LUNES, 02 DE DIC

Rosarinos estudian un compuesto de la soja que actúa contra la Salmonella

Los investigadores remarcan la importancia de poder obtener la levoglucosenona de un producto como la cascarilla de soja que, generalmente,  es considerado un desecho, y  tiene un costo muy bajo.

La Salmonella es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas y en algunos casos puede ser mortal. Investigadores del Instituto de Química Rosario; el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario y el Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario comprobaron que un compuesto denominado levoglucosenona, que puede extraerse de la cascarilla de soja, es capaz de matar a la bacteria Salmonella.

Un estudio interdisciplinario llevado adelante por investigadores del Instituto de Química Rosario (Iquir, Conicet/UNR), el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, Conicet/UNR) y el Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario (Iidefar, Conicet/UNR)  comprobó que un compuesto denominado levoglucosenona que puede extraerse de la cascarilla de soja es capaz de matar a la bacteria Salmonella. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Industrial Crops and Products

Según la Organización Mundial de la Salud, la Salmonella es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas y si bien la mayoría de los casos de salmonelosis son leves, algunas veces pueden ser mortales.

El equipo del Iquir, liderado por el doctor Rolando Spanevello, obtuvo la levoglucosenona de la cascarilla de soja a través de un método llamado pirólisis que consiste en someter el material a altas temperaturas en ausencia de oxígeno para evitar su combustión. Como resultado de este proceso se obtiene un bioaceite conformado por una mezcla compleja de compuestos.

“Analizamos el bioaceite a través de los métodos biológicos que desarrolló el grupo de Eleonora García Véscovi del IBR y el de Ricardo Furlán del Iidefar pensando que podíamos encontrar algunos componentes bioactivos sin saber cuáles podrían ser”, indicó Spanevello y agregó “la sorpresa fue que el componente mayoritario que obteníamos de la pirólisis, la levoglucosenona, era el compuesto bioactivo”.

García Véscovi explicó que la metodología que desarrollaron permite identificar en un conjunto de compuestos, como el bioaceite, cuál es bioactivo enfrentándolo con la bacteria patógena en estudio para que sea ésta la que seleccione el agente capaz de afectarla. Luego, para aislar la molécula que tiene actividad el conjunto de compuestos pasa por sucesivos fraccionamientos. En una etapa posterior, los investigadores trabajan con la estructura del compuesto identificado modificando algunas partes de la molécula para descubrir cuál es el sitio responsable de la actividad.

“Tenemos, además,  una manera de detectar si la bacteria está afectada en sus mecanismos de patogenicidad o en su viabilidad, es decir, en su sobrevida”, señaló la investigadora y afirmó que, en este caso, la levoglucosenona  actúa de la segunda manera, matando a la bacteria.

Los investigadores remarcan la importancia de poder obtener la levoglucosenona de un producto como la cascarilla de soja que, generalmente,  es considerado un desecho, es abundante en la región y  tiene un costo muy bajo.

“Hay una preocupación mundial muy grande por el potencial agotamiento de las fuentes fósiles asociada a las energías, pero también es necesario recordar que los recursos fósiles son una fuente sumamente importante para la industria química”, sostuvo la doctora Alejandra Suárez, miembro del grupo del IQUIR, y agregó “los químicos estamos muy compenetrados en encontrar fuentes alternativas de productos químicos que sean sustentables y económicas”.

Trabajo interdisciplinario

El doctor Germán Giri, actualmente Becario Post-doctoral en IBR, que realizó este trabajo como becario del Iquir, destacó la importancia del trabajo interdisciplinario que fue necesario para llevar adelante este estudio. “Fue un desafío interactuar con grupos de otras áreas, pero logramos establecer un intercambio constante con el que fuimos acostumbrándonos a entendernos mejor”, indicó Giri.

“Creo que de ahora en adelante esta interdisciplinariedad se va a seguir potenciando porque los químicos podrán hacer modificaciones en el compuesto y nosotros, probar cuál es la reacción de la bacteria en un ida y vuelta hasta lograr optimizar la acción de estos derivados”, aseguró el doctor Gastón Viarengo, becario en el IBR.

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