Por Alejandro Maidana

«Es una lucha sistemática que viene de larga data», sostienen desde el sector de pescadores artesanales de nuestra ciudad. Concretamente, afirman que se trata de desterrar a los pescadores que moran frente a la ciudad de Rosario y de aquellos que provienen de otros arrabales. El reclamo es tan concreto como preocupante, ya que denuncian la quita de todos los espejos de agua donde podían desarrollar sus actividades, enmarcando el del acceso al arroyo Ludueña como el último que queda en pie.

Este mencionado y castigado espejo de agua, significa un lugar donde la familia pescadora pueda arrimar sus embarcaciones con distintos productos, realizar sus compras o sencillamente lograr el acercamiento a la costa de quienes hayan padecido algún accidente o estén transitando alguna enfermedad que merece un cuidado especial. En definitiva, le han ido cercenando de manera sistemática el acceso libre a la costa del río a lo largo de las últimas décadas.

En Rosario hay 421 pescadores empadronados y con sus respectivos carnets de pesca. Muchísimas familias que se han quedado sin costas, sin absolutamente nada ante el avance privatista de las mismas. Gracias a un encomiable trabajo realizado por el Taller Ecologista de Rosario, un informe arrojó que, a lo largo de 40 km, el 75% de las costas se encuentra en manos de capitales privados.

El área de estudio comprendió las localidades de Timbúes, Puerto General San Martín, San Lorenzo, Fray Luis Beltrán y Capitán Bermúdez en el departamento San Lorenzo, y Granadero Baigorria del departamento Rosario, todas ellas ubicadas sobre la costa a lo largo del Río Paraná en la provincia de Santa Fe.

Uno de los principales escollos con los que deben enfrentarse los pescadores, es con la imposibilidad de contar con un espacio donde puedan desarrollar sus actividades. Por ello, el único sitio que queda, a duras penas y en absoluta soledad, es el que tienen por decreto y por ordenanza, la Cooperativa de Pescadores Siglo XX. “Es preciso destacar que tanto el decreto como la ordenanza, no son reconocidos por la municipalidad de Rosario. Por otra parte, contamos con el decreto de traslado de la Florida a la Arroyo Ludueña por intermedio del intendente de aquel momento, el doctor Horacio Usandizaga. Decreto que contemplaba que después de dos años íbamos a ser reubicados en un lugar definitivo. Cosa que nunca ocurrió”, sostuvo en dialogo con Conclusión el presidente de la cooperativa Osvaldo Lovato.

Una larga y espinosa historia de resistencias y reclamos. Un camino donde la disputa por el acceso al río donde la opulencia del sector privado se impuso por sobre los derechos de una actividad tan artesanal como sufrida. “En su momento fue el ingeniero Miguel Lifschitz quién impulsó la licitación del lugar, allí la empresa beneficiada fue la empresa constructora OBRING, pero cometieron un error, cuando se hizo el relevamiento por parte de concesiones, la señora Hilda Gontín no contempló la existencia y los derechos de la cooperativa. Es decir, licitaron el predio del Arroyo Ludueña, el Parque Recreativo Ludueña, con una cooperativa dentro”.

Con la entereza y rudeza que caracteriza a un hombre de río, el pescador y presidente de la Cooperativa, no titubea en el momento de caracterizar lo que vienen padeciendo. “Estimamos que deben pensar que somos intrusos, nos han tratado como tales, nos han amenazado, nos siguen amenazando hasta el día de hoy distintos funcionarios y hasta el mismo ganador de la licitación, la empresa Obring. Nosotros pretendemos solamente que se nos reconozca como pescadores, porque para eso estamos empadronados en la provincia de Santa Fe, por ello es que la cooperativa tiene matrícula nacional y provincial. Es una cooperativa que su documentación, en su totalidad, no tiene ningún tipo de falla, está en perfecto estado, pero la municipalidad no lo reconoce”.

Nansen y Arturo Frondizi, es la referencia exacta para graficar la presencia de este espacio laboral donde confluyen distintas familias de pescadores que resisten distintos embates. “En los últimos días se instalaron pretiles que hicieron que quedemos directamente encerrados, ya no nos dejan bajar la mercadería ni tampoco venderla, tenemos que hacerlo en la calle, literalmente en la calle. Por eso hoy un grupo de pescadores han decidido ir a hablar al Instituto de Alimento, hablaron con Susana Dueñas, que es la directora general del Instituto. Cabe destacar que la misma se vio sorprendida porque nadie de la municipalidad le avisó de lo que iban a ejecutar en Nansen y Arroyo Ludueña. El accionar es muy claro, se favorece explícitamente a la empresa OBRING, pero se encargan de hablar no muy bien de los trabajadores del río”.

Osvaldo Lovato insiste en que todo lo que se ha impulsado en la zona, fue hecho de manera irregular. “Tanto los galpones de la empresa OBRING se levantaron sin el impacto ambiental que los habilite, esto es gravísimo, pero sin embargo lo hicieron. La orfandad a la que estamos expuestos en este justo y legal reclamo, es conmovedora. Por último, recalcar que la directora del Instituto del Alimento Susana Dueñas, se ha comprometido en los próximos días a en el lugar con algunos inspectores a verificar y preguntarle a su área dentro de la municipalidad por qué no avisaron de esto que estaba ocurriendo a espaldas nada más y nada menos, que, del Instituto del Alimento, que es donde se manipula, se trabaja y se procesa el pescado”.

Decreto 2066 by Conclusión Diario Digital