto el procesamiento por considerar que los elementos de prueba “no eran suficientes”.

En tanto, el abogado defensor de Parvluczyk pidió la recusación del juez por “imparcialidad” y la Cámara de Apelaciones dio lugar al pedido y Carbone fue separado de la causa.

El caso pasó a manos del juez de instrucción Alfredo Ivaldi Artacho, quien se escuda en la “falta de infraestructura” para no avanzar en la investigación.

La investigación quedó congelada y, finalmente, el 22 de noviembre de 2007 Parvluczyk  fue sobreseído bajo el argumento de que “no se incorporaron nuevas pruebas en la prórroga del plazo investigativo planteado una vez que el uniformado recibió la falta de mérito”. Aunque formalmente la causa no está cerrada, la investigación está detenida de hecho desde diciembre de 2004.