Por Marina Vidal

El momento de ir a pagar los impuestos en el mes de febrero generó a los rosarinos más de un dolor de cabeza. Los desmesurados porcentajes de aumentos que se vieron reflejados en las tarifas de Luz y Agua parecen no tener relación con la calidad de los servicios que brinda cada empresa. Es que aumentar casi un 50 por ciento deriva en una inevitable impotencia del consumidor que no sólo debe abonar sí o sí antes de una determinada fecha para que no le corten el suministro, sino que además sabe que éste, es muy poco eficaz y en muchos casos no cuentan con él.

Para muchos vecinos, resulta irrisorio que se aumente el agua un 48 por ciento con fines de “mejorar el servicio”, y haya cantidad de barrios de Rosario que no tengan agua potable. No son pocos los usuarios que sostienen que es ridículo que se impongan aumentos en la tarifa de la luz, cuando apenas sube la temperatura o hay tormentas y se corta el suministro en toda la ciudad.

A partir de febrero, empezó a regir el aumento de entre 30 y 48 por ciento en la tarifa de la Empresa Provincial de la Energía (EPE). La suba, que se percibirá en las facturas que vencen en abril, se debe al alza de la energía mayorista que autorizó el gobierno nacional en torno al 350 por ciento. Cabe recordar que en diciembre de 2015, la EPE ya había elevado sus tarifas en un 26,9 por ciento por el contexto inflacionario.

Así, para el 80 por ciento de los clientes (de la compañía santafesina), que consume unos 400 kwt, el aumento se midió en 45 por ciento.

La realidad es que a pesar de que el aumento no sea para todos iguales (para un usuario residencial con un consumo bimestral la suba será de unos 250 pesos en la factura bimestral que vence en abril y de de 12 pesos por mes para los 80.000 beneficiarios de la tarifa social), el servicio cuenta con falencias que son de público conocimiento.

Sin embargo, los dolores de cabeza no los genera sólo el aumento de la luz. La tarifa de agua se vino picante y quedó reflejado en el impuesto, la primera etapa del aumento que Aguas Santafesinas (Assa) que finalizará en un 48 por ciento de suba este año.

Para dejar clarificado con un ejemplo, quién pagó en el período 1 de 2016 un monto de 322 pesos por ejemplo, en la zona céntrica,  el segundo período el monto fue de 405 pesos; es decir, cuatro puntos por arriba de lo establecido por el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress).

Cabe aclarar que el alza en la boleta de Aguas será desdoblada y no acumulativa, como había propuesto el directorio de la firma sanitaria estatal (Enress): 26 por ciento a partir del segundo bimestre, otro 11 por ciento desde el tercer bimestre y un 11 adicional para el cuarto.

Lo curioso es que estos aumentos, poco se podrán ver reflejados en la ampliación del servicio para lograr que todos los barrios de Rosario cuenten con agua potable. En realidad, en la factura uno de los ítems resalta el cobro de un plus por desagüe pluvial. Ahora bien, la pregunta es: ¿cuando llueve, por qué se inunda la ciudad? ¿Las remodelaciones o acondicionamiento de los desagües no están ya  pagas por los ciudadanos?

A lo dicho anteriormente, se le suma el aumento del impuesto inmobiliario que va de un 30 a 50 por ciento, el del TGI (30 por ciento) y la suba en las tarifas de patente y automotor.

La mirada de Cesyac 

En diálogo con Conclusión, el titular del Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac), Juan Marcos Aviano, sostuvo que «no hay relación entre lo que los usuarios pagan en sus tarifas con el servicio que se brinda».

«En el caso de Aguas Santafesinos, se sabe que todos los indicadores de gestión de la empresa, no son de lo mejor, el tiempo que tardan en resolver los conflictos de los ciudadanos, tampoco», manifestó Aviano.

Y agregó: «En el caso de la EPE, sabemos que Santa Fe tienen una de las tarifas más caras del país. Es una empresa en la cual no hay canal de contacto que facilite las necesidades de los clientes.

Consultado por el modo que deberían actuar los usuarios que sufren las falencias de los servicios, el titular del Cesyac detalló que en ambos casos lo primero que el ciudadano debe apelar es a informarse si su condición socio-económica lo incluye en contar con una tarifa social, y así pagar menos.

«Con respecto a la empresa de Aguas, los consumidores deben saber que si por ejemplo, cuentan con baja presión, o mi medidor de agua indica un nivel de 7 milímetros cúbicos como mínimo, no tengo porque pagar como si tuviese un nivel mayor. Por lo cual deben reclamar a la empresa la correspondiente reducción de tarifa; denunciar lo que sucede para que la cuadrilla se dirija al domicilio, mida la presión y puedan cobrarle en relación a la presión de agua con la que cuenta la vivienda», detalló.

En tanto, el referente del Cesyac resaltó la necesidad de concientizar y ser responsable del ahorro energético y del cuidado del agua. «Es fundamental. Si bien no hay relación entre lo que paga el usuario y la calidad de la prestación, también existen aquellos que dejan todo el día el aire acondicionado prendido, o el televisor, o lavan el auto y dejan abierta la manguera continuamente e innecesariamente, entre muchos otros ejemplos. Por eso, es importante resaltar que el usuario es responsable del consumo racional de ambos servicios», concluyó.